9 de septiembre de 2012

Nicholas Kristof: por favor, espántese. Por favor.






Una vez más, el columnista del New York Times D. Kristof nos ofrece un atisbo de cómo el espíritu liberal postmoderno batalla con la violencia y la inmoralidad de la cría de animales para comida.

Obviamente Kristof sabe que hay ahí algo equivocado. Si no pensara así, no escribiría estas columnas acerca de nuestras obligaciones morales hacia los demás animales.

De hecho, parece que el New York Times está obsesionado con el tema en general. Entre columnistas como Krisrtof y Mark Bittman, que no puede dejar de tratar de convencernos de que la explotación “feliz” de los animales es la respuesta a la pregunta básica de cómo podemos justificar moralmente el uso de los animales, y los múltiples artículos de aquellos que nos dicen que las plantas poseen “intencionalidad no-consciente”, de manera que no se llegue a la conclusión de que hay una diferencia moral entre una ensalada y un bistec, el New York Times realmente – realmente – quiere tranquilizarnos asegurándonos que está bien continuar haciendo algo que todos nosotros sabemos que está mal.

La última contribución a la literatura del “no se preocupe, coma feliz” es un ensayo titulado "Where Cows Are Happy and Food Is Healthy" ["Donde las vacas son felices y la comida es saludable"].

En este texto, Kristoff nos cuenta acerca de Bob Bansen, "un amigote de enseñanza media" de Kristof. Bob es un productor de leche "que le pone nombre a sus 230 vacas lecheras, junto con sus 200 vaquillas y becerros, y los ama como si fueran hijos." Kristof nos dice:
«"Todo el tiempo que lo conocí, Bob tuvo nombres para cada una de sus "chicas", como él llama a sus vacas. Camine por el pasto con él, y él se las presentará.»
Bob "ha descubierto la manera de ganarse la vida explotando una granja que es eficiente, pero que también tiene alma." Puede tener corazón y obtener beneficios de la explotación de sus “chicos.” De hecho, las vacas "felices" son más productivas: 
Hoy, muchas vacas en Estados Unidos viven sus vidas en grandes establos lecheros, comiendo granos y heno y bombeando leche. Pero es cada vez mayor la evidencia de que a las vacas no les va bien cuando son encerradas, por lo que ahora muchos tambos están volviendo al enfoque tradicional que envía a las vacas a pastar en el campo.

"El pasto hace maravillas en la salud de la vaca", dijo Bob. "Hay mucha evidencia de que son mucho más felices estando afuera. Usted puede alargar muchísimo sus vidas manteniéndolas fuera del concreto, por lo que la tendencia es hacerlo de esa manera. "
¿Es un revenido sentimentalismo que los granjeros quieran que sus vacas sean felices? Un hombre de negocios, ¿no preocuparse solamente por sus ganancias?

Bob frunció el ceño. "Para la productividad, es importante contar con vacas felices", dijo. "Si la salud y la satisfacción de una vaca están maximizadas, ella es rentable. Yo realmente no administro tanto mi granja desde un punto de vista fiscal como desde el punto de vista de la vaca, porque sé que, si cuido de aquellas vacas, el lucro se cuidará por sí mismo.”

Pero Nicholas, ¿las vacas mueren de vejez?

No, aparentemente no:
«Cuando las vacas envejecen y la producción de leche declina, los granjeros las matan. Bob siempre ha encontrado dura esa parte de la producción lechera, así que, cada vez más, utiliza las vacas más viejas para amamantar a los novillos. De esta manera las vacas viejas generan ingresos para cubrir sus gastos y su día del juicio final se puede posponer ─indefinidamente, en el caso de sus vacas favoritas
Provoqué a Bob acerca de si dirigiría una casa de retiro para bovinos, y sonrió sin pedir disculpas.

"Me siento bien al respecto", dijo simplemente. "Las vacas me sustentan tanto como yo las sustento, por lo que es fácil quedar ligado a ellas. Quiero trabajar duro para ellas porque han cuidado muy bien de mí. "»
Kristof concluye:
«No necesitamos espantarnos al contemplar de dónde viene nuestra comida.
La próxima vez que beba un vaso de leche Organic Valley, podría haber venido de una de las vacas de Bob. Si es así, usted puede apostar que era una vaca feliz. Y tiene un nombre.  
Todo el mundo tranquilo. Por favor. No se espanten. Tengan la seguridad de que se puede explotar con "compasión". Sí, estos dulces animales encontrarán su "día del juicio final", cuando serán sacrificados. Pero ellos estaban "felices". Beba esa leche. Es bueno para ti y para los “hijos” de Bob."»

Me pregunto si Kristof tiene algunas imágenes de cómo las “chicas” felices de Bob están en el “día del juicio final.”

Pero la profunda esquizofrenia moral de la posición Kristof se resume en una frase: "Y esto tiene un nombre." "Esto" tiene un nombre. "Esto". A pesar de la confusa preocupación de Kristof, la conclusión es que estos animales son cosas.

Y ese es todo el problema en pocas palabras. Para Kristof y otros bienestaristas, y esto incluye a casi todas los grandes organizaciones de "protección animal" en este país, los animales son cosas. Ellos no son personas no humanas. Ellos no son miembros de la comunidad moral. Está bien para explotarlos con tal de que los torturemos menos de lo que serían torturados en una situación alternativa; con tal de los enviemos al matadero con un nombre.

Y antes de que me lleguen los habituales emails enojados de los bienestaristas que piden alguna versión de: "¿Pero la granja de Bob no es mejor que una granja de productos lácteos convencionales?", permítanme ser claro: Es peor imponer 10 unidades de sufrimiento que 5 unidades de sufrimiento. Pero tenemos que justificar ambas. Y no podemos justificar ninguna de ellas si el único motivo ofrecido es el placer que obtenemos con el consumo de leche.

Si el principio de que el sufrimiento innecesario es erróneo (un principio que todos, incluso los Kristofs de este mundo, pretende aceptar) significa algo, debe significar que el placer no puede ser una justificación suficiente para imponer dolor y sufrimiento a los animales. Debe haber una compulsión; una necesidad. No cabe coacción aquí. Es sólo la tragedia de los que están optando por hacer algo que saben que es moralmente injustificable y se involucran en un pensamiento obviamente frívolo disfrazado de pensamiento progresista. Nada más.

Con frecuencia escucho a los animalistas quejarse respecto de la gente que dice: "No me digas de dónde viene mi comida." Aunque entiendo cuán frustrante es oír eso, prefiero esas personas antes que los Kristof, Safran-Foer, Bittman, y todos los de la comunidad de "protección animal" que impulsan este "consumo compasivo" sin sentido y nos dicen que podemos saber de dónde viene y lo que está involucrado y que todo eso está bien de todos modos. No tenemos que "espantarnos.” 

Y si alguien duda de que este enfoque "feliz" de la explotación es contraproducente, precisamente porque refuerza de forma explícita la idea de que no tenemos que "espantarnos" cuando comemos ese pedazo de carne o bebemos ese vaso de leche, entonces le sugiero que no está pensando con claridad. El ensayo de Kristof es un ejemplo perfecto del problema. 

Espántense. Por favor, por el bien de todo lo decente en el mundo, por el bien de la no-violencia, por el bien de la justicia básica, por el bien de las "chicas" de Bob que serán enviadas a su "día del juicio final:" Por favor, por favor, espántense. 

*****

Si no son veganos, por favor háganse veganos. El veganismo es acerca de la no violencia. Primero y principal, es acerca de la no violencia hacia otro ser sintiente. Pero es también respecto de la no violencia hacia la tierra y hacia ustedes mismos.

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