En el siglo V (d.C), Agustín de Hipona escribió: "Cum dilectione hominum et odio vitiorum", lo cual significa: "Con amor hacia la humanidad y odio hacia los pecados". Esta expresión la popularizó Gandhi al proclamar: "Odio hacia el pecado; amor hacia el pecador".
Es un buen consejo. No debemos juzgar a otras personas porque en realidad no podemos saber que hay en sus corazones. Pero sí podemos juzgar una conducta como correcta o incorrecta. Y cuando una conducta implica imponer sufrimiento y muerte a otros innecesariamente, entonces no sólo podemos juzgar dicha conducta sino que debemos hacerlo. Esto es lo que significa tomarnos la ética en serio.
Aplicando esto a nuestra relación con los demás animales, podremos decir, por ejemplo, que no vamos a juzgar a aquellos que están involucrados en la explotación animal pero que vamos a dejar muy claro que la explotación de los animales nohumanos es moralmente incorrecta.
Así es como entiendo la ética animal. No tengo interés en juzgar a los individuos. Mi intención consiste en explicar que toda forma de explotación animal es moralmente injusta y que si los demás animales importan moralmente entonces no podemos justificar el comerlos o utilizarlos para cualquier otro propósito. Mi intención es dejar muy claro que si los animales no-humanos importan moralmente entonces el veganismo es la única respuesta racional.
Los bienestaristas tienen un gran problema con esto.
Ellos creen que no debemos juzgar a los individuos pero que tampoco podemos juzgar la conducta de participar en la explotación animal como moralmente incorrecta. Los bienestaristas dicen que no debemos juzgar a la persona que, por ejemplo, consume huevos de gallinas no enjauladas (huevos "camperos" o "ecológicos") ni tampoco debemos rechazar su conducta, en tanto que participa de la explotación animal, porque eso no sería "compasivo" respecto de la persona que está consumiendo esos huevos provenientes de una explotación "humanitaria".
Los bienestaristas afirman que no debemos juzgar a los vegetarianos que consumen huevos y lácteos, y que tampoco debemos decirles que el consumo de huevos y lácteos constituye explotación animal porque eso no sería actuar de forma compasiva hacia los vegetarianos.
Así es como entiendo la ética animal. No tengo interés en juzgar a los individuos. Mi intención consiste en explicar que toda forma de explotación animal es moralmente injusta y que si los demás animales importan moralmente entonces no podemos justificar el comerlos o utilizarlos para cualquier otro propósito. Mi intención es dejar muy claro que si los animales no-humanos importan moralmente entonces el veganismo es la única respuesta racional.
Los bienestaristas tienen un gran problema con esto.
Ellos creen que no debemos juzgar a los individuos pero que tampoco podemos juzgar la conducta de participar en la explotación animal como moralmente incorrecta. Los bienestaristas dicen que no debemos juzgar a la persona que, por ejemplo, consume huevos de gallinas no enjauladas (huevos "camperos" o "ecológicos") ni tampoco debemos rechazar su conducta, en tanto que participa de la explotación animal, porque eso no sería "compasivo" respecto de la persona que está consumiendo esos huevos provenientes de una explotación "humanitaria".
Los bienestaristas afirman que no debemos juzgar a los vegetarianos que consumen huevos y lácteos, y que tampoco debemos decirles que el consumo de huevos y lácteos constituye explotación animal porque eso no sería actuar de forma compasiva hacia los vegetarianos.
Cada vez que proclamamos que el veganismo debe ser nuestra inequívoca base moral, y que debemos rechazar la explotación "humanitaria", tendremos a un coro de bienestaristas cantando el mantra de que criticar el no-veganismo y la explotación "feliz" es actuar sin compasión y empatía hacia aquellos que están involucrados en la explotación animal.
Si pensamos sobre esto nos daremos cuenta de que es absurdo. El bienestarista convierte el consejo de Gandhi, y de Agustín de Hipona, en algo sin sentido: "Ama el pecado y ama al pecador". Los bienestaristas pretenden que no condenemos la explotación animal porque eso podría ofender a quienes participan en ella, evitando así que dejen de hacerlo.
Pero eso no es más que un rechazo hacia el valor moral de los animales nohumanos. Y esto es el problema fundamental del bienestarismo. El bienestarismo rechaza la noción de igual valor moral entre humanos y no-humanos, y refuerza el antropocentrismo que ha sostenido la explotación animal durante miles de años. Esto es por lo que Peter Singer, denominado como "padre del movimiento los derechos animales", puede decir por un lado que todos los animales (humanos y no-humanos) son iguales, al mismo tiempo que considera que quienes toman al veganismo como un principio coherente son "fanáticos" y afirma que consumir productos de la explotación animal "humanitaria" es meramente un "lujo".
Los bienestaristas se apropian de un concepto —la compasión y la empatía—y lo convierten en una excusa para aprobar una conducta dañina. Dicen que no debemos juzgar al individuo y que tampoco debemos juzgar su conducta.
Renunciar a juzgar una conducta, o no juzgarla correctamente, ha formado parte de la mayoría de los desastres morales que se han producido a lo largo de la historia. Este problema está en la raíz que causa la explotación animal y en la desgraciada existencia de un movimiento que promueve la absurda e injusta idea de que puede haber una explotación "humanitaria".
Nada de esto tiene que ver con la empatía. Tiene todo que ver con poner un sello de aprobación al daño que cometemos. Tiene todo que ver con declarar que la injusticia es aceptable poniendo a la compasión como excusa.
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Si no eres vegano, por favor, elige el veganismo.
Y no creas el absurdo de que necesitamos una explotación "humanitaria" antes de conseguir el veganismo. Es al contrario; la industria de la explotación humanitaria sólo tiene un objetivo: que la gente se sienta a gusta explotando a los demás animales.
El mundo es vegano si lo quieres.