Melissa Bachman, que es la presentadora de un programa de caza llamado Deadly Passion [Pasión Mortal], anunció el pasado 1 de noviembre en su página de Facebook que había matado a un león en Sudáfrica y publicó esta foto:
La respuesta fue extraordinaria. Según un reportaje: "Bachman se encontró recibiendo deseos de muerte e insultos obscenos así como críticas en Twitter, Yotube y otras redes sociales que la condenaban por sus jactanciosas escapadas de caza." Según otro reportaje: "Más de 250.000 personas han firmado una petición pidiendo a Sudáfrica que deniegue en el futuro la entrada de Melissa Bachman, una cazadora cuya foto posando sonriente junto a un león muerto ha provocado una considerable indignación."
Y, lo cual no sorprende a nadie, las grandes corporaciones bienestaristas están acelerando para crear una campaña de recaudación que incluye una petición para incluir a los leones como especie protegida según el Acta de Especies en Peligro en los Estados Unidos de América.
Yo publiqué una nota sobre esto en mi página de Facebook pero tuve que borrar los comentarios y cerrar la publicación debido a los comentarios violentos y horriblemente misóginos que se hicieron.
La gente está enfadada porque Bachman mató a un león innecesariamente. No había necesidad ni compulsión en ella para hacerlo. Ella no mató al león en defensa propia. Ella mató al león porque disfruta matando animales.
Y muchos de nosotros pensamos que eso es terrible; no creemos que debamos hacer sufrir y morir a los animales sólo porque obtengamos placer de ello.
¿O sí lo creemos?
Matamos y comemos a 56.000 millones de animales terrestes sin contar a los marinos. No hay necesidad ni compulsión. No necesitamos comer animales para tener una salud óptima y la ganadería es un desastre medioambiental.
La mejor justificación que tenemos para imponer sufrimiento y muerte a billones de animales, muchos de los cuales han tenido vidas más espantosas que la que tuvo el león que mató Bachmann, es que saben bien.
¿Por tanto qué es exactamente lo que distingue a quienes consumen animales de Bachman?
Se trata de una cuestión retórica: no hay distinción moral coherente entre ella y nosotros si consumimos animales. El hecho de que Bachmann mate "especies singulares" y que nosotros matemos pollos, cerdos, vacas y peces es completamente irrelevante.
El asunto Bachman no es diferente de la esquizofrencia moral que presenciamos en los casos de Michael Vick, Mitt Romney y Kisha Curtis.
El lado positivo es que cada vez que aparece uno de estos casos nos reafirmamos en nuestra creencia basada en la intuición moral de que es moralmente erróneo imponer sufrimiento o muerte a los animales sin una buena razón. Irónicamente, ya contamos con todo lo necesario para rechazar la explotación animal. Es sólo cuestión de darnos cuenta de que no hay una diferencia moralmente relevante entre disparar a un león por diversión y comer un filete porque te da placer. En ambos casos, hemos destruido una vida sin una buena razón.
Esperemos que estos episodios de esquizofrenia moral aporten la luz necesaria para que al menos algunos tomen la decisión de aplicar su moral a lo que introducen por su boca y se hagan veganos.
Y, lo cual no sorprende a nadie, las grandes corporaciones bienestaristas están acelerando para crear una campaña de recaudación que incluye una petición para incluir a los leones como especie protegida según el Acta de Especies en Peligro en los Estados Unidos de América.
Yo publiqué una nota sobre esto en mi página de Facebook pero tuve que borrar los comentarios y cerrar la publicación debido a los comentarios violentos y horriblemente misóginos que se hicieron.
La gente está enfadada porque Bachman mató a un león innecesariamente. No había necesidad ni compulsión en ella para hacerlo. Ella no mató al león en defensa propia. Ella mató al león porque disfruta matando animales.
Y muchos de nosotros pensamos que eso es terrible; no creemos que debamos hacer sufrir y morir a los animales sólo porque obtengamos placer de ello.
¿O sí lo creemos?
Matamos y comemos a 56.000 millones de animales terrestes sin contar a los marinos. No hay necesidad ni compulsión. No necesitamos comer animales para tener una salud óptima y la ganadería es un desastre medioambiental.
La mejor justificación que tenemos para imponer sufrimiento y muerte a billones de animales, muchos de los cuales han tenido vidas más espantosas que la que tuvo el león que mató Bachmann, es que saben bien.
¿Por tanto qué es exactamente lo que distingue a quienes consumen animales de Bachman?
Se trata de una cuestión retórica: no hay distinción moral coherente entre ella y nosotros si consumimos animales. El hecho de que Bachmann mate "especies singulares" y que nosotros matemos pollos, cerdos, vacas y peces es completamente irrelevante.
El asunto Bachman no es diferente de la esquizofrencia moral que presenciamos en los casos de Michael Vick, Mitt Romney y Kisha Curtis.
El lado positivo es que cada vez que aparece uno de estos casos nos reafirmamos en nuestra creencia basada en la intuición moral de que es moralmente erróneo imponer sufrimiento o muerte a los animales sin una buena razón. Irónicamente, ya contamos con todo lo necesario para rechazar la explotación animal. Es sólo cuestión de darnos cuenta de que no hay una diferencia moralmente relevante entre disparar a un león por diversión y comer un filete porque te da placer. En ambos casos, hemos destruido una vida sin una buena razón.
Esperemos que estos episodios de esquizofrenia moral aporten la luz necesaria para que al menos algunos tomen la decisión de aplicar su moral a lo que introducen por su boca y se hagan veganos.