28 de septiembre de 2010

La posición de Peter Singer respecto de los peces es sospechosa*




En un artículo reciente, Peter Singer dice:
«Necesitamos aprender a capturar y matar a los peces de manera humanitaria o, si no fuera posible, encontrar alternativas menos crueles y más sustentables que comerlos.»
¿Una alternativa? ¿Qué tal verduras, frutos, semillas, legumbres y cereales?

Como argumenté aquí y en otras partes, Singer asume que el uso de peces, u otros animales, para comida no es algo en sí mismo moralmente objetable —si los animales son tratados “humanitariamente”—, porque, de acuerdo a Singer, los peces no tienen sentido del futuro y, por lo tanto, ellos no tienen interés en continuar viviendo sino sólo interés en no sufrir.

La posición de Singer de que sólo aquellos seres con un sentido de la conciencia parecido a la humana tienen interés en vivir —como diferente de no sufrir— es especista. Un pez valora su vida tanto como yo valoro la mía y ustedes las suyas. El pez puede pensar acerca de su vida de manera diferente a como yo lo hago. ¿Y con eso qué? Él prefiere o quiere o desea seguir viviendo. Tal como yo lo hago. Tal como ustedes lo hacen. Tal como cualquier ser sintiente lo hace.

Más aún, Singer una vez más opta por ignorar que, debido a que los animales son propiedad, las normas de bienestar, salvo raras excepciones, no se elevarán por encima del nivel necesario para asegurar que los animales sean explotados eficientemente. Raramente mejoramos los estándares de bienestar a menos que haya un beneficio económico al hacerlo. La realidad económica mantiene los estándares de bienestar muy bajos. 


En el artículo, Singer también declara:

«Las regulaciones para la matanza generalmente requieren poner inconscientes instantáneamente a los animales antes de matarlos, o que la muerte resulte instantáneamente o, en el caso del ritual de matanza, tan cerca de lo instantáneamente como la doctrina religiosa lo permita.»
No para los peces. No hay requerimiento de matanza humanitaria para los peces salvajes capturados y matados en el mar ni, en la mayoría de los lugares, para los peces de piscifactorías.

Es más que espantoso para mí que Singer sugiera que las regulaciones que supuestamente requieren una matanza “humanitaria” son algo más que meros intentos de hacer que los humanos se sientan más cómodos respecto de los horrores de los mataderos. Si Singer alguna vez ha estado en un matadero –tanto uno convencional como uno diseñado por la ganadora del premio PeTA, Temple Grandin–, y piensa que las palabras “humanitaria” y “matanza” van bien juntas, no estuvo prestando atención a lo que sucede en el piso de matanza. Una y otra vez hemos visto que el aturdimiento y la extracción de sangre no son con frecuencia siquiera practicados apropiadamente y aún cuando así se hace, llamar a tal tortura “humanitaria”, de algún modo y en cualquier caso es profundamente perturbador.

Finalmente, dado que Singer y otros bienestaristas ven al veganismo sólo como un modo de reducir el sufrimiento y no como un requerimiento de justicia que nos prohibe usar animales como recursos humanos, aunque sea de manera “humanitaria”, ellos no pueden proponer el veganismo como otra cosa que una regla “flexitariana” y apoyar la explotación “feliz”, la cual elogian como “compasiva.” Singer sostiene que el veganismo coherente es “fanático” y que podemos moralmente afrontar el “lujo” de comer productos animales “humanitarios”.

Si no son veganos, háganse veganos. Es muy fácil, mejor para su salud y para el planeta. Y, lo más importante, es lo moralmente correcto y justo para hacer.

Si son veganos, entonces eduquen a otros de manera creativa y no violenta.

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*"Singer’s Position on Fish is Fishy", en el original. El título en inglés hace un juego de palabras entre "fish" (pez) y "fishy" (sospechoso).


25 de septiembre de 2010

Bienestar animal, acción directa militante, mantras y fe ciega






Muchos de ustedes expresan frustración cuando, al intentar discutir con otros defensores de animales acerca del debate abolición vs. regulación o educación vegana no violenta vs. acción directa militante, descubren que los defensores de la reforma bienestarista o la violencia no tienen nada sustancial para decir.

La explicación es que la creencia en la reforma bienestarista o en la violencia no está basada en razones; está basada en la fe ciega, que se parece a la mentalidad de culto. Con respecto a los bienestaristas, pueden presentar un argumento cuidadosamente razonado para mostrar que el bienestar no funciona y, debido a factores económicos, no puede funcionar. Pueden mostrar cómo la reforma bienestarista ha fallado históricamente. Pueden mostrar cómo las campañas bienestaristas contemporáneas son profundamente defectuosas de muchas maneras. Pueden ofrecer un análisis razonado.

Los bienestaristas no tienen absolutamente nada que decir en respuesta, excepto repetir el mantra: “pero tenemos que hacer algo ahora para ayudar a los animales.” Pueden responder que la reforma bienestarista no ayuda, como cuestión empírica, a los animales de “ahora”, y pueden mostrar empíricamente cómo eso mismo es lo que sucede. Pueden mostrar cómo la reforma bienestarista históricamente ha hecho, y continúa haciendo, que el público se sienta más cómodo acerca de la explotación animal. Su respuesta es sólo otro mantra: ”estás siendo divisivo.” Esto se traduce como: no tenemos nada que decir en respuesta, así que simplemente callate y apoyá el bienestar porque con tu respuesta estás interfiriendo con nuestra recaudación de fondos.” O dicen, “estás siendo negativo.” Esto se traduce como: “estás en desacuerdo con el bienestarismo y la explotación “feliz” y, por lo tanto, debes estar equivocado.”

Pueden presentar los argumentos a favor del veganismo como base moral o contra las campañas de un solo tema. Los bienestaristas no responden con un análisis razonado. Simplemente reiteran la distinción arbitraria entre carne y otros productos animales; simplemente reiteran que la piel es diferente de la lana o el cuero. Ellos pronuncian mantras tales como, “pero muchos de nosotros fuimos vegetarianos antes de volvernos veganos.” ¿Y qué? La mayoría de los defensores de animales estuvieron involucrados en organizaciones bienestaristas que continuamente presentan al veganismo como difícil o intimidante y representan al vegetarianismo como una posición moral coherente. ¿Es alguna maravilla que muchos veganos fueron primero vegetarianos? ¿Y tiene algo de esto alguna relevancia si, como cuestión de principios fundamentales, el veganismo debe ser la base moral? No, por supuesto que no.

Otro popular mantra bienestarista es, “guarden sus críticas para los explotadores.” Pero la ideología bienestarista, incluyendo la promoción de la carne “feliz” y los productos animales “humanitarios”, es explotación. Entonces el mantra falla completamente en captar el argumento; solamente niega, sin ninguna sustancia, que el bienestarismo y la explotación “feliz” son explotación.

El razonamiento no tiene lugar donde la moneda corriente es la fe ciega y donde cualquier análisis crítico es considerado como herejía. Es una suerte que ser quemado en la hoguera ya no está más permitido, o de lo contrario los altos sacerdotes del bienestar animal estarían involucrados en una moderna Inquisición.

Aquéllos que promueven la violencia revelan un comportamiento de culto similar. Incesantemente repiten el mantra, “debemos usar la violencia contra los explotadores.” Dejando de lado los temas morales y filosóficos generados por la violencia en general, pueden explicarles, como una cuestión empírica, que los reales explotadores son aquéllos que crean la demanda de los productos animales, en primer lugar. Los explotadores institucionales son ciertamente culpables también, pero ellos están respondiendo a la demanda del público de los productos animales. Es como encargar un asesinato; los explotadores institucionales practican la matanza, pero aquéllos que consumen los productos animales y generan la demanda están, en efecto, contratando a los asesinos institucionales para que hagan la matanza. En derecho penal, la persona que contrata al asesino y el asesino son ambos culpables de asesinato, y cualquiera que pueda pensar claramente puede entender porqué ambos son igualmente culpables ante la ley.

Pueden señalar a las personas pro-violencia que si hoy se cierran diez mataderos mediante la acción directa, diez más se abrirán mañana, o diez mataderos ya existentes incrementarán su capacidad productiva mientras la demanda permanezca siendo la misma. Pueden observar que ellos, los que apoyan la acción militante, son explotadores en el sentido de que muchos de ellos no son ni siquiera veganos. Pueden observar que los que promueven la violencia, que con frecuencia son defensores de la reforma del bienestar animal, fracasan en entender que aquéllos que promueven la carne “feliz” y la explotación “humanitaria” están promoviendo la explotación.

¿La respuesta? Ellos simplemente reiteran su mantra de que la violencia es necesaria. No razonan; no hacen análisis crítico. Ellos no ofrecen nada más que la afirmación de eslóganes sin importancia, usualmente en voz alta y casi siempre acompañados de toneladas de ataques con jerga y argumentos ad hominem.

Entonces, si se sienten frustrados al tratar con bienestaristas o con los que apoyan la violencia, entiendan que no están tratando con la razón. Están tratando con la fe ciega. Están tratando con la mentalidad de culto. Desafortunadamente, no puede haber una discusión razonada con muchas de esas personas porque el razonamiento y las razones simplemente no les importan, y no informan a lo que ellas piensan. Su reacción usual, ante los argumentos sustanciales a los que no pueden responder, es ofrecer eslóganes sin importancia, o lanzar un ataque ad hominem de una u otra forma.

Lo principal es que los argumentos lógicos y la evidencia empírica son claras: el bienestar animal no funciona, y promover la violencia para tratar la cuestión de la explotación animal demuestra una completa ignorancia de los mecanismos culturales y de la realidad económica de tal explotación.

La explotación animal está en todas partes. El único modo en que un día cambiará será si dejamos el paradigma de los animales como cosa, como propiedad, y adoptamos el paradigma de los animales como personas no humanas que son reales miembros de la comunidad moral. Esto no sucederá de ningún modo significativo mientras estén situados en nuestros platos o en nuestras mesas, o en nuestros cuerpos, o en nuestros pies, o en los productos que usamos. Necesitamos decir “no” a la explotación animal en nuestras propias vidas y necesitamos educar a otros a través de la educación vegana creativa y no violenta.

Si no son veganos, háganse veganos. Es muy fácil, es mejor para la salud y para el planeta. Y, lo más importante, es lo moralmente correcto y justo para hacer.

Si son veganos, entonces eduquen a otros de manera creativa y no violenta.



El significado de “humanitario”






Todo escuchamos siempre la palabra “humanitario”, asociada a la situación que existirá solamente si es adoptada esta o aquélla reforma bienestarista, que es el objeto de esta o de aquella campaña, hecha por esta o aquella gran corporación de bienestar animal —y para la cual la contribución monetaria que ustedes hagan es necesaria “para los animales”.

Como sabe cualquier persona que lea este blog, o mis otros trabajos, pienso que las normas de trato “humanitario” de los animales —quienes son considerados legalmente como bienes muebles— estará en general limitada al nivel de protección necesario para explotar a estos animales de un modo económicamente eficiente. En otras palabras: con raras excepciones, gastamos dinero en proteger los intereses de los otros animales sólo cuando nos resulta en un beneficio económico.


Una revisión de la historia de la reforma bienestarista indica que la mayoría de las reformas que han sido implementadas encajan en este modelo, y que esas reformas no hacen mucho más que incrementar la eficiencia de la producción.


Las reformas hacen muy poco para aumentar la protección que damos a los intereses de los animales. El principal beneficio de las reformas “humanitarias” es que consiguen que los humanos se sientan mejor respecto de explotar a los no-humanos.

Así que dejemos en claro que, cuando proponemos que una reforma hará al trato de los animales más “humanitario,” lo que realmente queremos decir es:
1. La reforma puede resultar en algo menos menos de tortura que la que existe al presente, pero los animales seguirán siendo torturados —y en muchos casos, la reforma ni siquiera resultará en menos tortura. 
2. La reforma en general hará a la "producción animal" más eficiente al reducir los costos de producción.
3. La reforma no hará nada para sacar a los animales de la condición de propiedad y, de hecho, los enredará aún más en ella.
4. La reforma hará que los humanos se sientan mejor respecto del uso de los animales.
Es una propuesta en que todos salen ganando Los productores se benefician incrementando las ganancias y porque podrán alegar que ellos “se preocupan” por los animales —miren a la empresa Whole Foods. Los grupos animalistas pueden solicitar donaciones tanto para la campaña como premio para la supuesta “victoria,” y pueden darse aires de héroes.

Sólo los animales esclavizados pierden.

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Si no son veganos, háganse veganos. Es muy fácil, mejor para la salud y para el planeta. Y lo más importante, es lo moralmente correcto y justo para hacer.

17 de septiembre de 2010

Anuncio importante: Viernes sin peces pequeños de piscifactorías





El día de hoy marca el comienzo de una nueva e importante campaña para los animales:

Viernes sin peces pequeños de piscifactorías.

El objetivo de la campaña es alentar a la gente a no comer pescados de piscifactorías los viernes y, en cambio, consumir otros productos animales, para concienciar al público acerca de la difícil situación de los pequeños pescados criados en piscifactorías.

¿Por qué peces?

Aunque es verdad que todos los animales sufren y que el sufrimiento de cada animal es su sufrimiento y eso es algo que ella o él no quieren experimentar, y aunque nosotros no podemos, sin pedir cuestiones morales, clasificar el sufrimiento de un animal por encima del sufrimiento de otro, decidimos centrarnos solamente en los peces y no en cualquier otro animal y, en vez de proponer el veganismo, proponer que no se coman pescados provenientes de piscifactorías.

Lo hicimos por una sencilla razón: el público simplemente no es lo suficientemente inteligente, ni está emocionalmente preparado para confrontar el hecho de que todos los seres sintientes, en virtud de ser sintiente, no quiere experimentar dolor, sufrimiento, estrés y otros estados negativos. Así que, aunque en este sentido, todos los seres sintientes son moralmente indistinguibles, decidimos establecer una distinción entre pescados y otros animales no humanos que hay que reconocer que es insostenible, porque necesitamos llevar al público hacia esto de manera gradual. La verdad puede conmocionarlos y sobrepasar sus capacidades cognitivas, así que decidimos que era mejor simular que comer pescados es moralmente distinguible de comer otros productos animales, o vestir o usar productos animales.

Esta campaña de avanzada, centrada en los pequeños peces de piscifactorías, es realmente una campaña de “puerta de entrada”, parte de una estrategia global dirigida a un veganismo eventualmente propuesto como fundamento moral. Basándonos en las presentes circunstancias, lo haremos dentro de cuatro siglos a partir de hoy, pero tendremos que ir muy despacio incluso entonces. Ahora mismo estamos planificando anunciar “Jueves sin pequeños pescados de piscifactorías” para algún momento del año 2020. ¡La revolución comienza con el primer paso!

Las personas no se hacen veganas de un día para otro, ya saben. Y nosotros estamos haciendo todo lo posible para asegurar que más personas no se hagan veganas, caracterizando constantemente al veganismo como difícil, y siendo cuidadosos en no promoverlo como principio moral fundamental. Debemos ser prácticos y no sólo ideológicos.

Debemos recordar que muchos de nosotros no hemos sido veganos por años porque los grupos animalistas con los cuales estuvimos involucrados nos dijeron que comer varios productos animales era moralmente aceptable. Es importante que estos errores sean repetidos una y otra vez, si no todos nuestros errores han sido en vano. Más que reconocer que no es moralmente coherente la distinción moral entre carne y lácteos u otros productos animales, debemos continuar perpetuando la fantasía de que el vegetarianismo es una posición moral significativa. Estaría mal promover la posición de que todo uso animal es injustificable y que el veganismo es la base moral, y de este modo dar a las personas algo a lo que aspirar, independientemente de donde son en un tiempo particular y de si están preparados para hacerse veganos ya mismo. Más bien, nosotros debemos decir que las pautas fuera del veganismo están simplemente muy bien, para hacer que la gente se sienta bien. Debemos dar nuestro sello de aprobación para consumir varios productos animales.

Aunque tratamos temas referidos a derechos humanos fundamentales, como tener una respuesta moralmente correcta e incorrecta —ninguno jamás dice que la condición moral de la esclavitud, la violación o el abuso de niños es una cuestión de opinión— debemos siempre simular que las cuestiones de ética animal son simplemente cuestiones de elección de estilo de vida o preferencia o mera opinión, no más significativa moralmente que la elección de adónde uno se va de vacaciones o de qué tipo de música le gusta. Debemos adoptar el “flexitarianismo”, pues de lo contrario pareceremos demasiados rígidos y correremos el riesgo de que la gente piense que somos “fanáticos”. Es importante que nunca se caracterice al veganismo como el fundamento moral, como lo que nosotros le debemos a los animales no humanos; es importante no ser nunca honestos y decir directamente que no podemos justificar el consumo de ningún producto animal. Los humanos merecen justicia; los animales sólo consiguen piedad o compasión.

¿Por qué peces pequeños?

¡Una buena pregunta! Decidimos focalizar en los peces pequeños porque la mayoría de la gente no piensa que todos los peces son lindos, y nosotros pensamos que la gente puede ver a los peces pequeños más lindos que a los grandes. Y como defensores de los animales, estamos bien conscientes del viejo adagio, “lo lindo vende campañas.” Si piensan acerca de esto, la mayoría de las campañas de un solo tema se centran en animales que los humanos encontramos atractivos, como las focas bebés, los elefantes, los delfines, los cachorros, los terneritos, los lobos, etc. Ni siquiera reforzamos las campañas bienestaristas de un solo tema que involucraban a cerdos hasta que llegó Babe y le dio buena imagen a los cerdos y a otros animales de granja.

Aunque no hay distinción moralmente significativa entre un pez grande y uno pequeño —o entre un pez y una vaca— pensamos cuidadosamente acerca de este tema, y decidimos que el público simplemente no estaba listo para enfrentarse con la idea de que no deberíamos comer ningún pez, o ningún producto animal, así que decidimos ir despacio y focalizarlos sólo en los peces pequeños y lindos. Debemos alcanzar a la gente allí donde se encuentran.

Recuerden, tenemos que hacer esto de a un paso por vez. El veganismo es extremadamente difícil. Los grandes grupos animalistas dicen esto reiteradamente, así que debemos ser correctos y no discrepar. ¿Cómo podríamos pensar que quizás las personas encontrasen absolutamente deliciosas todas las maravillosas comidas veganas que están hoy en día disponibles? ¿Cómo podríamos esperar que las personas consideren los asuntos morales con seriedad?

¿Por qué peces pequeños de piscifactorías?

Eso es fácil. Hay tres razones.

Primero, Peter Singer, el padre del movimiento, ha dejado en claro que los no-humanos, a diferencia de los humanos, no son cognitivamente sofisticados como nosotros somos y, como resultado de esto, no tienen interés en continuar viviendo. Ellos no tienen conciencia de tener una vida y sus vidas son de menor valor en términos morales. A los animales no les importa que nosotros los usemos y los comamos; ellos sólo se preocupan acerca de cómo los usamos. Sólo les preocupa no sufrir demasiado y ser matados de forma relativamente indolora, pero no les preocupa continuar viviendo.

Ahora bien, los peces están bastante más abajo en esa escala cognitiva, de acuerdo a los bienestaristas y, como resultado, no obtienen muchos puntos en la escala que mide “cuán cerca está su sentido de auto-consciencia de la que tiene un humano adulto normal”. Así que el problema no es comerlos en sí mismo; el problema es hacerlos sufrir. Podemos afrontar el “lujo” de comer pescados si los peces han sido criados y matados “humanitariamente.”

Segundo, al focalizar en las piscifactorías de pescados pequeños, garantizamos todo tipo de “victorias” significativas que harán que la gente se sienta más cómoda respecto de consumir pequeños pescados “felices”. Estamos tratando de convencer a la ganadora del premio Peta, Temple Grandin, de que diseñe nuevas instalaciones para matar peces y al ganador del premio PETA, Whole Foods, de que venda muchos cuerpos de peces muertos y les ponga carteles que digan que son “pescados silvestres”. ¡ Así que las cosas están ya comenzando a cambiar para los pescados! ¡Victorias ya! Y es sólo cuestión de tiempo antes de que todas las grandes corporaciones de bienestar animal tengan sus etiquetas peces muertos felices estampadas en los cuerpos de los pescados. Estas etiquetas harán fluir más dinero a las arcas de estas corporaciones. ¡Piensen cuántos “pescados felices” harán para ayudar a los animales!

Tercero, y otra vez, creemos que el público no está listo aún para no comer todos los pescados pequeños. Estamos proponiendo meramente que no coman los pescados pequeños de piscifactorías. El público carece de la inteligencia que nosotros tenemos. Nosotros podemos pensar que los argumentos a favor del veganismo son bastante fáciles de entender, pero no podemos apreciar simplemente cuán tonta es la gente.

Sabemos que habrá algunos defensores de animales que criticarán esta campaña y propondrán que debemos educar al público acerca del veganismo; que debemos cambiar el paradigma del discurso que habla del tratamiento por el paradigma que se refiere al uso. Estos críticos son simplemente elitistas divisivos que no reconocen cuán increíblemente estúpido es el público. Estos críticos no aprecian cuánto tiene esta campaña de avanzada. Fue tan sólo en abril de este año que la HSUS anunció una campaña para salvar a las bonitas focas, boicoteando la comida marina canadiense, y comiendo peces pescados y vendidos en otros países. ¡Y la HSUS ni siquiera distinguió los peces pequeños de los grandes! Nuestra campaña va mucho, mucho más lejos, al menos los viernes. Aunque no defendemos el boicot a toda la comida marina canadiense, nosotros apoyamos el boicot a los pescados pequeños de todos los países los viernes. Le pedimos formalmente a la HSUS que cambie su campaña y la oriente hacia el boicot a los pequeños pescados canadienses y a los pequeños pescados de todos los países, pero sólo los viernes, porque no queremos ser demasiado radicales.

Aunque es verdad que mucha gente sólo come churrascos, huevos y helados en vez de pescados, o puede comer peces “de pesca silvestre” ofrecido por un vendedor ambulante de pescados muertos “felices”, tenemos que hacer algo ahora para ayudar a los animales y esto es lo mejor que podemos hacer.

Finalmente, pensamos que esta campaña realmente prenderá, porque la gente tendrá que hacer muy poco en el camino del cambio real. Podemos mostrarles cómo pueden ser “defensores de los derechos animales” sólo dejando de comer a los peces pequeños de piscifactorías los viernes. Se sentirán tan bien con ellos mismos que se sentarán y escribirán un cheque para uno de los grandes grupos animalistas. ¡Otra victoria! Y, en una década, conseguiremos que ellos se centren en no comer los peces pequeños de piscifactorías los martes. Y en otra década, conseguiremos que se concentren los miércoles. Y así. Y entonces nos concentraremos en las piscifactorías de tamaño mediano. Y el público nunca lo verá venir. ¡Somos tan inteligentes!

Entonces, por los animales, por favor apoyen nuestra campaña de avanzada para ayudar a que el público mental y emocionalmente limitado entienda la verdad moral que sólo un puñado de nosotros puede entender. Sí, sabemos que el verdaderamente elitista y divisivo entre ustedes querrá apegarse al veganismo como principio moral fundamental. Y a ése le decimos: Desechen el principio

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Francamente, no puedo entender el pensamiento de las personas que defienden cosas como los "Lunes sin Carne". Tales campañas establecen diferencias donde no hay ninguna. Alientan a la gente a consumir productos animales como cuestión general, y asumen que el público es incapaz de entender una idea simple. Para algunas reflexiones acerca de hablar de veganismo con los no-veganos, escuchen mi reciente comentario respecto del asunto.

Los defensores de los animales que realmente se oponen al uso en su conjunto de todos los animales, no deberían proponer el vegetarianismo —o cualquier situación fuera del veganismo. En primer lugar, todos sabemos que mucha gente ha sido vegetariana por décadas y nunca se hizo vegana, y entonces, como una cuestión de hecho, no está para nada claro que el vegetarianismo es algún tipo de paso de transición. Segundo, los vegetarianos tienden a comer más lácteos y otros productos animales cuando ellos dejan de comer carne. Esos otros productos animales causan tanto, si no más, sufrimiento y muerte. Así que una dieta vegetariana con muchos lácteos, huevos, etc., puede no ser lo mejor en relación a la cantidad de sufrimiento animal.

El argumento de que el público encuentra al veganismo difícil es una profecía auto-realizada: las grandes organizaciones animalistas son aquí los peores infractores, reforzando constantemente la noción de que el veganismo es difícil y de requiere sacrificios hercúleos y una voluntad poderosa. E incluso si el público encuentra al veganismo difícil, eso no significa que nuestro mensaje debería cambiar. Vivimos en un mundo en el cual hay aún mucho racismo; las personas lo encuentran difícil de frenar haciendo decisiones acerca de la inclusión en la comunidad moral basada en el color de la piel. ¿Significa eso que deberíamos dejar de promover el mensaje de que todo racismo es moralmente injustificable? Por supuesto que no.

Deberíamos siempre dejar claro como el cristal: que no podemos justificar el consumo o el uso de ningún producto animal. Si alguien decide no transitar todo el camino, o al menos no desde el principio, dejemos que sea su elección, y no el resultado de que estamos poniendo un sello de aprobación a algo fuera del veganismo. Nosotros nunca haríamos eso en cuestiones de derechos humanos fundamentales; el hecho de que lo hagamos, en el contexto de los animales, no es nada más que especismo.

Para una discusión ulterior acerca de los temas aquí tratados, vean estos ensayos: 1 2 3; y escuchen el comentario acerca del vegetarianismo como una supuesta “puerta de entrada” al veganismo.

La batalla por los derechos animales no es sólo una cuestión de compasión; sí, debemos empatizar con los otros no humanos. Pero “derechos animales” es mucho más que eso: es la idea de que no podemos justificar la explotación de los animales no humanos, no importa cuán “humanitaria” sea nuestra explotación. Derechos animales es, en su núcleo, una cuestión de justicia.

Entonces hagan de cada día un “Día sin Productos Animales.” Es fácil. Es mejor para su salud y para el planeta. Pero lo más importante, es lo moralmente correcto y justo para hacer.

14 de septiembre de 2010

Hablando con no-veganos sobre veganismo: cinco principios




En este comentario, me refiero a un asunto que algunos de ustedes me han pedido que trate: ¿cómo hablar con los no-veganos de veganismo?

Presento cinco principios generales:

Principio N° 1: Las personas en el fondo son buenas.

Nuestra posición por defecto, cuando hablamos con las personas, debe ser que ellas en el fondo son buenas e interesadas en, y con posibilidad de ser educadas acerca de, temas morales. Hay una tendencia, al menos entre algunos defensores de animales, a tener un punto de vista muy misantrópico de otros humanos y de verlos como seres inherentemente inmorales o desinteresados en los temas de moralidad. Disiento con este punto de vista.

Principio N° 2: La gente no es estúpida.

Hay una tendencia entre los defensores de animales a creer que el público en general no es capaz de entender los argumentos a favor del veganismo y que debemos “ir de a poco” y en vez de hablar de veganismo, deberíamos hablar de vegetarianismo, “Lunes sin carne”, carne y productos animales ”felices”, etc. Disiento con este modo muy elitista de pensar acerca de otras personas. No hay misterio aquí; no es nada complicado. La gente puede entender si enseñamos con eficacia.

Principio N° 3: No estén a la defensiva; respondan, no reaccionen.

Sí, algunas personas tratarán de provocarnos o harán preguntas o comentarios que encontraremos insultantes o que no podemos tomar en serio. Si alguien no está realmente interesado en lo que estamos diciendo, en general, se alejarán. Traten cada comentario y pregunta –incluso las que encuentren ásperas, groseras o sarcásticas– como una invitación que les está haciendo alguien que se siente más incitado en un sentido positivo por ustedes, y más involucrado que lo que imaginan.

Principio N° 4: No se sientan frustrados. La educación es un trabajo difícil.

Les harán las mismas preguntas varias veces; les harán preguntas que les indicarán que deben empezar por el principio con alguien. Pero si quieren ser un educador eficiente, tienen que responder cada pregunta como si fuera la primera vez que la escucharan. Si quieren que otros se entusiasmen con el mensaje que dan, tienen primero ustedes que entusiasmarse con ese mensaje.

Principio N° 5: Aprendan los fundamentos. Deben ser estudiantes, antes de convertirse en maestros.

Muchos defensores de animales se entusiasman con el veganismo abolicionista y lo próximo que hacen es un sitio web o comienzan un blog que, aunque motivados por sentimientos correctos, no están informados por ideas claras. Antes de enseñar a otros, aprendan los fundamentos. Saquen ventaja de los recursos veganos abolicionistas, tales como vídeosfolletos, y otro material disponible en este sitio.

El hecho lamentable es que los más grandes obstáculos para la educación vegana son los grandes grupos neobienestaristas que se han convertido en socios de los explotadores institucionales de animales para promover el consumo de productos animales, dando a la explotación animal, de diversas maneras, la “aprobación de los derechos animales” (ver, por ejemplo: 1 ; 2)

Estos grupos neobienestaristas son parte del problema; no son parte de la solución.

Espero que encuentren útil este comentario. Como indico, estaré encantado de hacer futuros comentarios para tratar ulteriores temas relacionados con la defensa vegana, dependiendo de la respuesta que reciba de este comentario.

Háganse veganos. Es fácil. Es mejor para su salud y para el planeta. Y lo más importante, es lo moralmente correcto y justo que debemos hacer.


7 de septiembre de 2010

Respuesta a George Monbiot







George Monbiot, el columnista de Guardin UK que había manifestado apoyo al veganismo, ahora se retractó y, en una columna de opinión titulada "I was wrong about veganism. Let them eat meat – but farm it properly" ["Estaba equivocado acerca del veganismo. Los dejamos comer carne –pero de animales criados correctamente"], Monbiot sigue la corriente de la carne “feliz”.

Escribí un breve comentario que fue publicado en el sitio web de Guardian:

Estimado Mr. Monbiot:

Tengo tres comentarios:

Primero, dejando de lado si Fairlie está en lo correcto respecto de los temas ambientales, usted está ignorando el punto fundamental: el consumo de carne animal y sus productos no puede ser justificado como una cuestión moral aparte de las consideraciones ambientales. Piense en eso. Todos concordamos en que infligir sufrimiento innecesario y muerte a seres sintientes es moralmente erróneo. Podemos discutir acerca de lo que “necesidad” significa pero, si es que algo significa, debe significar que no podemos infligir sufrimiento y muerte por razones de placer, diversión o conveniencia. Pero ésos son los únicos argumentos que existen a favor de consumir productos animales. Nadie sostiene que comer productos animales es necesario para la salud humana (más bien lo contrario) y la cría de animales nihumanos es todavía un problema ecológico significativo, incluso si Fairlie está en lo cierto. La única justificación que podemos tener para infligir dolor, sufrimiento y muerte a 56 mil millones de animales (sin contar los peces) es que tienen buen sabor y que nosotros disfrutamos comiéndolos.

Si eso constituye una justificación moral, entonces los animales no tienen valor moral y deberíamos tan sólo reconocer que están fuera de la comunidad moral en su totalidad, en vez de afirmar hipócritamente un principio moral acerca del sufrimiento y la muerte innecesarios que no significa absolutamente nada.

Segundo, tengo aún que leer el libro de Fairle, pero su descripción de sus argumentos ambientales muestran que su análisis de los temas es, en el mejor de los casos, cuestionable.

Tercero, su posición de que debemos hacer a la producción animal más “humanitaria” es increíblemente ingenua. Los animales nohumanos son propiedades; son mercancías con valor económico. No tienen valor inherente. Las reformas de bienestar animal proveen muy poca protección a los intereses de los otros animales y si usted observa la historia de las reformas bienestaristas, verá que, en su mayor parte, hacen poco, más allá de tornar a la producción animal económicamente más eficiente. Estas son reformas que la industria habría implementado, de todas maneras. Considere la eliminación de los cajones de estabulación para los terneros. Estos incrementan el estrés del animal y resultan en costos veterinarios más altos; las unidades para pequeños grupos disminuyen costos y no bajan la calidad de la carne. El mismo análisis puede hacerse para la eliminación de las jaulas de gestación para las cerdas, adoptar los métodos de matanza por atmósfera controlada para las aves de corral, etc.

Las ineficiencias económicas de la explotación intensiva, que desarrollaron en los años 50’, están tornándose cada vez más claras. Habrá cambios en las granjas industriales y algunos de esos cambios probablemente puedan proveer de un beneficio de bienestar marginal para los animales. Pero es todo lo que sucederá. Las grandes organizaciones animalistas en EE.UU. y Gran Bretaña, que ganan millones promoviendo esas reformas inevitables, transforman estos pequeños cambios en grandes campañas por el tratamiento “humanitario” y eso hace que la gente piense que se está progresando.

¿Podrían ser mucho mejores las normas de "bienestar animal"? Seguro, en teoría. Cualquier mudanza significativa desde la agricultura intensiva significaría costos mucho más altos y, dada la realidad de los mercados globales y la inhabilidad para frenar la importación de los productos bajo normas más bajas de bienestar, aquello simplemente no es realista. Más aún, si los consumidores (o más bien, aquéllos consumidores acomodados que podrían afrontar el gasto) se preocupan lo suficiente como para pagar los costos mucho más altos que involucrarían, ellos probablemente se preocuparían lo suficiente por los animales como para dejar de comerlos por una cuestión moral.

En todo caso, incluso si las normas de bienestar animal se incrementaran dramáticamente, nuestro tratamiento de los animales aún representaría tortura si fueran los seres humanos los involucrados. Un simulacro de asfixia a una persona que está sobre una tabla acolchada es un poco mejor que usar una tabla sin acolchado, pero continúa siendo tortura.

No hay ninguna manera de criar animales  para alimentar a miles de millones (incluso si consumieran menos productos animales) sin causar daño y sufrimiento a esos animales. Estoy asombrado de que, aparentemente, piense lo contrario y siga la corriente de “la carne/productos animales felices”.

Gracias por su consideración a mis comentarios.

Gary L. Francione
Professor, Rutgers University
Newark, New Jersey
www.abolitionistapproach.com

5 de septiembre de 2010

Ingrid Newkirk y el veganismo como principio: “Desechen el principio”



En un artículo de la revista Time, Ingrid Newkirk, cofundadora de PeTA, se refiere al “flexitarianismo,” o “vegetarianismo de tiempo parcial".
«El objetivo de muchos activistas es simplemente convencer a más personas de que coman menos carne. “Los puristas absolutos deberían vivir en una cueva,” dijo Ingrid Newkirk, presidenta de People for the Ethical Treatment of Animals [PeTA]. “Cualquiera que testimonie el sufrimiento de los animales y tenga un rayo de esperanza en reducir ese sufrimiento, no puede tomar la posición de ‘todo o nada’. Tenemos que ser pragmáticos. Desechen el principio."»
Podemos hacer varias observaciones respecto de las declaraciones de Newkirk.

Primero; Newkirk repite el mantra del movimiento neobienestarista: que las reformas de bienestar animal reducen realmente el sufrimiento. Las reformas que son promovidas por PeTA y los otros grupos neobienestaristas, en su mayor parte no ofrecen beneficios de bienestar significativos para los animales. Sólo representan una forma diferente de tortura. Un simulacro de ahogo a una persona amarrada a una tabla dura es tortura, y un simulacro de ahogo a esa persona amarrada a una tabla acolchada sigue siendo una tortura.

Más aún, en su mayoría, la industria eventualmente adoptaría esas reformas de todas maneras, porque ellas normalmente incrementan la eficiencia de la producción. Dar un poquito más de espacio a los terneros, o usar alternativas a la jaula de gestación, resulta en una productividad animal aumentada, costos veterinarios más bajos y más ganancias para los productores. 

PeTA explícitamente reconoce que matar a los pollos con gas es una medida económicamente eficiente. 

La relación simbiótica entre los grandes grupos animalistas y los explotadores institucionales es clara cuando vemos que grupos como PeTA y los explotadores institucionales están haciendo un teatro donde los defensores de los animales apuntan a una práctica económicamente vulnerable; la industria reacciona con una lucha mínima; la reforma, o alguna modificación de la reforma, es eventualmente aceptada porque no daña y usualmente ayuda a la industria; los grupos animalistas declaran la victoria; los explotadores de animales disfrutan el elogio que la industria recibe de los defensores de los animales. Sólo los animales pierden.

Segundo; Newkirk convenientemente ignora que la promoción obstinada de esas reformas bienestaristas por parte de PeTA y otros grupos neobienestaristas y las afirmaciones de que esas reformas hacen la explotación más “humanitaria”, logran que el público se sienta más cómodo acerca de consumir animales y, como resultado, el consumo se incremente. Es interesante notar que el consumo por habitante de los productos animales está aumentando, y no descendiendo. 

Cuando grupos como PeTA dan un premio a la diseñadora de mataderos Temple Grandin, o elogian a los vendedores de carne y productos animales, o suspenden el boicot de KFC en Canadá porque KFC acordó comprar gradualmente pollos gaseados de los productores, ¿qué le dicen al público? Nada menos que dar un gran sello de aprobación de “derechos animales”.

Gracias a PeTA, la gente que come en KFC en Canadá o en McDonald’s, o quien compre carne “feliz” u otros productos animales en Whole Foods, puede auto proclamarse defensores de los “derechos animales”.


Tercero; Newkirk convenientemente pasa por alto el punto más importante en el debate de si debemos perseguir una clara base moral vegana o, en cambio, perseguir las reformas bienestaristas.

Es un juego de suma cero. Esto es, vivimos en un mundo de recursos limitados. Cada centavo; cada segundo; cada esfuerzo que dedicamos a la reforma bienestarista es menos dinero, tiempo y trabajo que dedicamos a la defensa clara e inequívoca del veganismo. Si las grandes corporaciones neobienestaristas pusieran todos sus esfuerzos en la defensa del veganismo, podrían reducir el sufrimiento y la muerte reduciendo la demanda y ayudando a cambiar el paradigma desde la idea de que los animales son cosas que podemos usar si los tratamos “humanitariamente”, hacia la idea de que los animales son seres con valor moral inherente a los cuales no deberíamos usar en absoluto.

Consideren el siguiente ejemplo: tienen una hora para emplear hoy en la defensa animal. ¿Deberían emplear esa hora educando a la gente respecto de comer huevos de gallinas libres de jaulas en batería, o en no comer huevos —o productos animales— de ningún tipo? No pueden hacer las dos cosas, y en la medida en que le dicen a la gente —como esas organizaciones hacen— que pueden satisfacer sus obligaciones morales hacia los animales comiendo huevos de gallinas libres de jaulas en batería u otros productos animales “felices”, virtualmente garantizan que lo mejor que sucederá es que la gente elegirá una forma diferente de tortura en vez de ninguna tortura en absoluto.

La elección no es, como Newkirk sugiere, entre reducir el sufrimiento o promover el veganismo. Es sólo promoviendo el veganismo —trabajando del lado de la demanda de la ecuación en vez del lado de la oferta (el foco de las reformas bienestaristas)— como reduciremos el sufrimiento y la muerte.

Una cuestión relacionada es que no es sólo el sufrimiento lo que importa, como Newkirk sugiere, sino que matar también importa. Newkirk aparentemente acepta la visión de Peter Singer de que los animales en su mayor parte no tienen interés en continuar viviendo sino que solamente tienen interés en no sufrir. Rechazo esta visión como una cuestión factual. Negar que cualquier ser sintiente tiene interés en continuar viviendo – esto es, todos los seres sintientes prefieren, o quieren, o desean continuar viviendo –, es absurdo. La posición bienestarista, que Newkirk y Singer aceptan, es que la vida animal per se no tiene valor moral. Quizás esto explica porqué PeTA mata a la mayoría de los animales que rescata en sus instalaciones de Norfolk. En cualquier caso, rechazo este punto de vista como especista.

Dado que el asunto es cómo tratamos a los animales, dado que pensamos que estamos justificados en explotarlos mientras que los tratemos “humanitariamente,” y no el hecho de que no podemos justificar la explotación animal, sin importar cuán “humanitaria” sea, el paradigma nunca cambiará.

Cuarto, entiendo porqué los negocios animalistas como PeTA promueven los principios “flexitarianos” y son hostiles al veganismo. Quieren el mayor número de donantes posible. De acuerdo a un ejecutivo de PeTA, la mitad de los miembros de PeTA ni siquiera son vegetarianos. Si quieren que esas personas hagan contribuciones y los nombren a ustedes en sus legados, necesitan que ellos se sientan bien en cuanto al hecho de que continúan explotando animales. Si quieren codearse con las celebridades de Hollywood y otras personas famosas que consumen animales, no pueden tener una clara política vegana. Así que, en cambio, ustedes tendrán una política que incluya a todos pero, debido a que no rechaza ningún comportamiento como moralmente inaceptable, la posición no significa nada.

La esquizofrenia moral es asombrosa. PeTA rutinariamente condena a los explotadores de animales pero luego fracasa en reconocer que los consumidores que demandan productos animales —incluyendo todos esos miembros de PeTA que no son veganos— son los explotadores de animales que crean la demanda, en primer lugar.

En resumen, es triste que los mayores opositores al veganismo como base moral sean los así llamados defensores de los animales, como Newkirk y Singer [1;2]. Es angustiante cuando la respuesta de Newkirk al veganismo como principio es, “Desechen el principio,” o que aquellos que defienden el veganismo como principio “deberían estar viviendo en una cueva.”

Es preocupante cuando aquellos que gritan más alto que el veganismo es difícil o intimidante son los así llamados defensores de los animales.

Por favor, entiendan que no estoy cuestionando la sinceridad de Newkirk. Sólo creo sinceramente que ella está muy, muy equivocada.

Si no son veganos, por favor consideren hacerse veganos. No caigan en la falsa dicotomía entre carne y otros productos animales. No hay distinción moralmente coherente entre la carne y otros productos animales. Los animales utilizados para la industria láctea generalmente viven más, son tratados tan mal como –si no peor que– los animales criados para comida, y terminan sus vidas en los mismos horribles mataderos que los criados para carne.

Hacerse vegano es fácil —a pesar de lo que algunas grandes organizaciones animalistas afirman. Es mejor para su salud, es mejor para el planeta, y, lo más importante de todo, es lo moralmente correcto para hacer.

El veganismo no es una cuestión de compasión o piedad; es una cuestión de justicia fundamental.

El veganismo es lo mínimo que les debemos a los no-humanos sintientes.


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