2 de agosto de 2009

El caso de la santería: Michael Vick, parte 2




Muchas personas se sienten muy descontentas por una reciente decisión de la Corte de Apelaciones de EE.UU. para el Fifth Ciurcuit, Merced v. Kasson, por la cual la Corte ordenó a los oficiales de la ciudad de Euless, Texas, que dejaran de hacer cumplir varias ordenanzas que impedían a los practicantes de la santería realizar sacrificios animales usando cabras, ovejas y otros animales, incluyendo patos, pollos y cobayas. Los practicantes de Santería ofrecen la sangre animal a las deidades y luego cocinan y consumen, al menos partes de algunos de los animales. La corte federal no decidió el caso bajo la Constitución federal sino bajo una ley estatal que garantiza la libertad religiosa —aunque la decisión probablemente habría sido la misma si la cuestión hubiera sido analizada bajo la Constitución federal.

La cuestión moral implicada en este caso es similar a la presentada en el caso de Michael Vick. Dado que hay diferencias, este caso es, de hecho, más fuerte que el de Vick. En Euless es explícitamente legal, para los individuos, matar “aves domesticadas consideradas como comida, tales como pollos o pavos.” En respuesta al argumento de que matar un animal más grande, como una cabra, puede presentar problemas de salud, la corte señaló que los animales de mayor tamaño, tales como los ciervos, pueden ser carneados y consumidos siempre y cuando ya estén muertos al llegar a la ciudad.

Así que, si matan “aves domesticadas” porque quieren comerlas, está bien. Si las matan porque quieren ofrecerlas a una deidad —y luego comerlas—, entonces no está bien. Si matan a un ciervo fuera de Euless y lo llevan a Euless para carnearlo, está bien. Si matan y carnean a una cabra en Euless como parte de una ceremonia religiosa, esto no está bien.

Esto, por supuesto, no tiene ningún sentido.

Por favor, no me interpreten mal. Como alguien que ha sido vegano a lo largo de 28 años y como alguien que abraza el principio de la no-violencia, ciertamente no apruebo los sacrificios de santería de igual manera que no apruebo las peleas de perros. Por cierto, en 1983, representé a la ASPCA en Nueva York, cuando fue demandada por un grupo local de practicantes de santería. Creo que fue el primer caso de santería llevado a juicio en EE.UU. La ASPCA ganó en primera instancia y defendí exitosamente esa decisión ante el Tribunal de Apelación de la Suprema Corte del Estado de Nueva York.

Pero para aquellas personas que no son veganas y que objetan los sacrificios de santería o peleas de perros, mi pregunta es: ¿“por qué”? Michael Vick disfrutó el estar sentado alrededor del reñidero de perros de su patio, mirando las peleas de perros; los no-veganos disfrutan sentándose alrededor de las parrillas de sus patios, asando el cuerpo de los animales que han sido tan torturados como lo han sido los perros de Vick. Los no-veganos de Euless, Texas, son consumidores de productos animales provenientes de seres sintientes que han sido criados y asesinados en condiciones de tortura, e incluso se les permite matar a sus propios pollos, pavos, y otras aves domesticadas.

Entonces, ¿qué es lo que los practicantes de santería están haciendo que sea diferente de cualquier otro no-vegano en Euless, Texas, o en cualquier otro lugar?

La respuesta es, por supuesto, nada.

Verdaderamente, la mayor justificación que tienen los no-veganos para infligir sufrimiento y muerte a 53 mil millones de animales cada año para comida —sin incluir a los peces y otros animales marinos— es que nos gusta su sabor. No necesitamos comer animales para estar óptimamente sanos y la agricultura animal es un desastre medioambiental. Los practicantes de santería creen que el sacrificio de animales es necesario por razones espirituales. En realidad, ellos tienen una mejor razón para la explotación animal que la que tienen la mayoría de los no-veganos.

Otra vez, por favor, no me malinterpreten. No estoy diciendo que los sacrificios de animales sean moralmente justificables o excusables; estoy simplemente diciendo que la justificación usada por los practicantes de santería es, a primera vista, más fuerte que la que aducen las personas no-veganas cuando les piden que justifiquen su consumo de productos animales.

Así que, para aquéllos de ustedes que no son veganos pero están molestos por Merced v. Kasson, pregúntense a sí mismos porqué están molestos. Pregúntense porqué piensan que su comportamiento es, en algún modo, más defendible que el de los practicantes de santería.

Y si son veganos y sus amigos o familiares les dicen que, aunque ellos no son veganos, están de acuerdo con ustedes en que los sacrificios de santería —o las peleas de perros— son terribles, usen el comentario como una oportunidad para tener una discusión sincera acerca de porqué ellos consideran que estas prácticas son terribles y cuáles son las diferencias que ven entre su propio comportamiento y el de los practicantes de santería.

La realidad es que la mayoría de las personas —o al menos muchas personas— están preocupadas por el sufrimiento y la muerte de los animales. Ellos sinceramente creen que las peleas de perros y las prácticas de santería son moralmente erróneas. Esto es precisamente la razón por la que las personas reaccionan de la manera en que lo hacen. Pero eso es precisamente el porqué yo creo que, si nos involucramos en una educación vegana creativa y no violenta, podemos convencer a muchas personas para que vean la confusión en su propio pensamiento acerca de la ética animal y se muevan hacia una dirección vegana.



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