28 de enero de 2008

Entrevista de DefensAnimal.org al Profesor Gary L. Francione


Enero 2008

¿Está de acuerdo con la afirmación generalizada de que en los últimos 15 años se han producido mejoras significativas en cuanto al respeto a los intereses de los animales no humanos?

Gary L. Francione: No, no estoy de acuerdo. Esa “afirmación generalizada” a la que os referís es la opinión de grandes organizaciones bienestaristas, las cuales tienen un interés muy especial en fomentar la impresión de que ha habido un progreso en ese sentido. La realidad, sin embargo, es que las cosas no han mejorado de forma significativa alguna y, en ciertos casos, han ido realmente a peor.

¿Cómo valora el hecho de que se estén promoviendo reformas legales que regulen los métodos de explotación, con la intención de ayudar a algunos animales no humanos?

GLF: No es nada nuevo, los bienestaristas llevan más de 200 años proponiendo reformas legales. Esas reformas no han conseguido mucho. De hecho, ahora usamos más animales y de más horrorosas formas que nunca antes en la historia humana. La única diferencia es que hay una nueva generación de activistas que no conocen la historia del movimiento y los grandes grupos bienestaristas son felices manteniendo a esos activistas en un estado de ignorancia.

Los grupos bienestaristas ahora afirman querer la abolición como un objetivo a largo plazo, pero promueven reformas bienestaristas convencionales —yo llamo a estas personas «neobienestaristas». A menudo utilizan el lenguaje de los derechos y de la abolición, pero se dedican al mismo tipo de reformas a las que se dedicaban los bienestaristas en los años cincuenta en Estados Unidos.

¿Son compatibles las reformas legales con el movimiento abolicionista?

GLF: Como regla general, no. De hecho, estas reformas no son coherentes con el movimiento abolicionista. En su mayor parte, estas reformas sólo consiguen que la explotación animal sea más eficiente económicamente y más aceptada socialmente. Por consiguiente, las reformas consolidan el estatus de propiedad de los animales y eso es la antítesis de la posición abolicionista. Por ejemplo, muchos grupos bienestaristas en los Estados Unidos, PeTA incluido, proponen que el gaseado de pollos reemplace al método del electroshock. Y alegan que el gaseado conseguirá carne de mejor calidad, menos accidentes laborales, menor gasto económico para la empresa. Ese tipo de reforma no acerca a la abolición; incrementa el beneficio del productor y hace que el público sienta que está actuando de una manera más justa.

A nivel mundial, ¿podemos hablar de que existe un fuerte movimiento por el abolicionismo, o por el contrario cree que mayoritariamente hay un movimiento que sólo busca el bienestar animal, sin pedir que los demás animales dejen de ser propiedades humanas?

GLF: Creo que está empezando a emerger un movimiento abolicionista. Hasta hace muy poco, las grandes corporaciones bienestaristas controlaban la comunicación y suprimían totalmente el movimiento abolicionista. Ahora Internet ha hecho posible que los defensores puedan comunicarse y formar comunidades fuera de las estructuras impuestas por los grandes grupos. Por ejemplo, grupos como Defensanimal.org ahora son capaces de esquivar a los grandes grupos y dedicarse a importantes proyectos educacionales utilizando Internet.

Mi compañera, Anna Charlton, y yo tenemos un sitio web, [www.AbolitionistApproach.com], el cual contiene presentaciones sobre derecho animal, abolición contra regulación, animales como propiedad, y abogacía animal. Estas presentaciones están en inglés y francés, pronto estarán disponibles en español, alemán y portugués. También tengo un blog en el mismo sitio web. Recibimos miles de visitas, y pronto empezaremos también un podcast. Todo esto hubiera sido imposible hace unos pocos años.

Como he dicho antes, los grandes grupos a veces utilizan el lenguaje de los derechos y de la abolición, pero generalmente solo promueven reformas de bienestar. No tratan el problema de la propiedad.

¿Cuál cree que es la estrategia que debería seguir una asociación que luche por los intereses de los animales nohumanos?

GLF: En este momento, lo único que deberíamos hacer es dedicarnos a una educación vegana creativa y no-violenta. Mientras la mayoría de personas siga comiendo carne y productos animales, nunca habrá un progreso real. Debemos hacer del veganismo la piedra angular del movimiento. También deberíamos educar al público sobre la relación entre el especismo y otras formas de discriminación como el racismo, el sexismo y el heterosexismo.

¿Cree usted que el lenguaje especista es uno de los grandes elementos que mantienen y fomentan la discriminación hacia los demás animales?

GLF: Sí, por supuesto, pero debemos entender que aunque el lenguaje especista refuerza actitudes especistas, ese lenguaje está reflejando un pensamiento especista, el cual no va a desaparecer como consecuencia de cambios en el lenguaje. En los Estados Unidos la gente ya no utiliza calificativos racistas como en los años cuarenta o cincuenta, pero éste aún es un país muy racista. Tenemos que cambiar el pensamiento. Aún pensamos como racistas aunque nuestro lenguaje haya cambiado. Deberíamos procurar no utilizar lenguaje especista, pero no engañarnos pensando que ello tendrá efectos mágicos. El lenguaje especista simplemente refleja el pensamiento especista, el cual no desaparece porque desarrollemos formas de hablar políticamente correctas.

Para erradicar el especismo, ¿cree prioritario conseguir una educación infantil que no discrimine a los demás animales, o ve otras áreas como más importantes?

GLF: Educar a los niños es crucial. El problema es que la mayoría de padres son especistas y se oponen a que sus hijos sean educados sobre el veganismo y la discriminación de especies. Creo que deberíamos centrarnos en el público en general, haciendo énfasis en los estudiantes de secundaria y universitarios.

¿Cree usted que todo animal que dispone de sistema nervioso, y por lo tanto de la capacidad de sentir, debería dejar de ser considerado como una propiedad humana? ¿Por qué?

GLF: Mi teoría descansa únicamente en la capacidad de sentir. Si un ser tiene capacidad de sentir, es decir, tiene percepción consciente, entonces no deberíamos tratar a ese ser como un recurso nuestro. La razón de ello es que mientras los seres con capacidad de sentir sean tratados como propiedad, sus intereses serán ignorados y, en la práctica, serán tratados como “cosas” que existen fuera de la comunidad moral. Dado que la mayoría de nosotros ya aceptamos que los animales tienen una relevancia moral, estamos obligados a no tratarlos como propiedades. Es un tema complicado, y es examinado extensamente en mi libro Introducción a los Derechos Animales y en mi próximo libro, Animals as Persons: Essays on the Abolition of Animal Exploitation.

No sé si los insectos tienen capacidad de sentir; yo me inclino por no matarlos. Evito pisarlos cuando me los encuentro en casa, bien les dejo que se queden o, en el caso de arañas grandes, avispas, etc., los atrapo y los saco fuera.

¿Qué derechos legales cree que deberían ser reivindicados para los animales no humanos? ¿Sería suficiente para defender los intereses de los demás animales el que dejaran de ser considerados como propiedades humanas, o también debería ser tenido en cuenta que sea respetado todo aquello que ellos construyan o produzcan?

GLF: Yo sostengo que deberíamos parar totalmente de traer animales domésticos a este mundo. Deberíamos cuidar de aquellos que ya existen, pero no deberíamos hacer o facilitar que nazcan más. Esto incluye perros, gatos y otros compañeros no humanos. En lo que respecta a animales salvajes, deberíamos dejarles vivir en paz y no interferir en su mundo. No deberíamos entrometernos en sus hábitats.

¿Cómo fue su experiencia personal en el paso de ser especista a dejar de serlo? ¿Qué hecho, lectura, vivencia… le llevó a defender las tesis abolicionistas?

GLF: Me hice vegetariano en 1978, todavía comía huevos y lácteos. Por lo que recuerdo, creo que ni siquiera sabía lo que era un vegano por aquel entonces. En 1982 Ingrid Newkirk, a la cual había conocido cuando vivíamos en Washington, D.C. y la cual acababa de fundar PeTA junto a Alex Pacheco, me dio una copia de un libro llamado Fettered Kingdoms, escrito por un británico llamado John Bryant. Anna y yo leímos aquel libro, el cual defendía que no deberíamos comer ningún producto animal, nos hicimos veganos inmediatamente y nunca más comimos de forma voluntaria un producto de origen animal. Desgraciadamente, conocí a John Bryant en Londres a finales de los noventa. Me dijo que ya no era vegano. Me quedé muy decepcionado.

A principio de los noventa, tenía muy claro que las reformas bienestaristas nunca llevarían a la abolición y fue entonces cuando comencé a desarrollar el argumento que me llevó a escribir “Animals, Property, and the Law” en 1995, el cual sostenía que los estándares de bienestar animal nunca proveerían una protección significativa a los intereses de los animales mientras éstos fueran mercancías, y Lluvia Sin Truenos: La Ideología en el Movimiento Animalista, en 1996, el cual sostenía que las reformas bienestaristas no llevan hacia la abolición y que necesitamos adoptar una agenda abolicionista.

¿Qué cree que hace falta para que la mayoría de los humanos sean veganos y no especistas? ¿Cuál cree que sería la mejor manera de actuar para conseguir que los humanos actúen de un modo ético hacia los demás animales?

GLF: Creo que a la mayoría de gente le importan los animales de alguna forma. El reto es hacerles ver que sus acciones son incoherentes con su creencia de que realmente tenemos obligaciones morales con los animales.

Tenemos que mejorar nuestro trabajo al educar a la gente sobre la no-violencia hacia los animales, y a otros humanos. La violencia comienza con lo que comemos, y tenemos que hacerle ver a la gente que ésta es una cosa sobre la cual sí tienen control. Pueden eliminar la violencia de sus vidas con una sencilla decisión: hacerse vegano.



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