Cuando The Animals’ Agenda dejó de publicarse en el 2002, Satya pasó a ser la principal revista del movimiento neobienestarista, promoviendo la fantasía de que la reforma incremental bienestarista podía ofrecer una protección significativa a los intereses de los animales, y haciendo de cuenta que no había ningún conflicto inherente entre el abordaje abolicionista y el bienestarista en la ética animal.
Y ahora, Satya tomó el mismo rumbo de The Animals’ Agenda y también dejó de publicarse con la edición de Junio/Julio del 2007. Aunque en su año final, Satya había dedicado algunas de sus páginas a criticar el enfoque reformista, que hoy está más fuerte que nunca, Satya continuó siendo hasta el mismo final, en términos generales, una revista que abrazaba el enfoque bienestarista.
Sinceramente deseo lo major para Beth Gould, Cat Clyne, Martin Rowe y toda la gente de Satya. Sólo que estoy triste cuando pienso en lo que Satya podría haber hecho si hubiera sido una voz clara en defensa de la abolición de la explotación animal, en vez de desmoronar bajo el peso de un impulso incoherente y arrasador que tanta “gente animalista” siente, de “hacer algo” acerca del sufrimiento animal sin una teoría de cómo puede ocurrir este cambio.
En su carta de despedida, Beth Gould, la editora de Satya, afirma que la revista fue diseñada como un foro “para cambiar las mentes usando la no-violencia.” Gould continúa:
Y ahora, Satya tomó el mismo rumbo de The Animals’ Agenda y también dejó de publicarse con la edición de Junio/Julio del 2007. Aunque en su año final, Satya había dedicado algunas de sus páginas a criticar el enfoque reformista, que hoy está más fuerte que nunca, Satya continuó siendo hasta el mismo final, en términos generales, una revista que abrazaba el enfoque bienestarista.
Sinceramente deseo lo major para Beth Gould, Cat Clyne, Martin Rowe y toda la gente de Satya. Sólo que estoy triste cuando pienso en lo que Satya podría haber hecho si hubiera sido una voz clara en defensa de la abolición de la explotación animal, en vez de desmoronar bajo el peso de un impulso incoherente y arrasador que tanta “gente animalista” siente, de “hacer algo” acerca del sufrimiento animal sin una teoría de cómo puede ocurrir este cambio.
En su carta de despedida, Beth Gould, la editora de Satya, afirma que la revista fue diseñada como un foro “para cambiar las mentes usando la no-violencia.” Gould continúa:
«Es difícil mantener tales ideales cuando abunda la evidencia de la crueldad. Es tentador luchar, tomar las armas y discutir, especialmente cuando las victorias tangibles son tan escasas. Hoy mueren más animales, innecesariamente, dolosamente, que hace 13 años, cuando salió el primer número de nuestra revista. Nuestro movimiento estás más fracturado. Hay más gente dispuesta a pasar su tiempo discutiendo acerca de la teoría que creando un cambio positivo. Pero también hay más gente como nosotros que nunca. Más gente dispuesta a hacerse oír, cada día, contra la injusticia.»
Tengo varias respuestas a las observaciones de Gould:
Primero; la violencia nunca es una respuesta apropiada al problema de la explotación animal. Los defensores de los animales deberían ver al movimiento de los derechos animales como una extensión del movimiento por la paz. Sí, al presente hay mucha violencia hacia los animales. En los días de hoy, hay mucha violencia en el mundo, de un modo general. Hay más racismo, machismo y homofobia de la que jamás hubo. Una cosa de la que tengo certeza es de que más violencia no resultará en menos violencia. Todos deberíamos rechazar la violencia. La violencia sólo conduce a más violencia, tal como el presente estado del mundo tan tristemente lo demuestra.
Segundo; Gould necesita preguntarse porqué las victorias “son tan escasas,” porqué las cosas están peores de lo que estaban hace 13 años, cuando Satya comenzó a ser publicada. Tal vez ella encuentra la respuesta en las páginas de la misma Satya, que promovió obstinadamente las reformas bienestaristas como una respuesta al problema de la explotación animal. Las victorias son escasas porque el bienestar animal simplemente no funciona. De un modo general, el bienestar animal sólo protege los intereses de los animales si es económicamente ventajoso proteger tales intereses. Esto asegura que toda victoria acabe siendo insignificante. Y los últimos doce años son una prueba indubitable de que el bienestar animal hace poco más que tornar más eficiente a la explotación animal.
Tercero; Gould se queja de que “hay más gente dispuesta a pasar su tiempo discutiendo acerca de la teoría que creando un cambio positivo.” Esto es curioso, por decir lo menos. Gould, como muchos defensores de los animales, no parecen entender que para identificar un cambio que sea “positivo”, precisamos una teoría. ¿Cómo vamos a saber si debemos hacer campañas por huevos de gallinas “libres de jaulas” o promover varios programas de etiquetado “humanitario” sin una teoría para identificar si esas cosas constituyen un “cambio positivo”?
El movimiento animalista nunca tuvo una discusión abierta y sólida sobre la teoría. Concuerdo con Gould en cuanto al hecho de que nuestro discurso debería evitar la “rabia” y la “recriminación,” pero disiento con ella en que podemos identificar un “cambio positivo” en ausencia de una teoría. Y el movimiento no está “más fracturado.” El problema es que está más homogéneo que lo que nunca ha sido.
Cuarto, Gould dice: “Pero también hay más gente como nosotros que nunca. Más gente dispuesta a hacerse oír, cada día, contra la injusticia.”
Esto suena bien, pero ¿qué significa? Si Gould quiere decir que hay muchas personas que se preocupan por los animales, está en lo correcto, ¿pero con eso qué? Ha habido un buen número de personas preocupadas por los animales desde hace varios siglos.
Pero preocupación, sea lo que sea que esto signifique, no es suficiente.
El movimiento animalista nunca hará ninguna diferencia hasta que explícitamente abrace el veganismo como su línea de base moral inequívoca y rechace la noción de que podemos cumplir nuestras obligaciones morales con los animales siendo “omnívoros conscientes”.
Tornarse vegano es la única cosa abolicionista que cada uno de nosotros puede hacer hoy. Ya mismo. El veganismo es la única respuesta coherente a la cuestión de la explotación animal, y el veganismo también trata, de modo relevante y productivo, las cuestiones ligadas a la salud humana y a la degradación ambiental. El veganismo es una parte central del enfoque no violento de la vida. Cada persona que se torna vegana representa una “victoria” verdadera, y si concentráramos nuestros esfuerzos en la educación vegana clara e inequívoca, las “victorias” serían mucho menos “escasas”.
Primero; la violencia nunca es una respuesta apropiada al problema de la explotación animal. Los defensores de los animales deberían ver al movimiento de los derechos animales como una extensión del movimiento por la paz. Sí, al presente hay mucha violencia hacia los animales. En los días de hoy, hay mucha violencia en el mundo, de un modo general. Hay más racismo, machismo y homofobia de la que jamás hubo. Una cosa de la que tengo certeza es de que más violencia no resultará en menos violencia. Todos deberíamos rechazar la violencia. La violencia sólo conduce a más violencia, tal como el presente estado del mundo tan tristemente lo demuestra.
Segundo; Gould necesita preguntarse porqué las victorias “son tan escasas,” porqué las cosas están peores de lo que estaban hace 13 años, cuando Satya comenzó a ser publicada. Tal vez ella encuentra la respuesta en las páginas de la misma Satya, que promovió obstinadamente las reformas bienestaristas como una respuesta al problema de la explotación animal. Las victorias son escasas porque el bienestar animal simplemente no funciona. De un modo general, el bienestar animal sólo protege los intereses de los animales si es económicamente ventajoso proteger tales intereses. Esto asegura que toda victoria acabe siendo insignificante. Y los últimos doce años son una prueba indubitable de que el bienestar animal hace poco más que tornar más eficiente a la explotación animal.
Tercero; Gould se queja de que “hay más gente dispuesta a pasar su tiempo discutiendo acerca de la teoría que creando un cambio positivo.” Esto es curioso, por decir lo menos. Gould, como muchos defensores de los animales, no parecen entender que para identificar un cambio que sea “positivo”, precisamos una teoría. ¿Cómo vamos a saber si debemos hacer campañas por huevos de gallinas “libres de jaulas” o promover varios programas de etiquetado “humanitario” sin una teoría para identificar si esas cosas constituyen un “cambio positivo”?
El movimiento animalista nunca tuvo una discusión abierta y sólida sobre la teoría. Concuerdo con Gould en cuanto al hecho de que nuestro discurso debería evitar la “rabia” y la “recriminación,” pero disiento con ella en que podemos identificar un “cambio positivo” en ausencia de una teoría. Y el movimiento no está “más fracturado.” El problema es que está más homogéneo que lo que nunca ha sido.
Cuarto, Gould dice: “Pero también hay más gente como nosotros que nunca. Más gente dispuesta a hacerse oír, cada día, contra la injusticia.”
Esto suena bien, pero ¿qué significa? Si Gould quiere decir que hay muchas personas que se preocupan por los animales, está en lo correcto, ¿pero con eso qué? Ha habido un buen número de personas preocupadas por los animales desde hace varios siglos.
Pero preocupación, sea lo que sea que esto signifique, no es suficiente.
El movimiento animalista nunca hará ninguna diferencia hasta que explícitamente abrace el veganismo como su línea de base moral inequívoca y rechace la noción de que podemos cumplir nuestras obligaciones morales con los animales siendo “omnívoros conscientes”.
Tornarse vegano es la única cosa abolicionista que cada uno de nosotros puede hacer hoy. Ya mismo. El veganismo es la única respuesta coherente a la cuestión de la explotación animal, y el veganismo también trata, de modo relevante y productivo, las cuestiones ligadas a la salud humana y a la degradación ambiental. El veganismo es una parte central del enfoque no violento de la vida. Cada persona que se torna vegana representa una “victoria” verdadera, y si concentráramos nuestros esfuerzos en la educación vegana clara e inequívoca, las “victorias” serían mucho menos “escasas”.