11 de octubre de 2012

Una respuesta a la posición de PETA respecto de la explotación “feliz” o “humanitaria”




Ingrid Newkirk, de People for the ethical Treatment of Animals [PeTA], escribió un artículo respecto de la posición de PeTA en relación con la explotación “feliz.”

Ese texto dice, en parte:

«PeTA ha hecho y continuará hacienda mucha presión para reducir la suma total del sufrimiento en las industrias de la carne, lácteos y huevos –porque eso hace una gran diferencia si ustedes son un cerdo o un pollo en una granja industrial–. Detuvimos las protestas de PeTA frente a los restaurantes Burger King o McDonald cuando esas compañías concordaron con las reformas, pero eso no significa que nosotros alguna vez hayamos sugerido comer carne de Burger King o de cualquier otro lugar –porque sabemos que el sufrimiento masivo continúa en cada mordida–. Sí, es mejor pagar extra por un huevo de una gallina que tuvo una vida un poco menos espantosa que la de otra que sufrió más, pero debemos hacer lo mejor por los animales. De hecho, todavía tenemos que encontrar una granja industrial “humanitaria”, donde los animales no tengan sus rabos cortados y sus orejas marcadas dolorosamente con tajos, donde no se les corte el pico, los cuernos, o sean castrados sin anestesia, donde no se los hacine sin luz solar o aire fresco, donde sus queridos hijos no sean alejados de ellos, donde puedan tener compañía, donde no sean embarcados para un feed lot, o donde sean abatidos instantáneamente sin el trauma de la captura, o el horror del transporte o el terror de ver a otros animales asesinados antes de sufrir el mismo destino. 
PeTA promovió una vida vegana desde sus orígenes, en 1980. Nuestro lema es: “Los animales no son nuestros para comer, usar, experimentar en ellos, usar para entretenimiento o abuso de cualquier otra forma.” Con tantos libros de cocina vegana y opciones de comida disponibles y con programas como los del Physicians Committee for Responsible Medicine’s 21-Day Vegan Kickstart y nuestro ampliamente popular kit para inciarse en el veganismo, podemos todos ayudar a los animales y no perder nada. Vamos a vivir y dejar vivir, y decirles a otros que nos acompañen, recordándoles que los animales tienen emociones y necesidades exactamente como los seres humanos. 
No hay tal cosa como la carne humanitaria. Darle a los animales algunos centímetros más de espacio para vivir, simplemente no es suficiente. Los animales merecen más. Elmomentum está de nuestro lado, pero será necesario que cada uno de nosotros haga ese cambio siendo un defensor activo de los derechos animales. ¡Gracias!»
Reconozco con gratitud que Ingrid Newkirk me haya presentado al veganismo. Aunque me había hecho vegetariano en los tardíos añs 70. continuaba comiendo lácteos y huevos, creyendo que era necesario hacerlo debido a que no estaba comiendo carne, aves o peces. Ni siquiera había oído hablar del término “vegano” y no tenía conciencia de que era posible vivir una vida saludable —incluso una vida aún más saludable— sin consumir productos de origen animal. Me encontré con Ingrid de casualidad en octubre de 1982 —hace 30 años—¡y ella literalmente tiró a la basura todos los productos lácteos de mi heladera! He sido vegano desde entonces. Aprecio lo que hizo y no tengo ninguna duda de que ella está comprometida con el veganismo.

Pero PeTA cambió drásticamente desde aquellos tempranos días. Además de su incesante serie de campañas sexistas que meramente refuerzan la idea de los otros como mercancías, lo cual caracteriza tanto al sexismo como al especismo, y su posición respecto del movimiento contra las matanzas de animales sin hogar, no puede haber ninguna duda de que PeTA quedó profundamente involucrada en el movimiento de la explotación “feliz” o “humanitaria.”

PeTA da premios a varios vendedores de carne y productos animales “felices”; 

PeTA, junto a otros grupos animalistas, apoyó con entusiasmo el programa de etiquetado “Animal Compassionate” de Whole Foods;

PeTA, en el 2004, dio un premio a Temple Grandin, la diseñadora de mataderos “felices” y a lo que Grandin denomina el sistema de matanza “escalera al cielo”;

PeTA anuncia y después suspende los boycots a los usuarios institucionales de animales tales como Kentucky Fried Chicken y Burger King y elogia a aquellas compañías por su supuesta preocupación por el bienestar animal;

PeTA elogia a McDonald porque “realmente ‘lidera el camino’ en la reforma de las prácticas de quienes proveen a los lugares de comida rápida, en el tratamiento y la matanza de sus animales para producir bifes y pollos.”

Decir que esto no constituye un apoyo a la explotación “feliz” o “humanitaria”, simplemente no es correcto.

Newkirk dice:

«Detuvimos las protestas de PeTA frente a los restaurantes Burger King o McDonald cuando esas compañías concordaron con las reformas, pero eso no significa que nosotros alguna vez hayamos sugerido comer carne de Burger King o de cualquier otro lugar –porque sabemos que el sufrimiento masivo continúa en cada mordida–.»
Pero si PeTA suspende un boycot o protesta, no precisa sugerir a la gente “comer carne de Burger King o McDonalds.” Cuando PeTA anuncia que la oposición activa está finalizada, el mensaje transmitido es: quien se preocupa por los animales puede volver a frecuentar estos restaurantes.

Cuando PeTA elogia a McDonald’s, Burger King, el programa de Whole Foods “Animal Compassionate”, o Kentucky Fried Chicken, el mensaje que se envía es muy claro. No hay necesidad de decir “está bien comer una hamburguesa.” Ese mensaje está incuestionablemente implícito cuando PETA elogia a la compañía o a su programa de etiquetado.

Newkirk parece reconocer que las reformas de bienestar animal hacen muy poco para mejorar el bienestar animal.

Caracteriza los esfuerzos reformistas como algo que proporciona una “vida marginalmente menos espantosa” para los animales y que “da a los animales “algunos centímetros más de espacio para vivir.” Ciertamente, concordaría con ella ahí.

Pero entonces, ¿por qué PeTA gasta tantos de sus recursos en estas campañas para la reforma bienestarista? No son una pequeña parte del programa de PeTA. Las campañas para la reforma bienestarista de PeTA y las campañas de un solo tema son piezas centrales del programa de PeTA. De hecho, en contraste con su apoyo a la promoción del veganismo —Newkirk menciona el apoyo de su organización al 21-Day Vegan Kickstart y "nuestro popularísimo kit para comenzar a ser vegano“—, el apoyo de PeTA a la reforma del bienestar y al activismo de un solo tema es abrumador.

Varios años atrás, el vicepresidente senior de PeTA, Dan Mathews, dio una entrevista, la cual tuvo lugar en el restaurant McDonald’s. El periodista preguntò si estaba bien si pedía una hamburguesa de queso. Mathews contestó: “Pida lo que quiera,”… “La mitad de nuestros miembros son vegetarianos y la otra mitad piensa que es una buena idea.”

Si sólo la mitad de los miembros de PeTA son vegetarianos y no es necesario ser vegano, y la mitad aún come carne, lácteos y otros productos animales, entonces es fácil entender porqué PeTA se dedica a los esfuerzos que hace por esas campañas de bienestar animal. Es más fácil atender a una base de donantes “compasivos” que una de veganos. Así que ellos continuarán promoviendo las reformas bienestaristas porque es lo que quiere la mayoría de los miembros de PeTA; quieren ser capaces de consumir productos animales pero seguir pensando que son defensores de los “derechos animales.”

Hace muchos años, el fallecido defensor de los animales Henry Spira decidió que iba a trabajar con los usuarios institucionales de los animales para tratar de efectuar un cambio desde “adentro.” Una de sus campañas implicó trabajar con la industria cosmética para encontrar alternativas al uso de animales vivos para pruebas.

Otro defensor de los animales criticó a Spira:
«Él se está asociando con nuestro enemigo. Seis o siete años atrás, nosotros teníamos mucho en común. Todo lo que él hacía en esa época era colocar grava en el camino para que otros lo pavimentaran, lo cual fue crucial. Pero pienso que Henry fue engañado por la respuesta de la industria. No fue capaz de liberarse del atolladero en que se metió cuando se convirtió en mediador de la industria. La búsqueda de alternativas es un ardid bastante transparente para mantener el status quo.»
Esa defensora de los animales era Ingrid Newkirk. El año: 1989. Y las críticas que Newkirk hizo a la campaña de cosméticos de Spira en 1989, aplica directamente a estas campañas contemporáneas para tornar la cría de animales más “humanitaria”: ellas requieren que las organizaciones animales se conviertan en “mediadoras de la industria” como parte de un “ardid bastante transparente para mantener el statu quo.


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