Imaginen que están hablando con un grupo de personas que son fanáticas de los automóviles clásicos y que conducen sólo por el placer de conducir y no por ningún propósito en particular. De hecho, estas personas creen que manejar automóviles clásicos por placer es una tradición importante, una parte crucial de su cultura y, cada día, ellos entran en sus automóviles y los conducen sólo porque lo disfrutan muchísimo y lo consideran como parte integral de lo que ellos son.
Si fueran a tratar de argumentar, a este grupo de personas, que es moralmente incorrecto el uso de sus autos para manejar rumbo al consultorio del médico para un chequeo médico o análisis, o llevar al miembro herido de una familia a la sala de emergencias, ellos en su mayoría ciertamente pensarían que la postura de ustedes no tiene ningún sentido. Después de todo, ellos piensan que es aceptable manejar simplemente por placer. Verdaderamente, manejar por placer es un aspecto importante de sus vidas. ¿Por qué aceptarían que manejar por una razón importante es algo malo cuando ellos piensan que manejar sólo por el placer de manejar es algo bueno?
Imaginen una segunda posibilidad. En vez de tratar de persuadir a este grupo de personas de que manejar por una razón médica importante está mal, ustedes sostienen que manejar por placer hacia un destino determinado, que no es diferente de cualquier otro destino, está mal. De nuevo, este grupo de conductores por placer encontrarían que la postura de ustedes es bizarra, porque es completamente arbitraria. ¿Porqué manejar por placer hacia un lugar es diferente de manejar hacia otro lugar? Y si ellos aceptaran que manejar hacia algún lugar elegido arbitrariamente está mal, eso dejaría abierta la cuestión de si manejar por placer en general está mal. Su preciada actividad estaría amenazada.
Esta simple hipótesis nos ayudará a entender las razones morales, lógicas y psicológicas de porqué el veganismo debe ser la base del movimiento de los derechos animales y porqué las campañas de un solo tema no tienen ningún sentido.
Comer animales: sufrimiento y muerte por el placer del paladar
La mayoría de las personas comen cuerpos de animales y sus productos. Ninguno sostiene que tenemos necesidad de comer estos productos para una salud óptima; al contrario, la corriente médica dominante argumenta, cada vez más, que los productos animales van en detrimento de la salud humana. Pero, tanto si la comida con animales va en detrimento o no, ciertamente no es necesaria. Incluso la conservadora American Dietetic Association lo reconoce:
Si fueran a tratar de argumentar, a este grupo de personas, que es moralmente incorrecto el uso de sus autos para manejar rumbo al consultorio del médico para un chequeo médico o análisis, o llevar al miembro herido de una familia a la sala de emergencias, ellos en su mayoría ciertamente pensarían que la postura de ustedes no tiene ningún sentido. Después de todo, ellos piensan que es aceptable manejar simplemente por placer. Verdaderamente, manejar por placer es un aspecto importante de sus vidas. ¿Por qué aceptarían que manejar por una razón importante es algo malo cuando ellos piensan que manejar sólo por el placer de manejar es algo bueno?
Imaginen una segunda posibilidad. En vez de tratar de persuadir a este grupo de personas de que manejar por una razón médica importante está mal, ustedes sostienen que manejar por placer hacia un destino determinado, que no es diferente de cualquier otro destino, está mal. De nuevo, este grupo de conductores por placer encontrarían que la postura de ustedes es bizarra, porque es completamente arbitraria. ¿Porqué manejar por placer hacia un lugar es diferente de manejar hacia otro lugar? Y si ellos aceptaran que manejar hacia algún lugar elegido arbitrariamente está mal, eso dejaría abierta la cuestión de si manejar por placer en general está mal. Su preciada actividad estaría amenazada.
Esta simple hipótesis nos ayudará a entender las razones morales, lógicas y psicológicas de porqué el veganismo debe ser la base del movimiento de los derechos animales y porqué las campañas de un solo tema no tienen ningún sentido.
Comer animales: sufrimiento y muerte por el placer del paladar
La mayoría de las personas comen cuerpos de animales y sus productos. Ninguno sostiene que tenemos necesidad de comer estos productos para una salud óptima; al contrario, la corriente médica dominante argumenta, cada vez más, que los productos animales van en detrimento de la salud humana. Pero, tanto si la comida con animales va en detrimento o no, ciertamente no es necesaria. Incluso la conservadora American Dietetic Association lo reconoce:
«La posición de la American Dietetic Association es que las dietas vegetarianas apropiadamente planificadas, incluyendo las dietas veganas, son sanas, nutricionalmente adecuadas y pueden proveer beneficios a la salud en la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas vegetarianas bien planificadas son apropiadas para los individuos durante todas las etapas de la vida, incluyendo el embarazo, la lactancia, la primera infancia, la niñez y la adolescencia, y para los atletas.»
Y sabemos que la cría de animales para comida es un desastre ecológico.
La única justificación que tenemos para infligir un terrible sufrimiento —bajo las condiciones más “humanitarias”— y la muerte a 56 mil millones de animales terrestres y a un número desconocido, pero probablemente de igual forma escalofriante, de peces y otros animales acuáticos, es que nos gusta su sabor. Estamos involucrados en esta matanza impresionante por razones de placer, entretenimiento y conveniencia. Consumir animales por ninguna otra buena razón es una parte importante de la vida diaria de la mayoría de las personas. De hecho, muchas personas consideran esta completamente innecesaria imposición de sufrimiento y muerte horrorosos como una tradición importante; algo que integra nuestro supuesto “excepcionalismo humano”.
Vivisección
Ahora imaginen que toman la postura de que el uso de animales en experimentos biomédicos es erróneo. Tal como argumenté, hay serios cuestionamientos en relación a la necesidad de la vivisección como cuestión empírica, y no hay ninguna justificación moral para la vivisección. Pero el público, de manera abrumadora, cree que la vivisección es importante para la salud humana.
¿Porqué razón las personas que piensan que es aceptable infligir sufrimiento y muerte a los animales por razones de placer, pensarían que hay algo moralmente erróneo en el uso de animales para un propósito que, de hecho, ellos consideran —equivocadamente, en mi opinión— que es necesario y beneficioso? ¿Porqué las personas que están dispuestas a llenar sus arterias con grasa animal porque les gusta el sabor de la comida animal, no estarían dispuestas a apoyar la matanza de más animales porque piensan —otra vez, erróneamente, en mi opinión— que las muertes adicionales resultarán en una cura para sus problemas de salud?
La respuesta es clara: ellos no lo pensarán. No pueden hacerlo.
Argumentar con las personas que comen productos animales que la vivisección es moralmente errónea es como argumentar a los fanáticos de los autos clásicos que manejar por una razón importante es moralmente incorrecto. Estos fanáticos piensan que manejar por una razón trivial de placer simplemente está bien. ¿Por qué pensarían que hay algo erróneo en el hecho de manejar hacia el consultorio del médico para un chequeo médico o hacia la sala de emergencias? Y si ellos aceptaran que manejar por una razón importante es algo erróneo, su preciada actividad estaría en serio riesgo, como cuestión en general.
Ésta es la razón por la que, a pesar de los 200 años de campañas contra la vivisección, la práctica no sólo continúa sino que el número de animales usados en experimentos biomédicos, de hecho, está aumentando.
Otras campañas de un solo tema
Consideren ahora las campañas de un solo tema diferentes de las de la vivisección, tales como las campañas contra tipos particulares de caza deportiva, o las campañas contra el uso de animales salvajes en los circos, o las campañas contra las pieles. Estas campañas son análogas a seleccionar arbitrariamente un destino y decir a nuestros fanáticos de los autos clásicos que manejar hacia tal destino es erróneo o peor que manejar hacia otro destino. Ellos piensan que está bien manejar por placer, así que, ¿por qué pensarían que manejar hacia un destino seleccionado arbitrariamente es erróneo?
Otra vez, ellos no lo pensarán. No pueden hacerlo.
De manera similar, aquéllos que consumen productos animales piensan que es moralmente aceptable infligir sufrimiento y muerte a los animales por el placer del paladar y participan en este uso de los animales cada día, varias veces por día. ¿Por qué pensarían que cazar está mal, cuando ellos van al supermercado y compran productos elaborados con animales que han sufrido tanto, si no más, como los animales que son cazados? ¿Por qué pensarían que usar animales por otras razones triviales es moralmente inaceptable? Ellos comen animales por placer. Y van a los zoológicos y a las corridas de caballos, ¿por qué pensarían que los animales salvajes en los circos presentan un problema en particular? Ellos usan lana y cuero, los cuales representan una tremenda cantidad de sufrimiento animal. ¿Por qué tendrían un problema particular con las pieles?
Ésa es la razón por la que, a pesar de décadas de campañas de un solo tema contra la caza, el “deporte” persiste; ésa es la razón por la que la campaña de un solo tema que ha existido por más tiempo en la historia de la defensa animal —la campaña contra las pieles— ha sido un absoluto fracaso. Aunque tales campañas puedan generar algún interés, la realidad es que ellas deben en última instancia fracasar en una cultura que considera el consumo de animales para comida como aceptable.
Mientras vivamos en una cultura que no cuestiona el uso de animales para comida —otra vez, no sólo el trato de los animales sino el uso de los animales— las personas en general nunca van a adoptar las campañas de un solo tema de una manera masiva. La mayoría de las personas verán a estas campañas como arbitrarias. La mayoría de las personas reconocerán que los usos de los animales que son el objetivo de las campañas de un solo tema no son peores que los usos que ellos consideran como aceptables. Y ellos están dispuestos a involucrarse en la explotación innecesaria cada día de sus vidas; ¿por qué tendrían algún problema con otro uso de los animales que también es innecesario?
Recientemente, conversé con alguien que estaba involucrado en una campaña contra la caza en un parque determinado. Se apartó de su campaña y me explicó que decidió que lo que los cazadores estaban haciendo no difería de lo que él estaba haciendo al comprar y comer carne proveniente de su supermercado local y, dado que ciertamente no iba a dejar de hacerlo, no podía ver la lógica de oponerse a la caza.
Y, por supuesto, estaba acertado. Cazar es una actividad espantosa y es muy perturbador que cualquiera, de hecho, disfrute matando a un ciervo o a un conejo. Pero, ¿cuál es la diferencia entre comer animales que son cazados y aquellos cuyos cuerpos son adquiridos en un negocio? La respuesta es que no hay diferencia. Ciertamente, el animal cuyo cuerpo fue adquirido en el negocio puede, de hecho, haber tenido una vida y una muerte peor –incluso si el animal fue un animal criado “feliz” en una granja “feliz” y asesinado en un matadero diseñado por Temple Grandin– que el animal que fue cazado.
Estuve conversando con otra persona que estuvo involucrada por años en una campaña para detener la matanza de focas. Ella se apartó de esa campaña porque decidió que no había realmente diferencia entre la piel de las focas y la piel, la lana o el pelo de ningún otro animal y, dado que ella no iba a dejar de usar a todos los animales para vestirse, la campaña por las focas estaba verdaderamente sólo basada en el hecho de que los grupos animalistas podían sacar partido del hecho de que las focas eran adorablemente bonitas, y que eso verdaderamente no era una buena base para una posición moral.
Y, por supuesto, ella estaba en lo cierto. La piel de las focas no es diferente de la de ninguna otra clase de piel y la piel no es diferente de la lana o el cuero. Todas son terribles y nosotros no deberíamos usar ninguna prenda proveniente de animales. Simplemente no es necesario. Pero entonces, tampoco deberíamos comer peces, lácteos, huevos, etc. Y mientras pensemos que comer animales es aceptable, cuestionar otros usos innecesarios, o caracterizar una clase de uso como peor que otro uso, aparecerá como algo arbitrario porque es arbitrario.
En 2007, escribí un artículo de opinión para un diario, el cual fue publicado nuevamente en el 2009, argumentando que las peleas de perros de Michael Vick no eran, como cuestión moral, diferente de nuestro consumo de productos animales. Recibí literalmente miles de respuestas a ese artículo. Muchas personas concuerdan con mi posición; muchas personas han dicho que el artículo los incitó a pensar acerca del veganismo; muchas dijeron que se tornaron veganas después de pensar respecto de mi argumento. Pero ninguna —ninguna— de las que no estuvieron de acuerdo con mi posición fueron capaces de decir porqué lo que Vick hizo era peor que lo que hacemos el resto de nosotros. Eso es porque no hay un modo coherente de distinguir lo que hizo Vick de lo que hacen todos los demás.
En el 2009, cuando Vick salió de la cárcel y firmó con Philadelphia Eagles, hablé con un hombre que me dijo que, aunque era un gran admirador de Eagles y continuaría yendo a los partidos, él nunca podría disfrutar viendo a Vick jugar, debido al tema de las peleas de perros. Le pregunté si él comía panchos y hamburguesas cuando asistía a los partidos de fútbol. Dijo “sí.” Le señalé que los animales usados para hacer los productos que él disfrutaba tuvieron vidas y muertes peores que los perros de Vick.
Él no tuvo una respuesta. Eso es porque no hay ninguna respuesta.
Conclusión
La base es clara: a menos que y hasta que consigamos que las personas se cuestionen y rechacen su diario y completamente innecesario consumo de animales, no tendremos éxito en conseguir que se opongan seriamente al uso de los animales que ellos consideran como necesario o no trivial, como la vivisección, u otro uso innecesario que ellos, con bastante corrección, consideran elegido arbitrariamente por los defensores de los animales, y al que no lo ven peor que los usos que ellos mismos apoyan y con los que se involucran cada día de sus vidas.
El veganismo debe ser la base si vamos a tener cualquier esperanza de cambiar el paradigma del uso de los animales como cosas hacia el de los animales como personas no humanas.
************
Si no son veganos, háganse veganos; es mejor para su salud y para el planeta. Pero, lo más importante, es lo moralmente correcto para hacer. Nunca harán nada más fácil y satisfactorio en sus vidas.
Vivisección
Ahora imaginen que toman la postura de que el uso de animales en experimentos biomédicos es erróneo. Tal como argumenté, hay serios cuestionamientos en relación a la necesidad de la vivisección como cuestión empírica, y no hay ninguna justificación moral para la vivisección. Pero el público, de manera abrumadora, cree que la vivisección es importante para la salud humana.
¿Porqué razón las personas que piensan que es aceptable infligir sufrimiento y muerte a los animales por razones de placer, pensarían que hay algo moralmente erróneo en el uso de animales para un propósito que, de hecho, ellos consideran —equivocadamente, en mi opinión— que es necesario y beneficioso? ¿Porqué las personas que están dispuestas a llenar sus arterias con grasa animal porque les gusta el sabor de la comida animal, no estarían dispuestas a apoyar la matanza de más animales porque piensan —otra vez, erróneamente, en mi opinión— que las muertes adicionales resultarán en una cura para sus problemas de salud?
La respuesta es clara: ellos no lo pensarán. No pueden hacerlo.
Argumentar con las personas que comen productos animales que la vivisección es moralmente errónea es como argumentar a los fanáticos de los autos clásicos que manejar por una razón importante es moralmente incorrecto. Estos fanáticos piensan que manejar por una razón trivial de placer simplemente está bien. ¿Por qué pensarían que hay algo erróneo en el hecho de manejar hacia el consultorio del médico para un chequeo médico o hacia la sala de emergencias? Y si ellos aceptaran que manejar por una razón importante es algo erróneo, su preciada actividad estaría en serio riesgo, como cuestión en general.
Ésta es la razón por la que, a pesar de los 200 años de campañas contra la vivisección, la práctica no sólo continúa sino que el número de animales usados en experimentos biomédicos, de hecho, está aumentando.
Otras campañas de un solo tema
Consideren ahora las campañas de un solo tema diferentes de las de la vivisección, tales como las campañas contra tipos particulares de caza deportiva, o las campañas contra el uso de animales salvajes en los circos, o las campañas contra las pieles. Estas campañas son análogas a seleccionar arbitrariamente un destino y decir a nuestros fanáticos de los autos clásicos que manejar hacia tal destino es erróneo o peor que manejar hacia otro destino. Ellos piensan que está bien manejar por placer, así que, ¿por qué pensarían que manejar hacia un destino seleccionado arbitrariamente es erróneo?
Otra vez, ellos no lo pensarán. No pueden hacerlo.
De manera similar, aquéllos que consumen productos animales piensan que es moralmente aceptable infligir sufrimiento y muerte a los animales por el placer del paladar y participan en este uso de los animales cada día, varias veces por día. ¿Por qué pensarían que cazar está mal, cuando ellos van al supermercado y compran productos elaborados con animales que han sufrido tanto, si no más, como los animales que son cazados? ¿Por qué pensarían que usar animales por otras razones triviales es moralmente inaceptable? Ellos comen animales por placer. Y van a los zoológicos y a las corridas de caballos, ¿por qué pensarían que los animales salvajes en los circos presentan un problema en particular? Ellos usan lana y cuero, los cuales representan una tremenda cantidad de sufrimiento animal. ¿Por qué tendrían un problema particular con las pieles?
Ésa es la razón por la que, a pesar de décadas de campañas de un solo tema contra la caza, el “deporte” persiste; ésa es la razón por la que la campaña de un solo tema que ha existido por más tiempo en la historia de la defensa animal —la campaña contra las pieles— ha sido un absoluto fracaso. Aunque tales campañas puedan generar algún interés, la realidad es que ellas deben en última instancia fracasar en una cultura que considera el consumo de animales para comida como aceptable.
Mientras vivamos en una cultura que no cuestiona el uso de animales para comida —otra vez, no sólo el trato de los animales sino el uso de los animales— las personas en general nunca van a adoptar las campañas de un solo tema de una manera masiva. La mayoría de las personas verán a estas campañas como arbitrarias. La mayoría de las personas reconocerán que los usos de los animales que son el objetivo de las campañas de un solo tema no son peores que los usos que ellos consideran como aceptables. Y ellos están dispuestos a involucrarse en la explotación innecesaria cada día de sus vidas; ¿por qué tendrían algún problema con otro uso de los animales que también es innecesario?
Recientemente, conversé con alguien que estaba involucrado en una campaña contra la caza en un parque determinado. Se apartó de su campaña y me explicó que decidió que lo que los cazadores estaban haciendo no difería de lo que él estaba haciendo al comprar y comer carne proveniente de su supermercado local y, dado que ciertamente no iba a dejar de hacerlo, no podía ver la lógica de oponerse a la caza.
Y, por supuesto, estaba acertado. Cazar es una actividad espantosa y es muy perturbador que cualquiera, de hecho, disfrute matando a un ciervo o a un conejo. Pero, ¿cuál es la diferencia entre comer animales que son cazados y aquellos cuyos cuerpos son adquiridos en un negocio? La respuesta es que no hay diferencia. Ciertamente, el animal cuyo cuerpo fue adquirido en el negocio puede, de hecho, haber tenido una vida y una muerte peor –incluso si el animal fue un animal criado “feliz” en una granja “feliz” y asesinado en un matadero diseñado por Temple Grandin– que el animal que fue cazado.
Estuve conversando con otra persona que estuvo involucrada por años en una campaña para detener la matanza de focas. Ella se apartó de esa campaña porque decidió que no había realmente diferencia entre la piel de las focas y la piel, la lana o el pelo de ningún otro animal y, dado que ella no iba a dejar de usar a todos los animales para vestirse, la campaña por las focas estaba verdaderamente sólo basada en el hecho de que los grupos animalistas podían sacar partido del hecho de que las focas eran adorablemente bonitas, y que eso verdaderamente no era una buena base para una posición moral.
Y, por supuesto, ella estaba en lo cierto. La piel de las focas no es diferente de la de ninguna otra clase de piel y la piel no es diferente de la lana o el cuero. Todas son terribles y nosotros no deberíamos usar ninguna prenda proveniente de animales. Simplemente no es necesario. Pero entonces, tampoco deberíamos comer peces, lácteos, huevos, etc. Y mientras pensemos que comer animales es aceptable, cuestionar otros usos innecesarios, o caracterizar una clase de uso como peor que otro uso, aparecerá como algo arbitrario porque es arbitrario.
En 2007, escribí un artículo de opinión para un diario, el cual fue publicado nuevamente en el 2009, argumentando que las peleas de perros de Michael Vick no eran, como cuestión moral, diferente de nuestro consumo de productos animales. Recibí literalmente miles de respuestas a ese artículo. Muchas personas concuerdan con mi posición; muchas personas han dicho que el artículo los incitó a pensar acerca del veganismo; muchas dijeron que se tornaron veganas después de pensar respecto de mi argumento. Pero ninguna —ninguna— de las que no estuvieron de acuerdo con mi posición fueron capaces de decir porqué lo que Vick hizo era peor que lo que hacemos el resto de nosotros. Eso es porque no hay un modo coherente de distinguir lo que hizo Vick de lo que hacen todos los demás.
En el 2009, cuando Vick salió de la cárcel y firmó con Philadelphia Eagles, hablé con un hombre que me dijo que, aunque era un gran admirador de Eagles y continuaría yendo a los partidos, él nunca podría disfrutar viendo a Vick jugar, debido al tema de las peleas de perros. Le pregunté si él comía panchos y hamburguesas cuando asistía a los partidos de fútbol. Dijo “sí.” Le señalé que los animales usados para hacer los productos que él disfrutaba tuvieron vidas y muertes peores que los perros de Vick.
Él no tuvo una respuesta. Eso es porque no hay ninguna respuesta.
Conclusión
La base es clara: a menos que y hasta que consigamos que las personas se cuestionen y rechacen su diario y completamente innecesario consumo de animales, no tendremos éxito en conseguir que se opongan seriamente al uso de los animales que ellos consideran como necesario o no trivial, como la vivisección, u otro uso innecesario que ellos, con bastante corrección, consideran elegido arbitrariamente por los defensores de los animales, y al que no lo ven peor que los usos que ellos mismos apoyan y con los que se involucran cada día de sus vidas.
El veganismo debe ser la base si vamos a tener cualquier esperanza de cambiar el paradigma del uso de los animales como cosas hacia el de los animales como personas no humanas.
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Si no son veganos, háganse veganos; es mejor para su salud y para el planeta. Pero, lo más importante, es lo moralmente correcto para hacer. Nunca harán nada más fácil y satisfactorio en sus vidas.