Un artículo reciente de la BBC News Magazine [Revista de Noticias de la BBC] acaba de atrapar mi atención. Cita a la maestra de escuela Rachael Deacon: “Pago un mayor precio para comprar comida más saludable. No quiero que se mate a mis animales de un modo horrible o que vivan una vida horrible.” Dejando de lado que Ms. Deacon piense que existe algo tal como un matadero que no sea horrible, ¿su preocupación general es un caso de éxito para los defensores de animales que promueven la carne “feliz” como un paso progresivo en el camino hacia un mundo con menos sufrimiento y muerte?
No. Ella fue vegetariana por 10 años, pero ahora ha vuelto a comer carne.
Deacon es una “omnívora consciente”, que ilustra el problema con el enfoque de la carne “feliz” que ha dado alcance al movimiento animalista. Las grandes corporaciones bienestaristas han creado etiquetas, tales como la de Certified Humane Raised & Handled [Certificado de Cría y Manejo Humanitario] y la etiqueta Freedom Food, para hacer que los consumidores se sientan mejor comiendo animales que han sido criados y matados de maneras en que, si se aplicaran a los humanos, serían consideradas, sin duda alguna, constituyendo un caso de tortura. Los defensores de animales premian a los diseñadores de mataderos y elogian públicamente a las cadenas de supermercados que venden cadáveres supuestamente criados y matados “humanitariamente” y otros productos animales “felices”-
Este enfoque no conduce a la gente, progresivamente, en la dirección correcta. Por el contrario, les da una razón para justificar la vuelta hacia atrás. Focaliza en el tratamiento del animal más que en el uso del animal y engaña a la gente al hacerle pensar que las regulaciones bienestaristas resultan de hecho en una protección significativa para los animales.
No. Ella fue vegetariana por 10 años, pero ahora ha vuelto a comer carne.
Deacon es una “omnívora consciente”, que ilustra el problema con el enfoque de la carne “feliz” que ha dado alcance al movimiento animalista. Las grandes corporaciones bienestaristas han creado etiquetas, tales como la de Certified Humane Raised & Handled [Certificado de Cría y Manejo Humanitario] y la etiqueta Freedom Food, para hacer que los consumidores se sientan mejor comiendo animales que han sido criados y matados de maneras en que, si se aplicaran a los humanos, serían consideradas, sin duda alguna, constituyendo un caso de tortura. Los defensores de animales premian a los diseñadores de mataderos y elogian públicamente a las cadenas de supermercados que venden cadáveres supuestamente criados y matados “humanitariamente” y otros productos animales “felices”-
Este enfoque no conduce a la gente, progresivamente, en la dirección correcta. Por el contrario, les da una razón para justificar la vuelta hacia atrás. Focaliza en el tratamiento del animal más que en el uso del animal y engaña a la gente al hacerle pensar que las regulaciones bienestaristas resultan de hecho en una protección significativa para los animales.
El artículo de la BBC “Some sausages are more equal than others,” [Algunas salchichas son más iguales que otras.”] ilustra aún más este problema. La reportera, Megan Lane, nos dice que fue vegetariana durante 14 años, pero que ha “comenzado a comer carne nuevamente, pero solo carne proveniente de animales que han disfrutado de una vida feliz antes de ser matados” Ella dice que cuando se hizo vegetariana, “la carne orgánica y de campo libre” no se conseguía fácilmente, como es ahora.
Lane describe la compra de carne orgánica y la de animales criados en campo libre como un “sector de mercado, cuyos productos son adquiridos típicamente por aquéllos que deciden malgastar dinero para solucionar un problema.” Ella nota que las ventas de carne “feliz” han subido un 14% en el último año en el Reino Unido pero que aún suman solo el 1,4% de las ventas de carne roja.
Cita a Chris Lamb de la Meat and Livestock Commission [Comisión de Carne y Ganado], quien dice que “si hay alguien que es vegetariano por razones éticas, el hecho de que ahora hay negocios que venden productos orgánicos y provenientes de animales criados al aire libre que hace lucir a toda la cosa lucir más aceptable, les da a ellos un punto de acceso más fácil de regreso.”
Lane cita también que un vocero de la Asociación Vegetariana, quien reconoce que los animales de producción orgánica y en campo libre también son matados, pero que manifiesta que “muchos de los tres millones de vegetarianos del Reino Unido dejaron de comer carne debido a la crueldad y las prácticas deficientes implicadas en la granja industrial.” La Sociedad Vegetariana declara: “No estamos criticando los métodos más responsables empleados por los granjeros orgánicos para ganarse la vida.” La historia prosiguió con comentarios de lectores, muchos de los cuales exaltaron las virtudes de la carne “criada éticamente”.
¿No es precisamente un poco irónico que un representante de la Comisión de Carne y Ganado entienda perfectamente lo que está pasando aquí? La carne “feliz” hace a “la cosa toda lucir más aceptable.” La carne “feliz” significa más comedores de carne y más animales matados. ¿Por qué los defensores de los animales no lo ven? Es realmente muy simple.
El artículo de Lane refleja la realidad de que promover carne “feliz” no está llevando a la gente en una dirección positiva. Verdaderamente, todo lo que esto está logrando es hacer que los pocos privilegiados que pueden afrontar el gasto de comprar carne orgánica en negocios más caros. se sientan moralmente superiores, y ofrecer, a muchos, una excusa para volver a comer carne y otros productos animales.
Y no es solo el artículo de Lane que provee evidencia del retroceso causado por el movimiento de la carne “feliz.” En un artículo en Meatingplace, una revista de la industria cárnica cita a la prominente nutricionista Marion Nestle: “Aún por mucho tiempo, los vegetarianos comprometidos y de larga data, están comiendo carne porque la industria respondió a las condiciones que ellos más objetaban. Esto presenta una mayor oportunidad de crecimiento, porque los consumidores pagarán más por estos productos.”
En otro artículo reciente, nos cuentan acerca de María Humel, quien “tiene una debilidad por los animales –y por los chicos que piden pollo a la parmesana y dedos de pollo.” Humel hace las compras en un negocio que vende productos cárnicos rotulados con el Certified Humane [Certificado de Producto Humanitario], por la Humane Farm Animal Care [Cuidado de Granja Animal Humanitaria] y sus socios de la Humane Society of the United States (HSUS) [Sociedad Humana de los EE. UU.], la American Society for the Prevention of Cruelty to Animals (ASPCA) [Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales], Animal People, [Gente por los Animales] y otras. El sello de Certified Humane “ayuda a equilibrar su compasión con el consumo de los chicos.” Humel explica: “Eso es muy importante para mí porque yo realmente debería ser vegetariana.” En otras palabras, ella debería ser vegetariana si los “grupos de derechos animales que crearon la etiqueta”, no estuvieran ahí para poner un sello de aprobación en su consumo de productos animales.
¿No es precisamente un poco irónico que un representante de la Comisión de Carne y Ganado entienda perfectamente lo que está pasando aquí? La carne “feliz” hace a “la cosa toda lucir más aceptable.” La carne “feliz” significa más comedores de carne y más animales matados. ¿Por qué los defensores de los animales no lo ven? Es realmente muy simple.
El artículo de Lane refleja la realidad de que promover carne “feliz” no está llevando a la gente en una dirección positiva. Verdaderamente, todo lo que esto está logrando es hacer que los pocos privilegiados que pueden afrontar el gasto de comprar carne orgánica en negocios más caros. se sientan moralmente superiores, y ofrecer, a muchos, una excusa para volver a comer carne y otros productos animales.
Y no es solo el artículo de Lane que provee evidencia del retroceso causado por el movimiento de la carne “feliz.” En un artículo en Meatingplace, una revista de la industria cárnica cita a la prominente nutricionista Marion Nestle: “Aún por mucho tiempo, los vegetarianos comprometidos y de larga data, están comiendo carne porque la industria respondió a las condiciones que ellos más objetaban. Esto presenta una mayor oportunidad de crecimiento, porque los consumidores pagarán más por estos productos.”
En otro artículo reciente, nos cuentan acerca de María Humel, quien “tiene una debilidad por los animales –y por los chicos que piden pollo a la parmesana y dedos de pollo.” Humel hace las compras en un negocio que vende productos cárnicos rotulados con el Certified Humane [Certificado de Producto Humanitario], por la Humane Farm Animal Care [Cuidado de Granja Animal Humanitaria] y sus socios de la Humane Society of the United States (HSUS) [Sociedad Humana de los EE. UU.], la American Society for the Prevention of Cruelty to Animals (ASPCA) [Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales], Animal People, [Gente por los Animales] y otras. El sello de Certified Humane “ayuda a equilibrar su compasión con el consumo de los chicos.” Humel explica: “Eso es muy importante para mí porque yo realmente debería ser vegetariana.” En otras palabras, ella debería ser vegetariana si los “grupos de derechos animales que crearon la etiqueta”, no estuvieran ahí para poner un sello de aprobación en su consumo de productos animales.
En el mismo artículo, el Gerente General de D’Agostino’s, una cadena de supermercados de Nueva York, dice que “las ventas de algunos de sus productos han subido desde que la compañía comenzó a promover el logo de ‘certificado humanitario’ dos años atrás. El negocio vende más de 35 alimentos con certificado humanitario, incluyendo yogurt, leche, pollo, manteca, huevos, cerdo y ternera –una carne cuyas ventas han subido más del 25% desde que los negocios comenzaron a venderla con la etiqueta.”
Es claro que el movimiento de la carne/productos animales “felices” no está llevando, progresivamente, al veganismo: está incentivando el consumo de animales por gente que creyó en la insensatez de que podemos “consumir con conciencia”
¿Estos “omnívoros conscientes” realmente piensan que la regulación del bienestar animal está haciendo una diferencia verdadera y palpable en las vidas de estos animales? Si así fuera, se están engañando. No hay ninguna diferencia significativa entre los productos animales producidos convencionalmente y los productos animales de cría en campo libre, orgánicos, o “criados humanitariamente”, excepto que los últimos dejan más ganancias en los bolsillos de las corporaciones.
Para una detalla información sobre este tema, ver "The Free-Range Myth" en el sitio web de The Peaceful Prairie, un santuario animal abolicionista que tiene una posición tomada sobre la carne y los productos animales “felices”.
El mito de la "cría al aire libre" consiste en dos presentaciones –una que explica cómo los huevos de gallinas provenientes de campo libre no son mejores que los huevos de gallinas en jaulas en baterías y uno que explica porqué la crianza en granja “humanitaria” es un oxímoron.
Recomiendo muchísimo estos dos folletos a los defensores de animales que quieran tener buen material educativo vegano/abolicionista; son excelentes y dejan en claro que no hay tal cosa como consumo moralmente aceptable de cuerpos animales o sus productos. El mito del "criados en libertad" y otros materiales que Peaceful Prairie tiene disponible para bajar desde Internet, provee ejemplos excelentes de lo que quiero decir cuando hablo de educación vegana/abolicionista creativa.
El mito de la "cría al aire libre" consiste en dos presentaciones –una que explica cómo los huevos de gallinas provenientes de campo libre no son mejores que los huevos de gallinas en jaulas en baterías y uno que explica porqué la crianza en granja “humanitaria” es un oxímoron.
Recomiendo muchísimo estos dos folletos a los defensores de animales que quieran tener buen material educativo vegano/abolicionista; son excelentes y dejan en claro que no hay tal cosa como consumo moralmente aceptable de cuerpos animales o sus productos. El mito del "criados en libertad" y otros materiales que Peaceful Prairie tiene disponible para bajar desde Internet, provee ejemplos excelentes de lo que quiero decir cuando hablo de educación vegana/abolicionista creativa.
La culpa del entusiasmo por la carne y otros productos animales “felices” pertenece en su totalidad a los activistas que apoyan y realizan campañas por esas regulaciones diciendo que hacen una diferencia real, y que ignoran que es el uso de los animales, y no el tratamiento, lo que constituye la base moral de la cuestión.
Si Peter Singer, el llamado “padre del movimiento de los derechos animales” dice que es moralmente aceptable ser un “omnívoro consciente”, o ridiculiza a aquéllos que son veganos consecuentes como “fanáticos,” entonces la gente –aún aquellos a quienes les importan los no humanos- encontrarán aceptable comer carne y otros productos animales “felices”. Si Tom Regan, que disputa la paternidad con Singer pero quien, junto a Singer, celebra al magnate John Mackey de la carne “feliz” de Whole Foods, entonces no sorprende que así algunos animalistas piensen que comer productos animales “felices” es aceptable y que es una buena estrategia a seguir.
El 25 de enero de 2007, Smithfield Foods, un gran productor de carne no humana, anunció que en los próximos diez años, se dejarán de usar las celdas de gestación para las cerdas preñadas, a favor de conjunto de corrales que proporcionará más espacio. Este anunció siguió a una campaña de HSUS, Farm Sanctuary, y otros grupos bienestaristas contra la celda de gestación. Esta campaña costó bastante más de 1.6 millones de dólares. Como establecí en mi previo ensayo, “¿Un “triunfo” del Bienestar Animal?”, los defensores de animales argumentan que los estudios demuestran que los productores de cerdos obtendrán mayores ganancias cambiándose a un sistema de alojamiento alternativo.
En respuesta al anuncio de Smithfield, el Presidente y Gerente General de HSUS, Wayne Pacelle, proclamó que “[una] revolución está en camino en la industria del cerdo,” Pacelle estableció: “No puedo pensar en algo más importante en términos de tratamiento humanitario de animales que lo que ha sucedido en el sector del negocio agropecuario.” Otros adeptos a la regulación bienestarista prosiguieron con declaraciones similarmente hiperbólicas. Por ejemplo, Eric Marcus muy notablemente calificó a la iniciativa de Smithfield como “una noticia espectacular.”
¿Qué mensaje transmite esto a la gente? Transmite el mensaje de que hay –o en 10 años habrá-, una mejora significativa en el tratamiento de los cerdos producidos por Smithfield Farms. Pacelle usa la palabra “revolución.” Transmite el mensaje de que los animales de Smithfield Farms tendrán “vidas felices.” Refuerza la idea de que los consumidores compasivos pueden eximirse de su obligación moral hacia los no humanos comprando los cadáveres de los animales de Smithfield.
En resumen, el anuncio de Smithfield es, verdaderamente, “una noticia espectacular” para Smithfield Foods, que disfrutará de una mayor productividad y lucro y estará en condiciones de cobrar ganancias extras para que los consumidores elitistas puedan continuar comiendo animales y se sientan bien consigo mismos. También es “una noticia espectacular” para HSUS, Farm Sanctuary, y las otras bienestaristas, que se asegurarán de proclamar esta gran “victoria”-, esta “revolución”-, en una corriente infinita de eventos para recaudar fondos y promociones, mientras se pelean entre ellos por obtener el crédito por esta “noticia espectacular,” esta “revolución.”
Pero es una triste derrota para los no humanos. El hecho de que los defensores de animales gasten una enorme cantidad de dinero en una campaña que hará solamente que los Megan Lanes, Rachel Deacons, y María Humels de este mundo piensen que está bien comer cuerpos y productos animales porque ellos tienen una “vida feliz”, es, a mi juicio, consternador.
No puede haber ninguna duda de que una inversión en educación vegana habría sido un mejor uso de los recursos. Un puñado de nuevos veganos sería más significativo, por varias razones, tanto a largo como a corto tiempo, que una década pasando de celdas de gestación a favor de un sistema alternativo, cuyos detalles ni siquiera son bien conocidos aún. Recuerden que la “prohibición” de la celda de gestación en Florida se aplica a los recintos en que una cerda está encerrada “la mayor parte de cada día,” Permite todavía el uso de la celda de gestación bajo determinadas circunstancias, tales como por menos de la “mayor parte de cualquier día”, o el período inmediatamente anterior al parto, y por un tiempo “no mayor de lo que es razonablemente necesario” para “propósitos veterinarios”. La “prohibición” de Florida solo exige que la cerda pueda ser capaz de darse vuelta “sin tener que tocar ningún lado del recinto de la cerda.” Mi opinión es que lo mismo ocurrirá con Smithfield Foods. Esto es, una cierta prohibición en las celdas de gestación no hará ninguna diferencia significativa en la aún horrible vida y muerte de las cerdas. Pero la “prohibición” no es ni siquiera realmente una prohibición. Al igual que la mayoría de las regulaciones del bienestar animal, es principalmente una herramienta de marketing y será respetada solo en la medida en que hacerlo sea económicamente beneficioso.
Los abolicionistas nunca deberían promover el consumo de animales, por “humanitario” que sea, particularmente porque promover carne/productos animales “felices” alienta a aquéllos que están éticamente preocupados, a participar en el engaño de que podemos realmente dar una “vida feliz” a los animales que comemos. Dejando de lado que la esclavitud animal no puede ser justificada independientemente de cuán “humanitaria” sea, la realidad es que la producción en campo libre y la granja “humanitaria” implican una enorme cantidad de sufrimiento. Estas fantasías románticas acerca de la maravillosa vida de los animales en la “granja familiar” son solo eso –fantasías. Hasta la mejor “granja familiar” es un lugar espantoso para los animales.
Imaginen que hay dos propietarios de esclavos. El primer propietario golpea a sus esclavos veinte veces por semana. El segundo los golpea diecinueve veces por semana. ¿Hay entre los dos alguna diferencia significativa, que justifique la idea de que el segundo propietario de esclavos tiene un comportamiento moralmente más valioso? ¿Deberíamos considerar que pegar a los esclavos diecinueve veces por semana es una indicación de que “[una] revolución está en camino” ¿Deberíamos considerar que un golpe menos es una “noticia espectacular”?
Si tu respuesta a las preguntas de arriba es “no,” entonces no puedes apoyar coherentemente la posición de Singer, HSUS, Farm Sanctuary, Vegan Outreach, PETA, y el resto del movimiento bienestarista por la carne “feliz”.
Es “mejor”, por supuesto, pegar a los esclavos diecinueve veces por semana en vez de hacerlo veinte veces. Pero esto no hace que pegar diecinueve veces por semana a los esclavos sea moralmente aceptable, indicador de que “[una] revolución está en camino” o “una noticia espectacular”. Esto no hace moralmente justificable a la esclavitud —sin importar lo “humanitaria” que pueda ser.
Tenemos tiempo y recursos limitados. Cada centavo y cada segundo gastado en hacer la explotación animal más “humanitaria” es un centavo y un segundo menos gastado en educar acerca de la única cosa que importa para la abolición: veganismo. Y cada centavo y cada segundo gastado en explotación “humanitaria” no solo hace muy poco si es que hace algo por el sufrimiento animal ahora, sino que, promoviendo la completa mentira de que los animales criados en una granja orgánica o en campo libre tienen un “vida feliz,” el enfoque bienestarista incentiva al público a continuar consumiendo animales y perpetúa el paradigma especista que sitúa a los animales –humanos y no humanos- en el mismo lugar en que estaban al principio.
De la única cosa que podemos tener certeza es de que una vez que aceptamos el absurdo que indica el anuncio de Smithfield Food de que “[una] revolución está en camino,” o como “una noticia espectacular,” la real revolución —el rechazo no violento de la explotación animal a favor de la abolición y el reconocimiento del veganismo como la adopción personal de la abolición— nunca llegará.