9 de abril de 2008

Educación Vegana Simplificada. Segunda parte





Recientemente un amigo me hizo la siguiente pregunta:
«¿Qué le decís a la gente que son veganos y que educan a otros acerca del veganismo pero que también están preocupados en relación a los circos, caza, y otras formas particulares de explotación animal? ¿Le aconsejas que no se dirijan hacia esos temas en absoluto y que simplemente se centren en el veganismo?»
Por supuesto que no.


Ciertamente es el caso en el que aconsejo que los defensores no gasten su tiempo y recursos en campañas centradas en un solo tema. La razón es simple: las campañas centradas en un solo tema invariablemente transmiten la impresión de que algunas formas de explotación animal son moralmente distinguibles de otras que son peores o que deberían singularizarse por una crítica en especial. Por ejemplo, una campaña contra las pieles transluce la impresión de que hay alguna relevancia moral entre la piel y otras formas de vestimenta con animales, tales como el cuero o la lana. Una campaña contra comer cuerpos animales transmite la impresión de que comerlos es moralmente más objetable que beber leche o comer huevos. Una campaña contra las jaulas en batería convencionales sugiere que los huevos de gallinas criadas “a campo libre” son deseables en un sentido moral.

Este problema es inherente a las campañas centradas en un solo tema, en una sociedad en la cual la explotación animal es considerada como normal. Si tales prácticas X, Y, y Z, son todas consideradas como normales en una sociedad y están muy emparentadas, entonces una campaña contra X, pero no contra Y y Z, sugiere que hay alguna diferencia relevante entre X por un lado y Y y Z, por el otro. Por ejemplo, vivimos en una sociedad en la que es considerado como normal o “natural” comer cuerpos y otros productos animales. Una campaña que se centre en la carne da la impresión de que hay una diferencia moral entre la carne y otros productos animales, lo cual no es el caso. La prueba de esto se encuentra en el hecho de que muchos defensores de los animales son vegetarianos pero no veganos. Y ellos hacen esta distinción, entonces ¿qué podemos esperar del público en general?

Esta situación se diferencia de otra en la que X, Y, y Z son todas consideradas como actividades o prácticas objetables. Por ejemplo, todos consideramos el genocidio como una cosa mala, sea que ocurra en Darfur, Somalía, o Bosnia. Si tenemos una campaña para que se detenga el genocidio en Darfur, eso no significa que pensemos que el genocidio en otros lugares es aceptable. Consideramos la violación y la pedofilia como moralmente objetable. Una campaña contra una no implica ninguna aprobación tácita de la otra o ninguna idea de que una es moralmente distinguible de la otra.

Este problema inherente a las campañas centradas en un solo tema se exacerba por el hecho de que los grupos animalistas que promocionan estas campañas con frecuencia alaban explícitamente a los explotadores que pueden parar o modificar alguna práctica de explotación, pero que continúan manteniendo otra práctica relacionada. Por ejemplo, algunos defensores de animales alaban a los huevos de “campo libre” como la alternativa “socialmente responsable” a los huevos de gallinas criadas en “jaulas en baterías”. Muchas grandes organizaciones de defensa animal sostienen o aprueban las etiquetas “humanitarias” que se colocan en los productos animales. Un prominente filósofo de ética animal afirma que ser un “omnívoro consciente” es “una posición ética defendible.” Este tipo de conducta conlleva un mensaje moral muy claro y explícito: Algunas formas de explotación animal son moralmente aceptables.

Más aún, las campañas centradas en un solo tema no sólo crean la impresión errónea de que algunas formas de explotación son, en un sentido moral, cualitativamente diferentes de otras, sino que con frecuencia resultan en falsas “victorias”. Por ejemplo, la campaña de un solo tema en California contra el paté de fuagrás [1, 2] resultó en una ley que, de hecho, fue apoyada por el único productor de paté de foie gras de California, porque la misma lo protegió de cualquier acción legal que se pudiera hacer contra él, hasta el 2012, y probablemente será derogada antes de que ni siquiera entre en vigencia si la producción de paté de foie gras puede ser hecha más “humanitariamente”.

Así que no soy partidario de poner tiempo y dinero en campañas centradas en un solo tema. Sostengo que nuestro tiempo, esfuerzo, y otros recursos son mejor utilizados en la promoción del veganismo. Dado que el 99% del planeta considera que comer alimentos animales y consumir o usar productos animales es aceptable, nunca cambiaremos el paradigma que necesitamos cambiar si vamos a dejar fuera la noción de que los humanos tenemos un derecho moral a explotar a los no humanos. Necesitamos construir un movimiento no violento para la abolición que tenga al veganismo como su basamento moral.

Pero eso no significa que no deberíamos oponernos a formas particulares de explotación. Por ejemplo, el fin de semana pasado, un caballo, Eight Belles, que corre en el Kentucky Derby fue asesinado inmediatamente después de la carrera y sobre la pista cuando sus tobillos se agotaron como resultado de una carrera más larga y veloz que la que ella estaba preparada para soportar. Fui entrevistado en un programa y me preguntaron acerca de mis puntos de vista acerca de Eight Belles. Expliqué que me oponía a todas las carreras de caballos pero como parte de mi idea general de que los humanos no tenemos justificación moral para usar no humanos en absoluto, incluyendo para comida. El anfitrión del programa entró en conversación y habló acerca de cómo y cuánto quería y cuidaba a su perro pero tenía una parrillada aquel fin de semana pasado en la cual consumió otros animales. Así que, en cuestión de unos pocos minutos, fue hecha la conexión entre las carreras de caballos y otras formas de explotación, particularmente el consumo de productos animales.

Cuando discutimos y criticamos una forma particular de explotación, es importante dejar en claro que consideramos la práctica en particular como moralmente injustificable, y no que pensamos que la práctica o la actividad pueda ser mejorada si la regulamos de manera que sea más “humanitaria”. Y es crucial dejar en claro que nuestra oposición a la práctica o actividad es parte de nuestra oposición total hacia todo uso de animales. No deberíamos eludir el dejar claro que buscamos la abolición de toda la explotación animal.

Así que cuando estén enfrentando una práctica o actividad en particular y quieran dar o les pidan un comentario, deberían hacerlo, si les parece. Sólo sean claro en que la solución al problema no es hacer la actividad o práctica más “humanitaria”, sino reconocer que la práctica es nítidamente frívola, como es la mayoría de nuestro uso de los no humanos, y que debería ser abolida –como debería serlo toda la explotación animal–.

Aquí hay dos ejemplos:

Pregunta: Estoy leyendo acerca del paté de fuagrás. ¿La manera en que se hace es terrible, no es cierto? 
Respuesta: Sin duda lo es. Pero no es realmente diferente de cualquier otra cosa que también comemos. El bife que comiste esta noche, o el vaso de leche que tomaste esta mañana, implican un proceso de producción tan horrible como el que está implícito en el paté de fuagrás. Y no tenemos ningún derecho a matar animales no humanos sólo porque pensamos que ellos tienen un rico sabor, independientemente de lo bien que los tratemos. 
Pregunta: El circo está llegando a la ciudad. Como defensor de los animales, ¿qué pensás acerca del uso de los animales en los circos? 
Respuesta: Pienso que es terrible. Les imponemos sufrimiento y muerte a los animales por mero entretenimiento y esto es realmente inconsistente con lo que afirmamos creer cuando expresamos nuestro acuerdo con la idea de que está mal infligir sufrimiento “innecesario” a los animales. Pero entonces, usar animales en los circos, realmente no es diferente de comer animales, lo cual es también algo que involucra nuestro placer o entretenimiento y es simplemente inconsistente con lo que decimos que creemos. No hay manera de darle sentido lógico alguno al hecho de que tratamos a algunos no humanos animales como miembros de nuestras familias y le clavamos el cuchillo a otros, o los torturamos para nuestro disfrute en circos, zoológicos, o rodeos. 
Si deberían o no emplear su tiempo y energía en legislación concerniente a circos, es otra cuestión. Como ya dije, en este momento el contexto cultural es tal que hace que de lejos tenga más sentido emplear nuestro tiempo focalizando en el uso de los animales para comida, que es la práctica primaria que, en efecto, legitima otras formas de explotación. Pero si deciden hacer campañas contra los circos, su campaña debería, como mínimo, oponerse al uso de todos los animales en los circos sin ninguna excepción, y dejar claro que los circos no son mejores o peores que otras formas de uso de animales, todas las cuales deberían ser abolidas si nos vamos a tomar a los animales en serio.

[La primera parte del ensayo puede leerse clicando aquí]

25 de marzo de 2008

Educación Vegana Simplificada. Primera parte




Una de las cosas que escucho con frecuencia es que educar a las personas acerca del veganismo, particularmente a los que no conocemos, es difícil.

Por el contrario, nuestras interacciones cotidianas con las personas ofrecen muchas oportunidades para discutir acerca del veganismo. Este ensayo se ocupará de dos ejemplos. Presentaré otros en futuros ensayos.

Por ejemplo, en enero de este año, tuve que llevar a Robert, uno de nuestros perros, a ver a un especialista en la Escuela de Veterinaria de la Universidad de Pennsylvania. Había una mujer —me voy a referir a ella como “Jane” en este ensayo, pero este no es su verdadero nombre— sentada en la sala de espera. Jane estaba con una galga. Y como siempre sucede cuando dos humanos están en estos lugares con sus compañeros no humanos, comenzamos a conversar acerca de qué problemas de salud nos habían llevado a Penn. Y esto llevó a cómo Jane había adoptado a su perra que tenía un grupo de rescate y a cómo fue encontrado nuestro perro viviendo debajo de un auto abandonado.

Después de un minuto o dos de hablar acerca del horror que es la industria de las corridas de galgos, le dije a Jane que solía enseñar en la Universidad de Pennsylvania muchos años atrás, y que Penn era famosa por los horribles experimentos, pruebas y procedimientos “educacionales” que hacían en perros y otros animales no humanos. Ella dijo que había escuchado acerca de los experimentos animales en Penn y le mencioné cuán extraño era que una parte del edificio se dedicara a la aplicación de la medicina veterinaria para ayudar a los animales que amaban los humanos y otra parte del edificio se dedicaba a torturar no-humanos que no eran miembros de ninguna familia. Jane afirmó que realmente no tenía sentido tratar algunos perros y gatos como miembros de nuestra familia y tratar algunos perros y gatos como “instrumentos de investigación”

“Muy cierto,” dije. “Pero en muchos aspectos, somos todos exactamente igual a esos veterinarios de Penn. Tratamos algunos animales como miembros de la familia y a otros, los dañamos.”

Parecía confusa. “¿Qué quieres decir?” Yo jamás dañaría a un perro o gato.” Cambié la conversación, dejando de hablar de perros y gatos y comenzando a hablar sobre vacas, cerdos y gallinas, y acerca de cómo estos animales no son, en realidad, diferentes de los perros y los gatos. Hay algo muy extraño en el hecho de que consideramos algunos no humanos como miembros de la familia, como seres que amamos y cuya personalidad reconocemos, mientras que, al mismo tiempo, clavamos los tenedores en otros animales que no son diferentes –tanto moral como prácticamente–, de aquéllos que amamos.

Jane se quedó en silencio por un momento y entonces preguntó:


“¿Eres vegetariano?”

“Soy vegano,” respondí.

“¿Quieres decir que ni siquiera bebes leche?” preguntó.

“Correcto. No como huevos, ni ningún producto lácteo.”

“Puedo entender lo de no comer carne. Pero ¿qué está mal con los lácteos y los huevos?”

“Todo. Los animales usados en la industria láctea o de los huevos son mantenidos vivos por más tiempo que la mayoría de sus equivalentes “para carne”, son tratados peor, y terminan en el mismo horrible matadero.”

Jane parecía perturbada.

“¿Pero no es realmente difícil ser vegano?” preguntó.

“En absoluto,” le respondí. “Es increíblemente fácil y es mejor para ti y para el planeta, además de ser lo correcto si consideras a los animales nohumanos como miembros de la comunidad moral.”

Pasé unos pocos minutos hablando acerca de los beneficios para la salud de la dieta vegana y del desastre ecológico de la agricultura basada en la cría de animales.

Nuestra conversación se detuvo por unos 30 segundos y entonces Jane preguntó:

“Podrías conseguirme alguna información acerca de cómo hacerse vegano?

Claro. Dame tu dirección de email.”

Conversamos durante algunos pocos minutos más acerca de la gran varidad de alimentos veganos que ya están disponibles, y entonces nos llamaron a Robert y a mí para ver al veterinario. Jane se había ido cuando salimos. Esa tarde, le envié a Jane varias cosas para leer acerca del veganismo —tanto acerca de los temas concernientes a cuestiones morales como de salud y ambientales como así también informaciones prácticas acerca de nutrición y de cómo preparar la comida vegana de manera rápida y fácil. Esa noche, recibí una breve respuesta: “Gracias. Lo voy a leer con interés.”

Dos semanas atrás, recibí un correo electrónico de Jane —el primero que tuve después de haberle enviado este material. El correo decía, en parte:

“Ya soy un 60% vegana y estoy empeñada en llegar al 100%. Me siento mejor tanto en términos espirituales como físicos. Estoy usando la comida vegana para perros que me recomendaste ¡y ella la adora! Gracias por tu tiempo.”

Los hospitales y oficinas veterinarios son siempre lugares óptimos para comenzar conversaciones acerca del veganismo. La gente está concentrada en sus compañeros nohumanos y están emocionalmente muy abiertas a pensar, en forma más abstracta, acerca de los animales nohumanos en general. No puedo recordar siquiera haber estado en un consultorio veterinario sin que iniciara una conversación con alguien que no se desviara hacia el veganismo —y hemos tenido hasta siete cachorros de una vez, todos rescatados del abandono, así que tenemos mucha experiencia en consultorios veterinarios.

Otro lugar excelente para hablar acerca del veganismo es dentro de un avión.

Cuando piden cualquier tipo de comida especial en un vuelo, esas comidas usualmente se sirven primero. La azafata viene y pregunta si ordenaste un “comida especial.” Siempre respondo, “sí, pedí una comida vegana sin ningún producto animal de ningún tipo que sea.” La mayoría de las veces, la persona sentada a mi lado, o las dos personas sentadas a ambos lados, si estoy en el asiento del medio, me preguntan si tengo alergias o porqué pedí una comida de este tipo. Esto, por supuesto, abre la puerta para una discusión acerca de porqué es que soy vegano. Dependiendo del tiempo que pase entre que llega mi comida y la distribución de las demás, el 20% de las personas con las que conversé preguntan a la azafata, cuando llega con el carrito, si hay otra comida vegana disponible. De hecho, nunca comienzo a comer mi comida hasta que venga el carrito, para el caso de que esto ocurra y no haya una comida vegana extra, porque así le doy la mía con felicidad a mi vecino, como ya lo hice en varias ocasiones.

Algunas de las mejores discusiones que tuve acerca de derechos animales y veganismo sucedió en los aviones, particularmente en los vuelos transatlánticos. Estás ligado a alguien cerca de 7 horas y las personas con frecuencia están felices de pasar por lo menos parte de ese tiempo hablando con quien está sentado frente a ellas.

Una de mis historias favoritas ocurrió varios años atrás. Estaba rumbo a Paris, sentado cerca de una mujer que tenía un abrigo de piel. No estaba usando el abrigo, sino que lo tenía sobre el asiento. Yo estaba leyendo una copia de mi libro «Introducción a los Derechos Animales», la cual, para ese momento, estaba con la idea de hacer una segunda edición y considerando modificaciones que podía hacer. El vuelo se retrasó dejando el aeropuerto de Newark, así que conversamos un poco acerca de las conexiones que teníamos en París. Ella vió mi libro y preguntó, “¿es un buen libro?” Sonreí y dije que era ¡un libro excelente! Me pregunto si era "un partidario de los derechos animales.” Le dijo que sí lo era, y ella pasó los próximos 30 minutos —durante los cuales continuábamos en el portón— hablando acerca de sus dos perros y de cuánto los iba a extrañar mientras estuviera en su viaje de negocios en Francia, etc.

Y entonces ella llevó el tema hacia su abrigo de piel. Dijo, “mi abrigo de piel debe ofenderlo. Le pido disculpas.” Comenzó explicándome que era un abrigo hecho con zorros “de criadero” y que los animales no eran capturados con trampas. Le expliqué cómo los animales “de granjas” son torturados de la misma manera que a los que cazan con trampas —no más ofensivo que el abrigo hecho de cuero o lana. Ella pareció quedarse perpleja al escuchar esto. “¿No usa lana o cuero?”; “No”, le respondí, “Soy vegano.”

Pasé los próximos 15 minutos, aún en el portón, explicando qué era el veganismo y asegurándole que el mismo ofrece una amplia variedad de opciones saludables y excitantes, y que es la lógica elección para cualquiera a quien le importe los animales no humanos. Entonces le sugerí que los zorros matados para hacer su abrigo de piel no eran diferentes de los perros que ella estaba tan triste por dejar en Nueva York durante dos semanas. Comenzamos entonces a hablar de la “esquizofrenia moral” que afecta e infecta nuestro pensamiento acerca de los no-humanos.

El avión despegó, las raciones comenzaron a servirse, me dieron mi comida vegana, y mi vecina preguntó inmediatamente a la azafata si había una comida vegana extra a bordo. Había una, y ella la pidió. Pasamos las próximas horas hablando acerca de derechos animales y veganismo !y confesé ser el autor del libro por el que había preguntado!

Después de 2 meses después de ese vuelo, recibí un email de esta persona. Ella había dado su abrigo de zorros a un grupo animalista que lo usaría en una demostración anti-pieles y había encargado un ejemplar de «Introducción a los Derechos Animales» y lo había leído. Estaba cambiando hacia el veganismo, usando una técnica que yo le había sugerido, en la que ella no comería ningún producto animal en una comida, luego en dos comidas, luego en tres, y después en todos los refrigerios también. Pasaron otros dos o tres meses y ella escribió de nuevo para decirme que ya era completamente vegana.

La educación vegana es desafiante. Vivimos en una cultura en la que la mayoría de la gente asume sin pensar que consumir productos animales es “normal” o “natural”. La educación vegana demanda mucho tiempo, con frecuencia significa trabajar persona por persona y emplear bastante tiempo en eso.

Pero cada día nos presenta toda una suerte de oportunidades para educar a otros y las oportunidades más efectivas son los intercambios amistosos y calmados entre dos seres humanos pensantes.

Y cada persona que se hace vegana es una contribución vital para la revolución noviolenta que con el tiempo cambiará el paradigma de los animales no humanos como propiedad hacia el de los animales no humanos como personas.

[Continuación a la segunda parte clicando aquí]




6 de febrero de 2008

La Comisión Europea y la “prohibición” de las jaulas en batería


El 18 de enero de 2008, la Comisión Europea rechazó los pedidos de aplazamiento de su Directiva que requiere la “prohibición” de la jaula en batería convencional, proyectada para entrar en vigencia en el 2012 (después de haber sido anunciada en principio para 1999). De acuerdo a la Directiva, los productores tendrán la opción de pasarse a la cría “a campo libre”, en “granero” (conocida como “sin jaula” en EE.UU.) o de usar jaulas “acondicionadas” donde la densidad del almacenamiento es más baja y que deben tener un nido, litera, perchas y una tabla donde limar las garras.

Y los bienestaristas están, como ustedes podrán imaginar, tan entusiasmados como les es posible, aunque algunos al menos tuvieron el buen talante de revelar un pequeño indicio del escepticismo que está garantizado.

La Royal Society for the Prevention of Cruyelty to Animals es una organización bienestarista. De hecho, la RSPCA apoya la Freedom Food Label, un artificio que engaña a los consumidores haciéndoles creer que están comprando carne y productos animales “felices.” Aunque la RSPCA elogió la decisión de la Comisión de no posponer la prohibición, al menos señaló:

Si por un lado la RSPCA considera a las jaulas “acondicionadas” como un pequeño avance en comparación con las jaulas en batería convencionales, por otro lado aquéllas aún no proporcionan adecuadamente ni siquiera algunas de las necesidades de bienestar más básicas de las aves. Esto incluye falta de espacio para desplegar sus alas apropiadamente o comodidades suficientes para darse un baño de barro satisfactorio, llevándolas a la frustración y el estrés.

La RSPCA está a favor de los sistemas de “campo-libre” y “sin-jaula”, los cuales, por supuesto, no pueden ser descriptos como “humanitarios” sin una grotesca distorsión de la palabra. Un repaso de la información sobre estos sistemas provista por Peaceful Prairie Sanctuary, incluyendo su impresionante video sobre la producción de huevos a “campo libre” (free range), debería dar un descanso a cualquiera que promocione estas formas alternativas de tortura. Pero ni siquiera la RSPCA aprueba las jaulas “acondicionadas” que son una de las opciones otorgadas por la “prohibición” de la Unión Europea.

Otra organización bienestarista británica, Compassion in World Farming, elogió la “prohibición” de la UE en su comunicado de prensa como “un gran éxito.” Pero la CIWF previamente había publicado un extenso documento en el que condenaba el sistema de jaula “acondicionada” que se permite bajo la “prohibición.” Sin embargo, no había ninguna mención de las jaulas en batería “acondicionadas” en el comunicado de prensa de la CIWF elogiando la “prohibición.”

Y de todas maneras, aún se permite importar huevos producidos en jaulas en batería convencionales desde los países no pertenecientes a la Unión Europea que las usan.

¿Qué dicen los bienestaristas en EE.UU. acerca de la “prohibición”?

Aunque People for the Ethical Treatment of Animals (PeTA) manifiesta correctamente que “la mejor cosa que puede usted hacer es hacerse vegetariano y dejar de comer huevos,” PETA describe la decisión de la Unión Europea como una “victoria para las gallinas” y declara que “la prohibición de las jaulas en batería para el 2012 es un paso increíble para las gallinas ponedoras.” No se menciona que la “prohibición” no prohibe las jaulas en batería “acondicionadas”, las cuales están condenadas incluso por los grupos bienestaristas conservadores.

Pero por otro lado, en la edición de Invierno de 2007 de su revista, Animal Times, PETA declaró que su “estrategia corporativa” está ayudando a los animales, dando como un ejemplo que Safeway, una cadena de supermercados, “ha concordado en defender la matanza bajo atmósfera controlada” (CAK)- que pone a los pollos y a los pavos ‘a dormir’ rápidamente y sin dolor –con sus proveedores de aves de corral.” (p.3)

Y The Humane Society of the United States (HSUS), que elevó el elogio de la insignificante reforma bienestarista a una forma de arte, tiene esto para decir:

"La Humane Society of the United States aplaude esta memorable decisión de hoy de la Comisión Europea de prohibir las ineficaces jaulas en batería comforme había programado. La sumamente significativa mudanza para el bienestar animal muestra al lobby de la in dustria de cría intensiva que la opinión del público importa."  

"La Comisión Europea rechazó las demandas de los grupos lobistas de la industria para posponer la prohibición y, en vez de eso, respondió a los deseos de los ciudadanos de la Unión Europea. Algunos países miembros de la UE y algunos funcionarios de la industria del huevo lucharon por el aplazamiento de la prohibición. Adoptada en 1999, la Directiva de la Unión Europea para las Gallinas Ponedoras prohibe el uso de las jaulas en batería convencionales a partir del 1° de enero de 2012." 

“El confinamiento de las gallinas ponedoras en jaulas en batería está entre las prácticas más crueles e inhumanas en el mundo de la cría industrializada. Es alentador ver que la Comisión Europea rechaza los pedidos de aplazamiento de la prohibición del 2012. Felicitaciones a los ciudadanos europeos y a los grupos de defensa animal que han apoyado esta prohibición para el 2012,” dijo Wayne Pacelle, el Presidente y Director ejecutivo de la Sociedad Humana de EE.UU. (The Humane Society of the United Status: HSUS)"

Aunque la HSUS sí menciona que las jaulas “acondicionadas” pueden todavía ser usadas, inexplicablemente declara que la Directiva “es un avance importante hacia la prohibición total de las jaulas para las gallinas ponedoras.”

La “prohibición” es una farsa. Tales regulaciones no hacen más que lograr que el público se sienta mejor acerca de la explotación de los no humanos. Esto no es más que otro intento de hacer que el público crea que las regulaciones bienestaristas resultan en mejoras significativas e importantes en el tratamiento de los animales explotados como comida.

Y esta misma lamentable broma no incumbe sólo a los animales; tiene que ver también con los consumidores de productos animales. La Comisión Europea cita estudios que indican que el costo incremental para los productores de las jaulas “acondicionadas” será de menos de un centavo de euro. Los productores no tienen más que hacer este sutil incremento cargando una suma para los huevos que son rotulados como “amigos-del- bienestar”

Los defensores de los animales comenzaron esta campaña en los 90’ y consiguieron que la UE emitiera una Directiva en 1999. La “prohibición” no entrará en vigencia hasta el 2012, y permitirá a los productores usar los sistemas de producción que ni siquiera los grupos bienestaristas conservadores de Europa aprueban. Y los sistemas de “campo libre” y de “granero” o “libre de jaula” son igualmente horribles. La “prohibición” puede ser evitada por completo importando huevos desde fuera de la UE que son producidos en los sistemas de jaulas en batería convencionales. Finalmente, aunque la UE rechazó las demandas de posponer la “prohibición”, está por verse si los estados poderosos de la UE, tales como Francia, España y Polonia, proseguirán oponiéndose a la prohibición, haciéndose necesario que los bienestaristas continúen gastando tiempo, dinero y otros recursos en esta campaña insignificante.

Si alguien piensa que esta campaña representó un buen uso de los recursos del movimiento, entonces estoy en desacuerdo. Es claro para mí que el tiempo, dinero, y trabajo deberían ser mejor invertidos en una clara e inequívoca campaña vegana, en vez de confundir el público al llevarlo a pensar que los huevos “amigos-del-bienestar” son algo más que unicornios.



28 de enero de 2008

Entrevista de DefensAnimal.org al Profesor Gary L. Francione


Enero 2008

¿Está de acuerdo con la afirmación generalizada de que en los últimos 15 años se han producido mejoras significativas en cuanto al respeto a los intereses de los animales no humanos?

Gary L. Francione: No, no estoy de acuerdo. Esa “afirmación generalizada” a la que os referís es la opinión de grandes organizaciones bienestaristas, las cuales tienen un interés muy especial en fomentar la impresión de que ha habido un progreso en ese sentido. La realidad, sin embargo, es que las cosas no han mejorado de forma significativa alguna y, en ciertos casos, han ido realmente a peor.

¿Cómo valora el hecho de que se estén promoviendo reformas legales que regulen los métodos de explotación, con la intención de ayudar a algunos animales no humanos?

GLF: No es nada nuevo, los bienestaristas llevan más de 200 años proponiendo reformas legales. Esas reformas no han conseguido mucho. De hecho, ahora usamos más animales y de más horrorosas formas que nunca antes en la historia humana. La única diferencia es que hay una nueva generación de activistas que no conocen la historia del movimiento y los grandes grupos bienestaristas son felices manteniendo a esos activistas en un estado de ignorancia.

Los grupos bienestaristas ahora afirman querer la abolición como un objetivo a largo plazo, pero promueven reformas bienestaristas convencionales —yo llamo a estas personas «neobienestaristas». A menudo utilizan el lenguaje de los derechos y de la abolición, pero se dedican al mismo tipo de reformas a las que se dedicaban los bienestaristas en los años cincuenta en Estados Unidos.

¿Son compatibles las reformas legales con el movimiento abolicionista?

GLF: Como regla general, no. De hecho, estas reformas no son coherentes con el movimiento abolicionista. En su mayor parte, estas reformas sólo consiguen que la explotación animal sea más eficiente económicamente y más aceptada socialmente. Por consiguiente, las reformas consolidan el estatus de propiedad de los animales y eso es la antítesis de la posición abolicionista. Por ejemplo, muchos grupos bienestaristas en los Estados Unidos, PeTA incluido, proponen que el gaseado de pollos reemplace al método del electroshock. Y alegan que el gaseado conseguirá carne de mejor calidad, menos accidentes laborales, menor gasto económico para la empresa. Ese tipo de reforma no acerca a la abolición; incrementa el beneficio del productor y hace que el público sienta que está actuando de una manera más justa.

A nivel mundial, ¿podemos hablar de que existe un fuerte movimiento por el abolicionismo, o por el contrario cree que mayoritariamente hay un movimiento que sólo busca el bienestar animal, sin pedir que los demás animales dejen de ser propiedades humanas?

GLF: Creo que está empezando a emerger un movimiento abolicionista. Hasta hace muy poco, las grandes corporaciones bienestaristas controlaban la comunicación y suprimían totalmente el movimiento abolicionista. Ahora Internet ha hecho posible que los defensores puedan comunicarse y formar comunidades fuera de las estructuras impuestas por los grandes grupos. Por ejemplo, grupos como Defensanimal.org ahora son capaces de esquivar a los grandes grupos y dedicarse a importantes proyectos educacionales utilizando Internet.

Mi compañera, Anna Charlton, y yo tenemos un sitio web, [www.AbolitionistApproach.com], el cual contiene presentaciones sobre derecho animal, abolición contra regulación, animales como propiedad, y abogacía animal. Estas presentaciones están en inglés y francés, pronto estarán disponibles en español, alemán y portugués. También tengo un blog en el mismo sitio web. Recibimos miles de visitas, y pronto empezaremos también un podcast. Todo esto hubiera sido imposible hace unos pocos años.

Como he dicho antes, los grandes grupos a veces utilizan el lenguaje de los derechos y de la abolición, pero generalmente solo promueven reformas de bienestar. No tratan el problema de la propiedad.

¿Cuál cree que es la estrategia que debería seguir una asociación que luche por los intereses de los animales nohumanos?

GLF: En este momento, lo único que deberíamos hacer es dedicarnos a una educación vegana creativa y no-violenta. Mientras la mayoría de personas siga comiendo carne y productos animales, nunca habrá un progreso real. Debemos hacer del veganismo la piedra angular del movimiento. También deberíamos educar al público sobre la relación entre el especismo y otras formas de discriminación como el racismo, el sexismo y el heterosexismo.

¿Cree usted que el lenguaje especista es uno de los grandes elementos que mantienen y fomentan la discriminación hacia los demás animales?

GLF: Sí, por supuesto, pero debemos entender que aunque el lenguaje especista refuerza actitudes especistas, ese lenguaje está reflejando un pensamiento especista, el cual no va a desaparecer como consecuencia de cambios en el lenguaje. En los Estados Unidos la gente ya no utiliza calificativos racistas como en los años cuarenta o cincuenta, pero éste aún es un país muy racista. Tenemos que cambiar el pensamiento. Aún pensamos como racistas aunque nuestro lenguaje haya cambiado. Deberíamos procurar no utilizar lenguaje especista, pero no engañarnos pensando que ello tendrá efectos mágicos. El lenguaje especista simplemente refleja el pensamiento especista, el cual no desaparece porque desarrollemos formas de hablar políticamente correctas.

Para erradicar el especismo, ¿cree prioritario conseguir una educación infantil que no discrimine a los demás animales, o ve otras áreas como más importantes?

GLF: Educar a los niños es crucial. El problema es que la mayoría de padres son especistas y se oponen a que sus hijos sean educados sobre el veganismo y la discriminación de especies. Creo que deberíamos centrarnos en el público en general, haciendo énfasis en los estudiantes de secundaria y universitarios.

¿Cree usted que todo animal que dispone de sistema nervioso, y por lo tanto de la capacidad de sentir, debería dejar de ser considerado como una propiedad humana? ¿Por qué?

GLF: Mi teoría descansa únicamente en la capacidad de sentir. Si un ser tiene capacidad de sentir, es decir, tiene percepción consciente, entonces no deberíamos tratar a ese ser como un recurso nuestro. La razón de ello es que mientras los seres con capacidad de sentir sean tratados como propiedad, sus intereses serán ignorados y, en la práctica, serán tratados como “cosas” que existen fuera de la comunidad moral. Dado que la mayoría de nosotros ya aceptamos que los animales tienen una relevancia moral, estamos obligados a no tratarlos como propiedades. Es un tema complicado, y es examinado extensamente en mi libro Introducción a los Derechos Animales y en mi próximo libro, Animals as Persons: Essays on the Abolition of Animal Exploitation.

No sé si los insectos tienen capacidad de sentir; yo me inclino por no matarlos. Evito pisarlos cuando me los encuentro en casa, bien les dejo que se queden o, en el caso de arañas grandes, avispas, etc., los atrapo y los saco fuera.

¿Qué derechos legales cree que deberían ser reivindicados para los animales no humanos? ¿Sería suficiente para defender los intereses de los demás animales el que dejaran de ser considerados como propiedades humanas, o también debería ser tenido en cuenta que sea respetado todo aquello que ellos construyan o produzcan?

GLF: Yo sostengo que deberíamos parar totalmente de traer animales domésticos a este mundo. Deberíamos cuidar de aquellos que ya existen, pero no deberíamos hacer o facilitar que nazcan más. Esto incluye perros, gatos y otros compañeros no humanos. En lo que respecta a animales salvajes, deberíamos dejarles vivir en paz y no interferir en su mundo. No deberíamos entrometernos en sus hábitats.

¿Cómo fue su experiencia personal en el paso de ser especista a dejar de serlo? ¿Qué hecho, lectura, vivencia… le llevó a defender las tesis abolicionistas?

GLF: Me hice vegetariano en 1978, todavía comía huevos y lácteos. Por lo que recuerdo, creo que ni siquiera sabía lo que era un vegano por aquel entonces. En 1982 Ingrid Newkirk, a la cual había conocido cuando vivíamos en Washington, D.C. y la cual acababa de fundar PeTA junto a Alex Pacheco, me dio una copia de un libro llamado Fettered Kingdoms, escrito por un británico llamado John Bryant. Anna y yo leímos aquel libro, el cual defendía que no deberíamos comer ningún producto animal, nos hicimos veganos inmediatamente y nunca más comimos de forma voluntaria un producto de origen animal. Desgraciadamente, conocí a John Bryant en Londres a finales de los noventa. Me dijo que ya no era vegano. Me quedé muy decepcionado.

A principio de los noventa, tenía muy claro que las reformas bienestaristas nunca llevarían a la abolición y fue entonces cuando comencé a desarrollar el argumento que me llevó a escribir “Animals, Property, and the Law” en 1995, el cual sostenía que los estándares de bienestar animal nunca proveerían una protección significativa a los intereses de los animales mientras éstos fueran mercancías, y Lluvia Sin Truenos: La Ideología en el Movimiento Animalista, en 1996, el cual sostenía que las reformas bienestaristas no llevan hacia la abolición y que necesitamos adoptar una agenda abolicionista.

¿Qué cree que hace falta para que la mayoría de los humanos sean veganos y no especistas? ¿Cuál cree que sería la mejor manera de actuar para conseguir que los humanos actúen de un modo ético hacia los demás animales?

GLF: Creo que a la mayoría de gente le importan los animales de alguna forma. El reto es hacerles ver que sus acciones son incoherentes con su creencia de que realmente tenemos obligaciones morales con los animales.

Tenemos que mejorar nuestro trabajo al educar a la gente sobre la no-violencia hacia los animales, y a otros humanos. La violencia comienza con lo que comemos, y tenemos que hacerle ver a la gente que ésta es una cosa sobre la cual sí tienen control. Pueden eliminar la violencia de sus vidas con una sencilla decisión: hacerse vegano.



23 de enero de 2008

Preguntas tontas y una falta de equilibrio



Entre los muchos anuncios que recibo acerca de los varios eventos y conferencias que se centran en la cuestión animal, había uno que divulgaba una conferencia patrocinada por el grupo bienestarista United Poultry Concerns. El título de la conferencia es: “Libres de jaulas, amigos de los animales, Hágase Vegano — ¿Cuál es el problema?”

De acuerdo al anuncio, la conferencia va a preguntar:
«¿El trabajo de los activistas debe reducir el sufrimiento de billones de pollos y otros animales que nunca vivirán para ver un mundo vegano, o tales esfuerzos son contraproducentes —una traición moral a los animales?»
Esta pregunta asume que las reformas del bienestar animal significativamente reducen el sufrimiento de los animales, y que nos llevarán incrementalmente hacia un mundo vegano. Pero no hay nada que apoye esta suposición.

Tal como argumenté en mi ensayo, “Los cuatro problemas del bienestar animal”, las reformas bienestaristas no ofrecen una protección significativa a los animales; las medidas bienestaristas hacen que el público se sienta mejor en cuanto a la explotación animal, y eso fomenta la continuación del uso de animales; el bienestar animal no hace nada para erradicar la condición de propiedad de los animales, y el tiempo y el dinero gastados en las reformas bienestaristas significan menos tiempo y dinero invertido en promover el veganismo. No hay evidencia empírica de que la reforma bienestarista conduzca incrementalmente a la abolición del uso de los animales, o ni siquiera que reduzca significativamente el uso de los animales. La ética del bienestar animal ha sido el paradigma moral dominante, y hemos tenido leyes de bienestar animal por más de 200 años. Y ahora estamos usando más animales, de maneras aún más horribles que en ningún otro momento de la historia humana.

Esta pregunta también asume que los abolicionistas, los cuales se oponen a las reformas bienestaristas, no tienen un programa para reducir el sufrimiento animal, en cuanto a que nos dirigimos incrementalmente rumbo a la abolición. Esa suposición también está errada.

El enfoque abolicionista es ir al frente, a todo vapor, con la promoción explícita y sin reservas del veganismo como la única base aceptable del movimiento por los derechos animales. Cuantas más personas adopten el veganismo, menos será la demanda de productos animales; cuantos menos animales se produzcan para consumo humano, menos sufrimiento animal. Y a diferencia del enfoque bienestarista, que refuerza la condición de propiedad de los animales y hace que el público se sienta bien acerca del uso de animales, el enfoque vegano deja en claro que nosotros no tenemos ninguna justificación moral para explotar a los animales no humanos —por más “humanitario” que sea el trato. El enfoque abolicionista procura cambiar el paradigma; el enfoque bienestarista permanece empapado y enredado en el statu quo.

El anuncio para esta conferencia bienestarista también pregunta:
«¿Y qué pasa con términos como “carne humanitaria”, “sin crueldad”, “estándares compasivos,” y “victoria”? — ¿"Qué mensaje dan estos términos al público?»
Esta pregunta se refiere al hecho de que, en los EE.UU y en Gran Bretaña, los bienestaristas están promoviendo etiquetas para asegurar al público que los cadáveres, y otros productos de origen animal que están adquiriendo, fueron producidos en condiciones “humanitarias”. Esto es, los bienestaristas se han unido con la industria de explotación animal para formar una asociación en la que los bienestaristas colocan su “sello de aprobación” en carnes, lácteos y huevos.

Por ejemplo, en Gran Bretaña, está la etiqueta Freedom Food; en EE.UU. está la etiqueta Certified Humane Raised and Handled y la Animal Compassionate promovida por Whole Foods Market.

Tal estrategia puede solamente conducir hacia una dirección –hacer la explotación animal más aceptable.

¿Y quiénes son los expositores en la conferencia de United Poultry que ofrecerán una “discusión” acerca de la cuestión del etiquetado y de la utilidad o no de la reforma bienestarista?

Vamos a dar un vistazo a la lista de expositores:
— Karen Davis de United Poultry Concerns, que “promueve el tratamiento compasivo y respetuoso de las aves domésticas” y apoya la legislación del bienestar animal, los huevos de aves “libres de jaulas” y “jaulas más grandes” para las ponedores de jaulas en batería;
— Harold Brown, antes de Farm Sanctuary, Bruce Friedrich de People for the Ethical Treatment of Animals, y Christine Morrissey, todos patrocinadores de los estándares compasivos para los animales, el Animal Compassionate Standard, de Whole Foods. 
— Paul Shapiro, de la Humane Society of the United States, co-patrocinante de la etiqueta Certified Humane Raised and Handled, apoya la Animal Compassionate Standard, y promueve incansablemente los huevos de ponedoras “libres de jaula” y otras formas de bienestar animal, 
— Roberta Schiff , de Mid-Hudson Vegetarian Society, que promueve la inefectiva reforma de bienestar animal, tal como la “prohibición” de foie grass que fue propuesta en Nueva York, y del trabajo de Michael Pollan, uno de los principales arquitectos del movimiento por la carne “feliz”; y 
— Patty Mark, de Animal Liberation Victoria, de Australia, quien se opone a las reformas bienestaristas y considera inaceptables esos esfuerzos para etiquetar como “humanitaria” la muerte y la miseria.
Seis a favor, uno en contra. ¡Esto sí que es equilibrio!

Nosotros podemos, sin embargo, responder a la pregunta: “¿Cuál es el problema?”

El problema es la suposición de que la reforma del bienestar animal funciona.

El problema es la suposición de que el enfoque abolicionista no tiene un programa eficaz de reducción incremental del sufrimiento animal, que reducirá la demanda por los productos de origen animal.

El problema es decirle al público que van a tener una “discusión” acerca de estos temas cuando, de hecho, lo que van a hacer es presentar una propaganda bienestarista que, tal como el anuncio de la conferencia deja en claro, va a falsear y tergiversar el enfoque abolicionista.

P.S. Después de que este ensayo fue publicado, recibí un mensaje de Harold Brown. Él expresó, en parte: “Es verdad que trabajé para Farm Sanctuary, pero renuncié hace algunos meses, porque estaba en un callejón sin salida, al ser una voz por los derechos.” Él también dijo que ahora está siendo “rotulado de abolicionista fundamentalista, al mismo tiempo en que ellos dicen que mis puntos de vista son iguales a los tuyos” y que “soy un abolicionista y no voy a retroceder ante la retórica orwelliana y la hipérbole que esas organizaciones de alcance nacional están propagando…”

Así que, quizás, Patty Mark no va a estar sola en esa celebración del bienestarismo.


5 de diciembre de 2007

Feminismo posmoderno y bienestar animal: un par perfecto




Recientemente tuvo lugar un debate, en los excelentes y siempre animados Vegan Freak Forums, entre quienes pueden caracterizarse, de manera general, como “feministas posmodernas” y “feministas radicales.” Las feministas posmodernas reconocen que la elección de una mujer de cosificarse sexualmente a sí misma, puede representar un acto facultativo y no puede estimarse de ninguna manera definitivamente negativa. Esas feministas con frecuencia son pro-pornografía, o al menos no son anti-pornografía. Las feministas radicales están más inclinadas a rechazar la cosificación de la mujer como inherentemente problemática. Están en general contra la pornografía y se oponen particularmente al tipo de pornografía en que las mujeres aparecen recibiendo un tratamiento violento o abusivo. Ellas juzgan que la mayoría de los estereotipos de género son perjudiciales tanto para las mujeres como para los hombres, y procuran minar estos estereotipos. Las feministas postmodernas con frecuencia argumentan que los estereotipos “femeninos” pueden ayudar al empoderamiento de las mujeres.

Este debate tiene algunos interesantes e importantes paralelos con el debate abolición vs. bienestar. De hecho, el feminismo posmoderno y el bienestar animal son la misma teoría, aplicada en contextos diferentes.

I. Cosificación “feliz”: La posición del feminismo posmoderno tiene el efecto de que las personas se sientan más cómodas acerca de la explotación de las mujeres. Si una mujer decide convertirse en una trabajadora sexual, esto es considerado como una elección facultativa que las feministas deben apoyar. El feminismo posmoderno se rehúsa a hacer cualquier tipo de juzgamiento normativo negativo al respecto de estas instituciones explotadoras, o de cómo las mismas afectan a las mujeres de las clases más desfavorecidas, que no tienen los privilegios de las feministas posmodernas, las cuales son, en su mayoría, mujeres blancas de clase media, que recibieron una buena educación.

Debido al sello de aprobación que las feministas posmodernas le colocan a la auto-cosificación, es fácil entender la reacción de los hombres cuando se presenta el tema de la pornografía o de otras formas de explotación: “¿Qué hay de malo con eso? Las feministas les dan el visto bueno.” La semana pasada, una feminista posmoderna me dijo, en el Vegan Freak Forum que yo soy un anti-feminista, por mi “expresión de desdén” por los clubes de strip tease. Cualquiera que estuviera leyendo ese intercambio de mensajes, y que estuviese pensando en la posibilidad de ir a un lugar de esos, recibió la aprobación de alguien que se llama a sí misma una “feminista” —una que alega ser alumna de post-grado en nada menos que un programa de Estudios de las Mujeres. De hecho, el mensaje fue claro: Frecuentar un club de strip tease es un modo de mostrar que respetan la decisión que hace una mujer de involucrarse en ese tipo de actividad. No solamente está bien ir a un club de strip tease; es una cosa feminista para hacer. Notable.

Quiero enfatizar que nadie está intentando criticar o juzgar a los individuos que toman esas decisiones de cosificarse a sí mismos. El asunto es solamente si aquéllos que se oponen al sexismo deberían oponerse a esas instituciones explotadoras. Las feministas posmodernas dicen que no deberíamos; las feministas radicales afirman que sí.

No sorprende que PeTA adopte el abordaje posmoderno del feminismo e incentive a las mujeres a realizar acciones explotadoras “por los animales.” Hemos tenido décadas de hazañas sexistas por parte de PeTA, desde “Prefiero andar desnuda que [llene el espacio con cualquier cosa) hasta un “State of the Union Undress” con un desnudo frontal completo. PeTA siempre puede contar con las feministas posmodernas para participar con entusiasmo de sus actividades, toda vez que las feministas radicales señalen que un movimiento que se opone a la cosificación de los no humanos debería también oponerse a usar a los animales humanos como objetos.

Y podemos ver que el mismo modo de pensar que está por detrás del abordaje posmoderno es directamente reflejado en el contexto animal con resultados devastadores. Tenemos a Peter Singer, PeTA, HSUS y virtualmente todos los principales grupos bienestaristas, muchos de los cuales alegan representar la posición de los “derechos animales”, argumentando que la explotación animal puede ser moralmente defendible, si tratamos a los animales explotados de manera “humanitaria”. Podemos ser “omnívoros conscientes” y permitirnos el “lujo” de consumir productos animales siempre y cuando comamos animales faenados en mataderos aprobados por Temple Grandin, ganadora del premio PeTA , o vendidos en Whole Foods, el mercado que, según PeTA tiene estándares estrictos de bienestar animal, o mientras que comamos huevos producidos en galpones “libres de jaulas”,

Debido al sello de aprobación de Singer, PeTA, etc., es fácil entender porqué, cuando estamos tratando de promover el veganismo, con frecuencia nos encontramos con la respuesta: “¿Qué hay de malo en comer carne (huevos, queso,etc.)? Las personas que están por los derechos animales dicen que es correcto”. PeTA dice que McDonald’s es un “precursor” en materia de reformas de bienestar animal de los animales usados por las cadenas de fast-food, y el ícono Jane Goodall es una de las celebridades que apoyan los lácteos de Stonyfield. El movimiento por el bienestar animal hace que la gente se sienta mejor en cuanto a participar en la explotación animal, así como las feministas posmodernas hacen que las personas se sientan mejor en cuanto a participar en la explotación de las mujeres. Ustedes pueden ser “feministas” mientras disfrutan del contacto con una bailarina desnuda en un club de streap tease, ustedes pueden ser personas “por los derechos animales” mientras comen sus huevos “libres de jaulas” o carne aprobada por las organizaciones de protección animal.

En suma, las feministas posmodernas han creado una rama de cosificación “feliz” para las mujeres, de la misma manera que los bienestaristas han creado el fenómeno de la carne y productos animales “felices”. Las feministas posmodernas con frecuencia ignoran, por conveniencia, el hecho de que las mujeres involucradas en la industria del sexo son violadas, golpeadas, y adictas a las drogas, de la misma manera que los bienestaristas ignoran, por conveniencia, que los productos animales –incluyendo aquéllos que son producidos bajo las circunstancias más “humanitarias”– implican un sufrimiento horrible para los animales. Y ambos grupos ignoran que la cosificación de mujeres y animales, independientemente de la forma en que son tratados, es inherentemente objetable.

Tanto la posición de las feministas posmodernas como la posición neobienestarista están enraizadas en la ideología del statu quo. Ambas refuerzan la posición actual de los animales como propiedad, y de las mujeres como cosas cuya condición de persona está reducida a cualquier parte, o imagen de parte de su cuerpo, que convertimos en fetiches. Ambas son posiciones que apenas ponen rostros sonrientes en lo que es, en esencia, un mensaje muy reaccionario.

Debo hacer notar otra relación directa entre por lo menos ciertas feministas y los bienestaristas. Algunas veces, esas feministas alegaron que rechazaban los derechos de los animales porque, según ellas, los derechos son una cosa “patriarcal”, y que para valorar nuestras obligaciones con los no humanos deberíamos usar, en vez de los derechos, una “ética del cuidado”. O sea, esas feministas niegan la existencia de reglas universales que nos prohibirían usar animales en todas las circunstancias; en vez de eso, la moralidad del uso de los animales, según ellas, estarían determinada por las particularidades de una situación, para ver si son tenidos en cuenta ciertos valores ligados al cuidado. Es interesante notar que ninguna feminista de que yo tenga noticia, sustenta que la moralidad de la violación depende de una ética del cuidado; todas las feministas afirman justamente que la violación nunca es justificable. Pero eso no es diferente a decir que las mujeres tienen el derecho a no ser violadas. Así que esas feministas están a favor del tipo de protección que ofrecen los derechos, cuando se trata de animales humanos, pero no cuando se trata de animales no humanos. No todas las feministas tienen esa posición, pero algunas que se identifican como defensoras de los animales, y algunas bienestaristas afirmaron haber adoptado la ética del cuidado como una alternativa a los derechos animales. (Tengo escrito un capítulo acerca de los derechos animales y la ética del cuidado en mi nuevo libro, Animals as Persons: Essays on the Abolition of Animal Exploitation.)

II. Las reglas acerca del discurso permitido: También existen paralelos entre las reglas del discurso, que son frecuentemente impuestos por las feministas posmodernas y los bienestaristas. Ambos grupos tienen la tendencia a considerar como inaceptable cualquier crítica de su posición. Las feministas posmodernas acusan a las feministas radicales de ser “patriarcales”, “opresivas”, “abusadoras”, “desempoderantes”, etc., si las radicales no concuerdan con el abordaje de que “mercantilizarse a sí mismo es feminismo”. Los bienestraistas consideran cualquier crítica de las reformas bienestaristas como “agresivas”, o “divisionistas”, y como “perjudiciales para los animales.” Tanto las feministas posmodernas como los bienestaristas hacen llamamientos frecuentes a la “unidad del movimiento,” el cual es un código para la posición de que todos aquéllos que no están de acuerdo deberían dejar de desacordar y deberían apoyar la posición feminista posmoderna o la posición bienestarista. Las tentativas que las feministas radicales o los abolicionistas hacen para instalar un discurso racional respecto de esas cuestiones, son rechazadas bajo el pretexto de que son esfuerzos “intelectuales” o “académicos” inútiles o elitistas que tan sólo sirven para frustrar los esfuerzos de liberar a las mujeres y a los no humanos.

Este estilo de discurso refleja las tácticas de la derecha reaccionaria. Cualquier divergencia es automáticamente demonizada y los intentos de una discusión razonada son rechazados a favor de los eslóganes y otros tipos de retórica vacía, que no hacen otra cosa que no sea mantener la ideología de la explotación dominante.

Es lamentable, pero no una sorpresa, que tales tácticas hayan ingresado en los movimientos sociales supuestamente progresistas.


10 de noviembre de 2007

¿Una “luz en la oscuridad”?




En un comunicado a los medios [25 de octubre; 2007] de Animal Rights International [ARI], su presidente, Peter Singer, anunció que ARI ha puesto avisos en las carteleras de los ómnibus de Nueva York, para exhibirse durante un mes. Estos anuncios, aparentemente, muestran cómo son producidos los huevos provenientes de gallinas de jaulas en batería. En el comunicado, Singer explica lo terrible que son estas jaulas. Singer declara: “‘Las jaulas en batería están siendo prohibidas en Europa —¿porqué estamos demorando tanto para hacer lo mismo?’” Singer afirma que “hay una luz en la oscuridad de este cuadro sombrío”:
«Los huevos de gallinas libres de jaulas, que actualmente representan sólo un 5% de las ventas, constituyen el segmento del mercado de mayor crecimiento. En la medida en que más personas sean conscientes del enorme sufrimiento infligido a las ponedoras en las jaulas, con frecuencia éstas van a optar por gastar algunos centavos más a fin de obtener un huevo producido de manera más humanitaria. ARI espera que, al recordar los neoyorquinos que el desayuno tiene un costo para las ponedoras, muchos gastarán un poquito más para deshacerse de las jaulas.»

El comunicado de ARI/Singer es problemático por lo menos en tres aspectos.

Primero, aunque la Unión Europea haya prohibido la tradicional jaula en batería a partir del año 2012, la industria europea del huevo, está actualmente buscando una postergación de la fecha para la entrada en vigor de la prohibición. Más aún, los productores de huevos son libres, bajo esta prohibición, de usar “jaulas enriquecidas”, de las cuales hasta las mismas organizaciones bienestaristas conservadoras, como Compassion in World Farming, afirman que “no resuelven muchos de los problemas de bienestar inherentes al sistema de jaulas en batería”.

Patty Mark de Animal Liberation Victoria señala que una enorme granja industrial de huevos en batería construida en 2002 en Nueva Gales del Sur —donde hoy están enjauladas, aproximadamente, un millón de aves:
«(…) importó de Europa nuevas y relucientes jaulas en batería, asegurándose de que sean jaulas (diseñadas para obedecer la prohibición del 2012) que fácilmente puedan ser “transformadas” en “jaulas enriquecidas”, en el caso de que Australia también “prohiba” las jaulas en batería. Esto es, ellos simplemente tienen que hacer algunos ajustes pequeños —retirar una gallina o dos, y colocar una tira abrasiva para desgaste de uñas y una ‘caja de anidación’. Aún continuará habiendo filas y más filas de gallinas en batería dentro de pequeñas jaulas apiladas en seis niveles, en aquellos mismos galpones hediondos y oscuros.»

Segundo, Singer afirma que los huevos de gallinas “libres de jaulas” son una “luz en la oscuridad” de esta sombría historia de las jaulas en batería. No lo son. Los huevos de gallinas “libres de jaulas” implican amontonar miles de aves en una gran jaula. A las aves se les sigue cortando el pico y se las sigue sometiendo a mudas forzadas. Un artículo publicado en 2004 en Christian Science Monitor estableció:
«Pero ‘libres de jaula’ no significa necesariamente mucho, en términos de calidad de vida para las ponedoras. Los huevos etiquetados como ‘libres de jaula’ con frecuencia provienen de gallinas apretadas unas contra otras en galpones inmensos.»
Y la autoridad principal citada como autora de la frase fue nada menos que Paul Shapiro, actual Director principal de la Campaña contra las Granjas Industriales de la Humane Society of the U.S. Por supuesto, esto fue antes que Paul fuera a trabajar para la HSUS, donde ahora él declara que los huevos “libres de jaula” y otras formas de “carne feliz” y productos animales representan “una verdadera oleada de progreso”Patty Mark observa:
«Y jamás se hace ninguna mención de los padres de las gallinas ponedoras “libres de jaula”. Las gallinas y los gallos son amontonados, todos juntos, hacinados unos contra otros, en inmensos galpones sin ventanas, donde las gallinas son repetidamente cruzadas con los gallos durante más de un año, al punto de que sus espaldas están literalmente desplumadas, dolorosamente heridas y enrojecidas; los padres y las madres son explotados hasta el agotamiento total; sus huevos son llevados ahora todos los días para ser colocados en una incubadora y así convertirse en gallinas ponedoras “libres de jaula”. Las madres ponedoras nunca tendrán la posibilidad de empollar sus huevos, los padres nunca tendrán la posibilidad de vigilar y proteger a su familia. Ni las gallinas ni los gallos conocerán jamás a sus pollitos mientras que el 50% de los bebés –los machos– serán molidos vivos y licuados en una licuadora industrial.»

Tercero, el comunicado describe a Liberación Animal de Singer, como un libro que “con frecuencia recibe el crédito de haber comenzado con el moderno movimiento de los derechos animales”. Entonces tenemos aquí, una vez más, al así llamado “padre del movimiento de los derechos animales” diciendole al público que la “luz en la oscuridad” de una historia acerca de la tortura y explotación de los animales es una forma levemente modificada de explotación y tortura.

Este tipo de enfoque no hace nada más que lograr que el público se sienta mejor acerca del consumo de animales —y promocionar al ARI y a Singer. Las personas pueden ahora “sentirse bien” en cuanto a comer huevos porque la autoridad en “derechos animales” Peter Singer les dice que los huevos de aves “libres de jaulas” son una alternativa moralmente aceptable a los huevos de gallinas de jaulas en batería.

Este no es el modo de cambiar el paradigma en dirección a la abolición. Pero en realidad no sería justo decir que Singer busca ese objetivo. Después de todo, él piensa que ser un “omnívoro consciente” es una “posición ética defendible” y que la explotación animal es un “lujo” que todos podemos permitirnos moralmente —por lo menos de vez en cuando.





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