22 de febrero de 2017

Los pollitos de Crowland y nuestra moral convencional sobre los animales



La BBC ha informado que alguien arrojó a la basura a 1800 pollitos en un terreno de Crowland, cerca de Peterborough, en el Reino Unido. Los pollitos fueron matados porque se encontraban cerca de una zona de exclusión por la gripe aviar.




La RSPCA, que está investigando el caso, cree que los pollitos pertenecen a un productor comercial de pollos y que fueron abandonados por una tercera persona que los recibió de un empleado "en precario" del productor de pollos. El inspector de la RSPCA, haciéndose eco del clamor popular sobre este asunto, ha declarado: "Es increíble que alguien pudiera desechar a estos vulnerables pollitos" añadiendo además que "podría considerar que esto es uno de los actos más atroces que me he encontrado en los 20 años que llevo en la RSPCA."

Pero la industria británica del huevo mata rutinariamente a millones de pollos cada año. Los pollos macho no dan huevos así que por lo general son gaseados, aunque también pueden ser asfixiados o triturados. La RSPCA aprueba estos métodos de matanza sobre las mismas criaturas vulnerables que fueran abandonadas para morir en Crowland. Y la RSPCA anima activamente a la gente a consumir pollos y otros animales.

¿Qué sentido tiene todo esto?

La respuesta es que no tiene ninguno. Expresamos nuestro enfado sobre lo que le han hecho a los pollitos en Crowland, pero, en tanto que somos consumidores de huevos, de pollos, y de otros animales, estamos apoyando prácticas que conducen al mismo hecho: los mismos seres vulnerables acaban siendo matados. No hay otra manera de verlo: nuestra posición es manifiestamente confusa.

¿Es incapaz nuestra moral convencional acerca de nuestras obligaciones con los animales de aportar una mayor claridad y guía moral en estas situaciones?

Primero; necesitamos identificar cuál es nuestra moral convencional respecto de los animales. Podríamos afirmar que se resume en un simple e incontrovertido principio: que está mal infligir sufrimiento innecesario a los animales. Esto es, la mayoría de la gente cree que los animales tienen algún valor moral pero que es un valor menor que el de los humanos, por lo que, en caso de conflicto entre humanos y animales, los animales pierden.

Necesitamos pensar con algo más de claridad acerca de lo que realmente decimos creer.

¿Cuándo es necesario hacer daño a los animales?

¿Qué quiere decir nuestra moral convencional cuando dice que podemos usar y matar animales cuando es necesario hacerlo? ¿Cuál es el significado de "necesario"?

Sea cual sea el criterio de necesidad, lo que es cierto es que no puede incluir el placer, la diversión o la comodidad. Esto es, necesitamos que haya un conflicto real entre humanos y animales —alguna clase de compulsión que requiere que dañemos a los animales. Si interpretamos la necesidad para incluir situaciones en las que nuestro supuesto "conflicto" es que nos privaremos de algún tipo de placer o diversión, o que nos resultará incómodo, entonces no hay límites. Nuestra moral convencional sobre los animales resulta inútil.

Esto es por lo que tanta gente se opone a actividades meramente deportivas, como las peleas de perros, las corridas de toros, y la caza del zorro. El problema es que nuestro mayor uso de animales —para comida— no conlleva mayor necesidad que el uso de animales para la tauromaquia.

La gente tiende a creer que comer carne, lácteos, y huevos, es necesario para la salud humana. Pero desde hace muchos años, el National Health Service, la British Nutrition Foundation, y la British Dietetic Association, así como otras organizaciones en Estados Unidos, y otros países, reconocen que una dieta vegana correctamente planificada es saludable. Cada vez más profesionales de la salud señalan que comer animales es perjudicial para la salud humana. Aunque esto se sale de la cuestión. Nadie mantiene que sea necesario consumir sustancias de origen animal.

La mejor excusa que tenemos para matar a 60.000 millones de animales terrestres para comida, y una cifra estimada de un billón de animales marinos, es que saben bien.

La ganadería no sólo es moralmente problemática porque implica causar daño innecesario a los animales sino que también resulta ser un desastre ecológico, responsable de emitir más gases de efecto invernadero que todo el consumo de combustibles fósiles para transporte, así como del deterioro del suelo, contaminación del agua, deforestación, y otros daños medioambientales.

Si no es necesario matar y consumir animales para alimentarnos, entonces todo el sufrimiento y la muerte que conlleva este uso es, por definición, innecesario. Y nuestra moral convencional debería excluirlo. De otro modo, nuestra moral convencional sólo significaría que debemos no imponer más sufrimiento del que fuera necesario para mantener usos que ya de por sí resultan innecesarios en primer lugar. Sin duda, nuestra moral convencional alcanza más allá de prohibir aquel daño sobre los animales que es puramente gratuito.

Retorno a Crowland

Nosotros promovemos la idea de que los animales tienen derechos morales. Pero reconocemos que la mayoría de la gente no coincide con esta posición. Sin embargo, no es necesario asumir la posición de los derechos animales para comprender que nuestra moral convencional establece que si nos encontramos en una isla desierta, o en un bote a la deriva, hay una necesidad; aquí hay una compulsión. La moral convencional sostiene que comer a un animal en esa circunstancia sería moralmente aceptable.

No obstante, si no estamos en una isla desierta o en un bote a la deriva, y no hay una necesidad o compulsión para matar o pagar a alguien para que mate, entonces nuestra moral convencional nos conduce a asumir una dieta vegetal. La misma indignación que nos conduce a rechazar la violencia contra los pollitos abandonados en Crowland debería conducirnos a reconocer que no debemos matar a esas mismas criaturas vulnerables como parte de la industria del huevo.


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