17 de julio de 2014

El perfil de una moderna "activista por los animales": Jenna Woginrich




Jenna Woginrich, supuestamente una vegetariana/vegana (ella usa ambos términos), se vendió agresivamente a la “carne feliz” desde hace cinco años. Afirma:
«Mi problema después de todo, no era con la carne. Era con la manera en que la vaca llegó a mi plato, en primer lugar. Una forma de asegurarme de que los animales que comía habían vivido una vida respetable y feliz era criándolos yo misma. Me gustaría aprender a descuartizar un pollo de campo, producir un cerdo sin antibióticos y criar corderos en las pasturas verdes de las laderas. Me gustaría volver a comer carne, y lo haría debido a mi amor por los animales.»
Ella aconseja a quienes les preocupan los animales:
«Si realmente les preocupa el tratamiento humanitario del ganado, sugiero enérgicamente que se los coman.»

Jenna Woginrich con alguien a quien va a matar por amor, respeto y gratitud.


Woginrich tiene un nuevo ensayo: "An Open Letter to Angry Vegetarians" ["Carta abierta a los vegetarianos enojados"].

Éste comienza:
«Esta carta es para la gente enojada que piensa que no comer carne la hace moralmente superior a aquéllos de nosotros que lo hacemos.»
Oh, oh: podemos ver hacia dónde se dirige.

Va a decirnos que era una vegetariana / vegana [ella usa ambos términos] hace casi 10 años, es simpatizante de PeTA, y "activista por los animales," pero que ha decidido que todos los alimentos están involucrados con matar, porque los animales son matados en la agricultura vegetal y en la cosecha, y la producción de cultivos implica otros daños, incluyendo la guerra, por lo que ella produce y promueve la carne "feliz":
«Desde la más simple ensalada cultivada en el propio jardín orgánico al falso tocino en su carrito de compras –ambas cosas toman vidas–. Simplemente opté por tomar la vida de una manera que cause la mínima cantidad de sufrimiento y la menor cantidad de desperdicio de los recursos globales. Y sí, esto significa que hay sangre en mis manos ahora.
La verdad es que no hay comida que podamos comer sin matar. Ninguna. Un viaje a su almacén local por tofu y espinacas puede que no incluya ningún producto de origen animal, pero cosechar este tipo de alimentos cuesta una interminable cantidad de vidas animales. Los campos de cultivo de la soja para los clientes comerciales significan la eliminación del hábitat de miles de animales silvestres, causándoles la muerte a través de la deforestación y la pérdida de su hogar.
Comer carne que ustedes mismos criaron significa comer alimentos infundidos con integridad [sic], sudor, lealtad, determinación, amor, amistad, recuerdos, pérdida, perseverancia [sic] y respeto.
Y ninguna de estas cosas son ingredientes que no encontrará en un paquete de tofu, no importa lo cerca que usted mire.»
Y la señora Woginrich se queja de que quienes no están de acuerdo con ella están violando sus derechos humanos:
«Coma de cualquier forma que invoque el respeto y la gratitud de su alma. Agradezca que vivimos en esta época de artificio y prontitud respecto al lujo y la abundancia. Pero no venga a pelear aquí, acusando a los que estamos criando buena carne de asesinato. Esas son palabras de pelea, palabras poco amables, y para alguien tan intensamente apasionada respecto del trato hacia los animales, bien parece que no tienen problema en tratar a los seres humanos como una mierda. Soy un animal, también. Agradecería algún tratamiento ético.»
Entonces, ¿qué hay que decir acerca de la posición de Woginrich? Yo podría decir mucho. Pero creo que cuatro comentarios serán suficientes.

Primero, y como cuestión previa, la señora Woginrich no debería confundir desacuerdo con "ira." Es muy común en estos días, para los que son criticados por promover la explotación animal, quejarse de ser "atacados" o "intimidados" o lamentar su condición de víctimas de "la ira."

Ciertamente estoy de acuerdo en que la gente no debería abordar a Jenna Woginrich de maneras incivilizadas. Pero el desacuerdo con, y la crítica razonada hacia Woginrich, que esté beneficiándose de la explotación y muerte de animales y que está promoviendo activamente la explotación animal, no equivale a falta de civilidad o a ira. 

Segundo; Jenna Woginrich no tiene ningún conocimiento respecto del razonamiento ético básico. Ella parece pensar que la ética es una cuestión de preferencia personal y que nada es intrínsecamente inmoral. Las personas pueden ser puestas en la cárcel por matar a otros seres humanos, pero eso es solo una cuestión de convención legal. No hay nada inherentemente inmoral con el asesinato intencional de un ser humano.

Sospecho que esto es una buena parte de la razón por la cual Woginrich se ve a sí misma como víctima. Si ella ve las cuestiones morales fundamentales nada más que como una preferencia subjetiva, entonces para ella sería natural pensar que el desacuerdo, incluyendo un desacuerdo de fondo, con principios y razonado, es una expresión de "ira."

Observo que su blog dice que podemos esperar para ver sus escritos acerca de la Guerra Civil.

Dado su subjetivismo moral, voy a ser curioso para ver si también defiende la esclavitud humana. Después de todo, en opinión de Woginrich, la moralidad de la esclavitud humana es solo una cuestión de preferencia. No hay ninguna verdad moral allí.

Y si Woginrich sostiene que existe una verdad moral en lo que a humanos se refiere pero no en lo que se refiere a los no-humanos, entonces ella no es más que otra especista que evita la cuestión desde el principio y se involucra en un razonamiento circular.

Entonces, sin decir más, si no aceptan el subjetivismo moral (y nadie lo hace, excepto cuando se fuerzan tratando constantemente de convencerse de que la explotación de los animales es moralmente aceptable), y rechazan el especismo, por lo tanto, se derrumba de posición de Woginrich.

Debo añadir que Woginrich parece pensar que el asesinato, como término legal, consiste en matar con "intención malévola", y que la matanza deliberada hecha con "gratitud", "respeto" y "amor" no es el estado mental de culpable por asesinato. Esto es erróneo. Asesinato implica matar a un ser humano de una manera premeditada o deliberada. La muerte misericordiosa de un ser querido que sufre de una dolorosa enfermedad, hecha por amor y compasión es homicidio premeditado y constituye un asesinato. Y la Sra. Woginrich claramente está matando a los animales con premeditación, incluso si, como ella más bien incrédulamente dice, su corazón está rebosante de "gratitud", "amor", y "respeto" por los no-humanos que explota y mata. Esto no es decir, por supuesto, que la Sra. Woginrich es culpable de asesinato, porque el asesinato es un delito tipificado solo en relación a seres humanos. Pero su afirmación de que su estado de ánimo al matar animales no es el estado mental que permitiría una condena por asesinato si un ser humano estuviera implicado es, como casi todo lo demás que dice, erróneo.

Tercero, el argumento de Woginrich, en pocas palabras, es: no podemos vivir según la perfección, así que está bien matar a los no-humanos. Pero esto es una tontería.

Estoy de acuerdo en que la vida implica dañar indirectamente a no-humanos y a humanos.

Cuando construimos una carretera, sabemos que algunos seres humanos morirán en ella. ¿Eso significa que no hay diferencia entre la construcción de una carretera y matar intencionalmente a los humanos? Por supuesto que no.

Concuerdo con que todo lo que consumimos implica daño indirectamente a no-humanos y a humanos, y que todos necesitamos consumir muchísimo menos. Pero, el hecho de que de la elaboración de un producto pueda haber resultado la muerte por negligencia de un humano o de un no-humano, ¿significa que no hay ninguna diferencia entre la muerte por negligencia y una muerte intencional de un humano o de un no-humano? Por supuesto que no.

Estoy de acuerdo en que la agricultura implica dañar sin intención a los animales y a los seres humanos que son asesinados o heridos en el proceso agrícola. Pero si todos fuéramos veganos, habría muchas menos hectáreas cultivadas. El profesor David Pimentel, de la Universidad de Cornell, ha escrito que el ganado en los Estados Unidos consume 7 veces más grano que lo que es consumido por toda la población humana de EE.UU., y los granos que alimentan al ganado podrían alimentar a 840 millones de seres humanos que tuvieran una dieta basada en vegetales.

¿Deberíamos hacer todo lo posible para evitar cualquier muerte no intencional de no humanos —y humanos— que se produce durante la agricultura? Por supuesto. Pero, ¿el hecho de que las muertes no intencionales van a producirse, por más cuidadosos que seamos, quiere decir que las muertes intencionales de no-humanos y de humanos son moralmente justificables? Por supuesto que no.

Y si todos nos tomamos el veganismo en serio, como una cuestión moral fundamental, ¿desarrollaríamos mejores formas de evitar ese daño no intencional? Por supuesto que lo haríamos.

Woginrich proclama con orgullo que los animales que ella cría y mata son alimentados con "alimento local, no modificado genéticamente, cultivado por nuestros vecinos." ¿Y sus vecinos cosechan ese alimento sin matar involuntariamente animales? No, por supuesto que no. Así que ella está participando en las muertes no intencionales y en las intencionales. 

Está claro que su posición ─que como las muerte no intencionales no se pueden evitar, entonces, las intencionales son moralmente aceptable─ es frívola también respecto de esta base.

En un pasaje que realmente me hizo reír en voz alta, Woginrich, que sorprendentemente parece pensar que su explotación feliz de los no-humanos es una cuestión de política progresista, afirma que, debido a que los fertilizantes de las plantas se hacen a partir del petróleo, y debido a que el petróleo se utiliza para transportar plantas, la elección está entre apoyar a los agricultores locales o apoyar a las guerras que son, en realidad, hechas por el petróleo. Este es el análisis político que hace que George W. Bush parezca Jean-Jacques Rousseau.

Cuarto, y lo más problemático desde mi perspectiva, Woginrich es la quintaesencia del moderno activista por los animales. Representa el movimiento de la explotación feliz que es el moderno “movimiento animalista.” Ella es el resultado de una ideología que expresa “aprecio y apoyo” por la “pionera” explotación feliz de Whole Foods.



Así que, de acuerdo con Peter Singer, PeTA, Farm Sanctuary, Mercy for Animals, Compassion Over Killing, Vegan Outreach, y las otras organizaciones bienestaristas de beneficencia que comprometen al “movimiento animalista”, Woginrich lo está haciendo muy bien. Me sorprende que no haya recibido una carta de Singer. Tal vez la tiene. Después de todo, no hay ninguna diferencia entre Woginrich y el Director General de Whole Foods, John Mackey. Me sorprende que el CEO de HSUS / Presidente Wayne Pacelle, que se sienta en el Consejo de Directores de la Global Animal Partnership, no haya visitado su granja para tener la oportunidad de sacarse una foto pre-matanza con sus animales.

Verdaderamente, lo que Jenna Woginrich está promoviendo suena similar a lo que Singer describe:
«Para evitar infligir sufrimiento a los animales ─y sin mencionar los costos ambientales de la producción animal intensiva─, necesitamos reducir drásticamente la cantidad de productos animales que consumimos. ¿Pero esto significa un mundo vegano? Es una solución, pero no es necesariamente la única. Si es el hecho de infligir sufrimiento lo que nos preocupa, y no el hecho de matar, entonces yo también puedo imaginar un mundo donde la mayoría de las personas coman alimentos basados mayormente de plantas, pero que de vez en cuando se den el lujo de comer huevos procedentes de aves criadas a campo libre, o posiblemente incluso carne de animales que viven una buena vida, en condiciones naturales para su especie, y que después son matados humanitariamente en la granja.»
[Entrevista a Peter Singer, en “The Vegan,” 2006]

Así que ¿dónde está su carta de Singer? ¿Dónde su premio de PeTA, que le dio un premio a Whole Foods?

Curiosamente, las grandes organizaciones animalistas de beneficencia adoptan también el subjetivismo moral que informa a la posición de Woginrich. No hay ninguna verdad moral; es solo una cuestión de preferencia. Pero no pueden tener un movimiento por la justicia social que vea la justicia simplemente como una cuestión de preferencia.

Así que, por desgracia, en todos los aspectos, Jenna Woginrich es la "activista los animales" que Peter Singer y el resto del "movimiento" quieren que sea.

Jenna Woginrich incluso tiene en su página un botón para "donar". Eso tiene mucho sentido. Todo el movimiento de la explotación feliz es acerca de comprar indulgencia para la participación en un comportamiento moralmente injustificable. Así que no culpo a Woginrich por sacar provecho también.

Y el hecho de que Jenna Woginrich encaje tan cómodamente como "activista por los animales" es precisamente el problema. Ella es una perfecta demostración de la confusión del movimiento animalista que abarca la explotación feliz.

*****

Si no son veganos, por favor háganse veganos. El veganismo es acerca de la no-violencia. Primero y principal, es acerca de la no violencia hacia otros seres sintientes. Pero es también respecto de la noviolencia hacia la tierra y hacia ustedes mismos.

Y nunca, nunca se crean la absurda idea de que tenemos que promover "la explotación feliz" para que las personas se hagan veganas. Además de que todo el esfuerzo de la "explotación feliz" es profundamente especista, el esfuerzo de la "explotación feliz" tiene un objetivo: hacer que el público se sienta más cómodo respecto de la explotación animal.

2 de julio de 2014

Oh, No: Otra Mujer Que Hace Lo Mismo Que Todos Los Demás



Primero fue Melissa Bachman quien se convirtió en objeto de odio por haber matado leones en Sudáfrica.

Y ahora es el turno de Kendall Jones:


Y todo el mundo está enojado con Jones, al igual que lo estaban con Bachman, y le lanzan toda clase de insultos y de apelativos misóginos, en ocasiones explícitamente violentos.

Ésta es la cuestión: ¿Qué diferencia hay entre estas mujeres y cualquier otro que no sea vegano?

La respuesta: No hay diferencia.

Así que esta clase de eventos deberían ayudar a cualquiera que preste atención a reconocer que el especismo y el sexismo están profundamente entrelazados.

27 de junio de 2014

La economía del bienestar animal: algunos breves comentarios




Algunos bienestaristas dicen que la reforma bienestarista ayudará a los animales porque la reforma causa un aumento del precio y eso disminuye la demanda.

Esta posición demuestra que los bienestaristas no entienden la economía de la cría de animales para comida o de la reforma bienestarista.

Dado que la mayoría de las campañas de reforma bienestarista se dirigen a las ineficiencias en el proceso de producción, muchas reformas bienestaristas incrementan la eficacia de la producción, de manera que los costos de producción pueden, de hecho, disminuir.

Si hay un alza final en el precio por alguna razón, esa subida generalmente no afecta a la demanda, porque la demanda de productos animales con frecuencia no es elástica -la demanda no es muy sensible al precio en determinado rango- y el alza del precio generalmente no sale fuera de ese rango.

Más aún, si el precio de un producto animal se incrementa, eso no significa que los consumidores se harán veganos. Lejos de esto. Generalmente, si alguien no puede costear el costo de la carne bovina, entonces compra cordero o cerdo o pollo. Si alguien no puede costear el precio del pollo, entonces compra pastel de pollo o alguna forma más barata de carne procesada.

Y, finalmente, lo mejor que los bienestaristas pueden hacer es ayudar a la industria a crear nichos en los mercados, como Whole Foods “5-Step Animal Welfare Rating” Happy meat, donde la gente adinerada puede pagar un precio más alto y conseguir un sello de aprobación de los grupos animales que alaban y expresan su "reconocimiento y apoyo" a Whole Foods:





Los bienestaristas están proclamando "!victoria!" porque, en los años recientes, el consume de carne en EE.UU. ha descendido. Ellos afirman que se debe a las campañas de bienestar animal. No hay nada que apoye esa presunción y la explicación más probable es que los precios de la carne se han mantenido estables, o incluso aumentado, y la crisis económica está afectando a la capacidad de los consumidores para comprar los cortes de carne medidos en esas encuestas. En segundo lugar, existe una creciente preocupación por los efectos perjudiciales en la salud de los productos de origen animal. 

25 de junio de 2014

“Patear animales está MAL.” Así que los están matando




La organización bienestarista Mercy for Animals (MFA) tiene un nuevo “video “encubierto.” 

¿Adivinen qué? Han descubierto que los animales son pateados y maltratados de otras maneras en los mercados de abasto.

Imaginen qué.

MFA está indignada:



Claro que patear animales está mal. Pero, MFA, aquí tengo una nueva noticia para ustedes: usar animales para comida —tanto si son pateados como si no— es erróneo.

MFA insta: "PRONUNCIATE CONTRA EL ABUSO ANIMAL: Firmad la petición pidiendo a la Livestock Marketing Association que proteja a los animales" 

¿La Livestock Marketing Association [Asociación para la publicidad de la ganadería] va a “proteger a los animales”? ¿De veras?

Una vez más, MFA perpetúa la idea de que una industria que existe con la finalidad de matar animales para satisfacer el placer de nuestro paladar puede “protegerlos.”

Una vez más, MFA promueve la fantasía de que hay un modo abusivo y un modo no abusivo de explotar animales.

Una vez más, MFA le asegura al público que la explotación animal puede ser efectivamente regulada.

Una vez más, MFA lleva a gente como Temple Grandin, la reina de la "explotación feliz", para apoyar su campaña:



Una vez más, MFA pretende que las personas que “abusan” de los animales son moralmente diferentes de aquellas que demandan y consumen carne y otros productos animales. La industria de explotación animal y, en particular, los trabajadores de esta industria son el problema; la “gente mala”; no aquellos de nosotros que felizmente demandamos y consumimos los productos de tal industria y quienes podemos incluso donar dinero a los grupos como MFA, de manera que podamos continuar consumiendo animales con “compasión” y “misericordia.”

Esto es todo parte del mismo pensamiento que conduce a las organizaciones de caridad bienestarista como MFA a hacer declaraciones públicas expresando “aprecio y apoyo” por los programas “pioneros” de explotación animal "feliz":


Aunque no cuestiono la sinceridad de la gente de MFA, sinceramente creo que todo esto está muy equivocado.

“Pero me llevó 10 años hacerme vegano.” ¿Y qué?




Nunca dejo de sorprenderme con aquellas personas que dicen que no deberíamos promover el veganismo como imperativo moral porque a ellos les llevó mucho tiempo hacerse veganas.

¿Qué relevancia tiene cuánto tiempo le lleva a alguien entender que hacerse vegano era lo correcto para hacer? Respuesta: no tiene ninguna relevancia en absoluto.

Francamente, no estoy del todo sorprendido de que a gran cantidad de personas les lleve mucho tiempo volverse veganas, dado que ninguna de las grandes organizaciones animalistas presentan al veganismo como la base moral y que todas promueven la reforma bienestarista y la explotación animales "feliz" en mayor o menor grado.

Usualmente me encuentro con personas que han sido vegetarianas desde hace 20 años y solo se hicieron veganas después de encontrarse con el enfoque abolicionista. Aunque estas personas eran casi siempre voluntarias de uno o más organizaciones animalistas, nadie les pidió siquiera que se hicieran veganas, y mucho menos les dejaron en claro que para ellos el veganismo era un imperativo —una base moral inequívoca. De hecho, la mayoría de las organizaciones animalistas continúan promoviendo el vegetarianismo como una alternativa al veganismo. Esto no es coherente con la presentación y promoción del veganismo como un imperativo moral.

Pero el asunto es que la validez de los principios morales no depende de cuánto tiempo le lleve a una persona en particular reconocer su validez. Ninguno de nosotros dudaría de esto si se tratara de humanos. Por ejemplo, si a alguien le lleva diez años reconocer que el racismo está mal y dejar de usar epítetos racistas, ¿esto significa que deberíamos no ser claros con que el racismo es erróneo? Por supuesto que no. ¿Alguien sugeriría que tenemos un “Viernes-libre-de-bromas-racistas? para ofrecer el enfoque de un “pequeño paso” para aquellos que están en el “viaje” de alejarse del racismo? Por supuesto que no.

De igual modo, el hecho de que a algunas personas les pueda tomar varios años ver que el estatus moral de los animales requería que se hicieran veganas, no significa que debemos promover los “Lunes sin carne”, los huevos de gallinas criadas sin jaulas, la carne de cerdos criados sin cajones, y todas las otras maneras sin ningún sentido de acomodar a aquellos que aún están en el “viaje” de alejarse del especismo.

Debemos siempre ser claros en el sentido de que no podemos justificar el uso de los animales y que el veganismo es el imperativo moral; una base moral. Si alguien quiere hacer algo menos que hacerse vegano, debe ser la elección de esa persona y nunca ser así porque nosotros le hemos puesto un sello de aprobación a cualquier forma de explotación animal.

Y ser claros acerca de las obligaciones morales no significa juzgar a la gente. Tengo muchos conocidos que no son veganos. No los juzgo, pero siempre les dejo muy claro que no podemos justificar moralmente el uso de los animales y que el veganismo es una obligación moral básica para todos nosotros.


14 de junio de 2014

19 de abril de 2014

Debatiendo en el MoMA sobre el uso de animales para comida




El día 17 de abril tuve el placer de participar en un debate en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en el cual se discutió sobre el siguiente tema: "El diseño puede permitirnos incluir de forma humanitaria productos animales en nuestra dieta".

Nicola Twilley se posicionaba a favor; yo en contra.




Pueden ver el debate entero aquí.


Tal como traté de introducir en mi presentación y en el periodo de preguntas que vino después; yo considero que hay tres manera de interpretar esa cuestión: una puramente empírica; una parcialmente empírica y parcialmente moral; y otra completamente moral.

Primero; ¿puede un diseño conseguir menos sufrimiento? Por supuesto que sí. Desde un punto puramente factual, podemos diseñar sistemas de explotación animal que resulten en menor sufrimiento. Eso está claro. Pero no es una forma interesante de plantear la cuestión. No creo que Nicola y yo tengamos un desacuerdo al respecto.

Segundo; podemos preguntarnos sobre qué tipo de diseño puede reducir el sufrimiento hasta el punto que nos sintamos a gusto al decir que tenemos un nivel de explotación "humanitario". Así es como entiendo yo que Nicola interpreta la cuestión.

Éste es un punto que implica elementos empíricos y morales. 


Tal y como señalé durante el debate, debido a que los animales nohumanos son considerados propiedad humana, existen unas limitaciones estructurales acerca del grado en que la industria puede reducir el sufrimiento. Para la mayor parte, nuestro trato "humanitario" está limitado a la eficiencia económica: protegemos los intereses de estos animales sólo mientras consigamos un beneficio económico de ello. Por tanto, los esfuerzos por conseguir un trato más "humanitario" son usualmente coextensivos a los esfuerzos por reducir la ineficiencia e incrementar el beneficio. Esto es exactamente a lo que se dedica la diseñadora y asesora de mataderos Temple Grandin. Ella se centra en las ineficiencias de la industria y propone formas de reducir esa ineficiencia mediante un trato más "humanitario".

En tanto que los animales humanos sean propiedad, la capacidad del diseño para afrontar esta cuestión estará estructuralmente constreñida. Los nohumanos más "humanitariamente" tratados siguen estando sometidos a lo que consideraríamos tortura si las víctimas fueran humanas.

La principal razón por la que pensamos que el diseño puede hacer que la explotación sea "humanitaria" de una forma moralmente aceptable se debe a que hay animalistas, como es el caso de Ingrid Newkirk de PeTA, que ponen su sello de aprobación sobre las iniciativas de gente como Temple Grandin y las "soluciones" que ella promueve. PeTA dio un premio a Grandin, declarándola una "visionaria" y la "mayor experta mundian en bienestar del ganado".




Esta postura no sólo asume que el "bienestar" es consistente con la explotación sino que pretende hacernos creer que los asesores de la industria de explotación animal que buscan incrementar el beneficio de esta industria pueden alegar algo sensato acerca del bienestar de los animales como cuestión moral. Esto promueve y refuerza la idea de que podemos explotar a los demás animales de forma "humanitaria" dentro de este contexto empírico y moral. A mi juicio, todo esto es erróneo a varios niveles tanto desde un punto de vista empírico y moral.

Aunque los elogios de Newkirk hacia Grandin son tremendamente desconcertantes, tienen mucho sentido. Nos encontramos aquí con una relación simbiótica. La industria de explotación animal necesita a los bienestaristas como Newkirk para proporcionar un aspecto moral positivo a sus esfuerzos por la eficiencia. Esta industria necesita que sus esfuerzos por mejorar la eficiencia, que resultan en pequeños cambios sobre la explotación animal institucionalizada, sea declarada "humanitaria" por aquellos identificados como "defensores de los animales". Y PeTA necesita a esta industria para poder proclamar "victorias" y conseguir financiamiento. Precisamente por esta razón, las campañas de las organizaciones bienestaristas se centran en las formas de explotación más vulnerables económicamente. Estas actividades son "presa fácil" que permiten conseguir con más facilidad una "victoria" que sirva para conseguir dinero.

En mis escritos relacionados con el tema de este debate, incluyendo mi trabajo académico y también mis ensayos en el blog, considero que las acciones de grupos como PeTA son problemáticas. Creo que es tremendamente erróneo, bajo ninguna circunstancia, afirmar que una forma "mejor" de explotación debe ser apoyada cuando esto implica igualmente una violación de derechos fundamentales. Decir que un propietario de esclavos que golpea a sus esclavos cinco veces por semana es "mejor" que uno que les golpea seis veces a la semana no significa que este último esté practicando una esclavitud "humanitaria", o que una esclavitud "humanitaria" sea moralmente aceptable, que el "mejor" esclavista debe ser elogiado como un "visionario".

Tercero; la cuestión puede ser planteada en el sentido de valorar si el diseño puede hacer que sea ético el consumo de animales. Esto traduce la cuestión en términos puramente morales.

Según expliqué durante el debate, considero que esta cuestión ya está respondida por el sentido común, que mantiene que no debemos imponer "innecesariamente" sufrimiento y muerte a los demás animales. Sea lo que sea lo que podamos catalogar dentro del concepto de "necesidad", debe excluir el sufrimiento y la muerte impuestas por motivos de placer y conveniencia, o de otro modo la norma moral acerca del sufrimiento/muerte innecesaria carece de sentido.

¿Pero qué excusa tenemos para justificar que impongamos sufrimiento y muerte a 58 mil millones de animales terrestres y a un billón de animales marinos cada año?

No necesitamos comer animales, ni nada que proceda de ellos, para tener una buena salud; y cada vez más profesionales de la salud confirman este punto. Por tanto, comer animales no es necesario en ningún sentido.

Y la industria de explotación animal es sin duda una pesadilla desde el punto de vista ecológico.

Por tanto, ¿qué argumento podemos dar en favor del hecho de que inflijamos sufrimiento y muerte  —incluyendo la "humanitaria"— a seres seres sintientes?

La respuesta es que saben bien; nos proporciona placer el hecho de consumir animales.

Pero nadie aceptaría semejante argumento en ningún otro contexto. Pensemos por ejemplo en el caso de Michael Vick, el jugador de fútbol que organizaba peleas de perros. Todo el mundo considera que lo que hizo Michael Vick está mal.

¿Por qué?

Porque estaba provocando sufrimiento sólo para obtener placer.

¿Y cuál es la diferencia entre asistir a peleas de peleas o asistir a barbacoas que incluyen cadáveres de animales, o beber leche o comer queso, cuando todo eso —incluso en las circunstancias más "humanitarias"— ha implicado hacer sufrir a los animales?

No hay diferencia. Y como cualquier estudiante de primero de Derecho podría explicarte, no importa si Mary asesina a Joe o paga dinero a Alan para que asesine a Joe. Es asesinato en ambos casos. Puede que haya una diferencia psicológica entre quienes se involucran directamente en conductas violentas y quienes pagan a otros para que lo hagan pero no hay diferencia moral,por eso la ley los considera de la misma manera.

Por todo esto, sugiero que la respuesta a la cuestión moral planteada en este debate es simplemente: no

Si los animales importan moralmente, entonces tenemos la obligación de no imponerles ningun grado de sufrimiento, o causarles la muerte, mientras no se produjera un verdadero conflicto de intereses. Pero esto no existe en el caso del consumo de animales.

En resumen: si nos tomamos la moralidad en serio, y entendemos que los animales tienen un valor moral, entonces debemos hacernos veganos. Ésta es la única opción coherente con lo que ya asumimos respecto del estatus moral de los animales nohumanos. Cualquier otra postura implica aceptar que decimos que los animales nos importan pero que podemos ignorar sus intereses por motivos triviales. Esto no tiene ningún sentido.

Gracias a Paola Antonell, Michele Fisher, y toda la gente maravillosa del MoMA por celebrar este debate, y a Nicola Twilley por participar en él.

7 de abril de 2014

Acerca de los “caminos”




Si mucha gente dijera, “Yo no rechacé el racismo de la noche a la mañana; me llevó mucho tiempo dejar de ser racista”, ¿diríamos que rechazar el racismo se trata de un “camino personal”? ¿Diríamos que nosotros no deberíamos tomar la posición de que el racismo es inequívoca y absolutamente incorrecto? ¿Diríamos que continuar siendo racistas —pero racistas más “compasivos”— es moralmente aceptable?

Por supuesto que no. Decir que se trata de un “camino” personal es decir que no hay una verdad moral respecto del racismo.

Es exactamente lo mismo cuando se refiere a los animales. Decir que el veganismo se trata de un “viaje” personal es decir que no hay una verdad moral respecto del especismo.

Es negar la idea de que no podemos justificar la explotación animal ─por más que sea supuestamente “humanitaria”.

Es decir que varios tipos de explotación supuestamente “feliz” son moralmente aceptables y deben promoverse.

No tomaríamos tal posición si se tratara de derechos humanos. No debemos hacerlo así cuando se refiere a derechos de los animales.

Mucha gente no se hace vegana de la noche a la mañana. Eso no es ninguna gran sorpresa, particularmente dado que ninguna de las grandes organizaciones de beneficencia animalistas promueven el veganismo como base moral, y muchas explícitamente apoyan varios tipos de explotación “feliz.”

Pero cómo se hace vegana una persona —o la mayoría de la gente— es algo que está completamente fuera de lugar. El punto es qué posición toma un movimiento social por los derechos de los animales. Entonces, como dijo el abolicionista de la esclavitud William Wilberforce (1759-1833): “Pueden optar por mirar a otro lado, pero nunca pueden decir de nuevo que no lo sabían.”

La posición de los Derechos Animales debe ser que no podemos justificar moralmente la explotación y, si estamos de acuerdo en que los animales tienen significancia moral, estamos comprometidos con el veganismo. Hay veganismo y hay un continuar participando en la explotación que no puede ser moralmente justificada. No hay tercera opción.

No se trata de condenar o criticar a alguien; se trata de ser claro acerca de los principios morales y educar, de una manera clara, coherente y no violenta, a quienes se preocupan por los animales pero no son veganos.

Si las personas que se preocupan por los animales eligen hacer menos, ésa debería ser su opción y no lo que promueva un movimiento de justicia social por los no-humanos.



23 de noviembre de 2013

Derechos Animales, Abolicionismo y Veganismo: En Pocas Palabras






El término "abolicionismo" aplicado al contexto de la ética animal ha perdido en gran medida su sentido porque hay mucha gente que se denomina a sí misma como "abolicionista", incluyendo a quienes quieren que el uso de animales sea abolido, a quienes quieren abolir algún uso pero no todo el uso, y a aquellos que quieren que se acaben los "peores abusos" de la explotación animal pero que no tienen objeción al uso de animales en sí mismo. Por tanto, no hay un significado consensuado sobre aquello que quienes se denominan "abolicionistas" quieren abolir o sobre cómo proponen abolir aquello que quieren abolir. De este modo, la "abolición", en sí misma, no describe ninguna posición particular más de lo que hace el término "derechos animales" el cual se ha convertido en un sinsentido que incluso es usado por los explotadores de animales que dicen defender los "derechos animales".

Este ensayo expone una teoría abolicionista particular, conocida como la teoría abolicionista de los derechos animales, que ha desarrolado una alternativa a la posición desarrollada por el filósofo Peter Singer. Singer adopta una forma de utilitarismo preferencialista, el cual promueve acciones que maximizan la satisfacción de los intereses de aquellos seres que están involucrados o afectados. Él da prioridad a los seres que poseen una conciencia similar a la humana y que pueden planear activamente su futuro. Aunque acepta que que los primates no humanos, los delfines y los elefantes son seres conscientes en ese sentido, expresa duda acerca de los otros animales y considera que la mayoría de animales que explotamos viven en una especie de eterno presente. Ellos tienen un interés en no padecer dolor o sufrimiento, pero no tienen un interés en continuar viviendo o, al menos, no tienen un interés que que provoque que Singer esté de acuerdo en reconocer que no deben ser usados como recursos reemplazables como sí reconoce para los humanos y no-humanos "normales" que poseen una conciencia similar a la humana.

Singer se centra básicamente en el tema del trato en lugar del uso y defiende la reforma del bienestar animal. Por ejemplo, en 2005 lideró una iniciativa, a la que se unieron la mayoría de las grandes organizaciones animalistas, incluyendo The Humane Society of the United States, People for the Ethical Treatment of Animals, Farm Sanctuary, Mercy For Animals, Vegan Outreach, and Compassion Over Killing, para pedir públicamente a la cadena de supermercados Whole Foods para que adoptara lo que se podría denominar como un programa de "explotación feliz". Singer podría ser señalado como la figura primaria del movimiento de la "explotación feliz" que promueve el consumo "compasivo" de la carne y otros productos animales con un "bienestar alto", así como la promoción de las reformas bienestaristas, como los asuntos propios del animalismo. Este movimiento por la explotación "feliz" es ahora la facción dominante en el moderno movimiento animalista en toda América, Europa Occidental, Australia y Nueva Zelanda.

El enfoque abolicionista rechaza el enfoque de Singer, e incorpora la posición deontologista que es característica de la filosofía de los derechos, como la de Tom Regan, pero que posee elementos propios y singulares:

I.

Primero, el enfoque abolicionista rechaza el uso de animales. La base doctrinal para este rechazo es el hecho de que todos los humanos, sin importar sus características particulares, tienen el derecho fundamental y pre-legal de no ser tratados exclusivamente como recursos para otros. Éste es el derecho que rige la exclusión de la esclavitud de seres humanos. Poseer un valor moral implica el rechazo del estatus que es la propiedad esclavista que permite que la vida y los intereses fundamentales de un ser humano sean ignorados en favor de los de su propietario esclavista.

No podemos justificar el rechazo a extender ese derecho a los no-humanos a menos que arbitrariamente declaremos que los animales no tienen valor moral, lo cual es una posición que la mayoría de la gente rechaza. Por tanto, si los animales importan moralmente, no podemos tratarlos exclusivamente como recursos y debemos reconocer que el derecho a no ser propiedad excluye toda nuestra explotación institucionalizada sobre los animales. Los abolicionistas —de acuerdo a mi uso del término— rechazan la domesticación y defienden que los no-humanos no deben ser traídos a la existencia para el uso de los humanos, sin importan cuán "humanitario" sea.

Hay otra manera en la que podemos llegar prácticamente a la misma conclusión pero sin invocar la noción de derechos. Todos poseemos la intuición moral de que no debemos imponer innecesariamente sufrimiento y muerte sobre seres sintientes; que en condiciones iguales, el hecho de que un acto cause o resulte en sufrimiento de un ser sintiente es algo que va en contra de considerar que ese acto es moral. Hay, por supuesto, un gran desacuerdo cuando se trata de esclarecer lo que significa necesidad aquí, pero por lo general estamos de acuerdo en que no podemos señalar el placer, la diversión, o la conveniencia como algo que implice necesidad o una buena razón. Esto por esto que la mayoría de nosotros nos oponemos, por ejemplo, a las peleas de perros o las corridas de toros, o los vídeos de "aplastamiento", que pretenden erotizar el aplastamiento de animales pequeños mediante el pie de una mujer.

La perspectiva abolicionista es que casi todo el uso de animales se lleva a cabo sólo por placer, diversión o conveniencia. El uso animal más significativo en términos numéricos y por importancia cultural, es el uso de animales para comida. Matamos anualmente a 58 mil millones de animales terrestres, y un número indeterminado, aunque no menor, de animales acuáticos para comida. Comer animales se ha justificado tradicionalmente, al menos en parte, apelando a la salud humana y su correcta nutrición. Estos motivos, sin embargo, se han visto rebatidos y hoy en día está reconocido oficialmente que una dieta vegana es apta para nuestra salud. Incluso un número creciente de profesionales de la salud señalan que comer animales es perjudicial para la salud humana. Y no hay controversia respecto del hecho que la ganadería es un desastre ecológico. La mejor justificación para el abrumador sufrimiento y las muertes que conlleva el uso de animales para comida es que saben bien, estamos acostumbrados a comer animales, y resulta conveniente. Así, el 99% del uso de animales es claramente frívolo y contraviene el principio moral fundamental que decimos asumir.

El único uso de animales que no es evidentemente frívolo, y que requiere un análisis basado en derechos, se refiere al uso de animales para curar enfermedades humanas. Pero, dejando a un lado el hecho de que hay objeciones serias acerca de los beneficios de la salud humana que supuestamente se han conseguido gracias a la vivisección, no podemos justificar moralmente que usemos animales en experimentos cuando no podemos justificar usar a los humanos de la misma manera. Consideramos que los humanos tienen el derecho fundamental de no ser usados exclusivamente como recursos. No podemos justificar que no extendamos el mismo derechos a los no-humanos.

II.

Segundo; un corolario del rechazo al uso de animales es que los abolicionistas no apoyan campañas para la reforma del uso de animales. Esto es, los abolicionistas no apoyan campañas de bienestar animal que supuestamente mejoran el trato hacia los animales que son explotados.

Como cuestión teórica, si la explotación animal no puede ser justificada moralmente, entonces no debemos apoyar campañas que, supuestamente, hacen que la explotación sea más "humanitaria".

Como cuestión práctica, la reforma del bienestar animal no funciona debido al estatus de los animales como propiedad. Cuesta dinero proteger los intereses de los animales y sólo protegemos los intereses de los animales cuando nos reporta un beneficio, que casi siempre suele ser económico. El estatus de propiedad de los animales tiene el efecto de limitar de manera estructural los beneficios que la reforma podría proporcionar a los animales y la mayoría de reformas no hacen otra cosa más que modificar prácticas de manera que, por ejemplo, incrementando los gastos de acondicionamiento se reduzcan los gastos de veterinaria y esto tenga como efecto que se mejore la eficiencia de la producción para los explotadores institucionales. Incluso en situaciones en las que los costes de producción se incrementan, este incremento raramente exceda la elasticidad de la demanda en el mercado y el mercado de productos animales no es afectado negativamente. La reforma bienestarista, por tanto, no hace nada por erradicar el estatus de propiedad de los animales. Más aún, las medidas de bienestar animal consiguen que el público se sienta mejor acerca de la explotación animal y esto motiva a continuar con el uso de animales.

El enfoque abolicionista de los derechos animales, además de rechazar las campañas reformistas del bienestar animal, rechaza las campañas monotemáticas que buscan prohibir determinados usos de animales más que reformar los estándares de la explotación. Por ejemplo, los abolicionistas no promueven campañas contra las pieles o contra el foie-gras. Este tipo de campañas conlleva la idea de que ciertas formas de explotación son peores que otras y —en una cultura que considera que el uso de animales es moralmente aceptable como cuestión general— que aquellas que no son denunciadas sean vistas como moralmente más aceptables. Así la piel es vista como mala; el cuero y la lana son vistas como alternativas más aceptables. El foie-gras es visto como algo malo; los otros productos alimenticios de origen animal son vistos como mejores y más aceptables. Más aún, en tanto que la gente siga pensando que comer animales es moralmente aceptable, por lo general no asumirán que haya que rechazar determinados usos de animales. Las campañas monotemáticas contra la piel y determinados productos animales [foie-gras, carne de ternera,...] han existido durante décadas y resulta que esos productos actualmente tienen una demanda muy alta.

III.

Tercero; el enfoque abolicionista reconoce el veganismo como una base moral y mantiene que no podemos trazar una distinción consistente entre la carne y los demás productos de la explotación animal, como los lácteos, los huevos, así como entre los productos alimenticios y los productos de vestimenta u otros fines. Si los animales importan moralmente, no podemos justificar el comerlos, usarlos para vestimenta o utilizarlos en general. Quienes se consideran abolicionistas no pueden consumir productos de la explotación animal de la misma manera que un abolicionista de la esclavitud no puede poseer esclavos humanos. El enfoque abolicionista ve el veganismo como la única respuesta racional a la idea de que los animales tienen un valor moral. Esto es, si los animales tienen un valor moral y no son cosas que existen como recursos para los humanos, como medios para los fines humanos, entonces no podemos justificar comerlos, usarlos para vestimenta, o utilizarlos en general.

El enfoque abolicionista ve el problema de la explotación animal primeramente como una cuestión relacionada con la demanda y no con la oferta. Esto es, el problema no es que haya explotadores legales que proporcionan productos animales al público en general; el problema es que la gente demande esos productos. Los bienestaristas ven la solución primeramente —y algunos de forma exclusiva— en conseguir que la explotación sea más "humanitaria" mejorando las regulaciones sobre el trato a los animales. Los abolicionistas entienden que la solución pasa en primer lugar por reducir la demanda consiguiendo que la gente asuma que la explotación animal no puede ser moralmente justificada y en consecuencia adopten el veganismo.

Como forma de activismo, un abolicionista debe implicarse en la educación vegana creativa y no-violenta, que puede adoptar tantas formas como la imaginación pueda concebir. Distribuir comida vegana y repatir folletos en las calles, dar charlas en centros educativos, organizar manifestaciones pacíficas, educar a la familia y amigos acerca de la explotación animal y el veganismo, son cosas que pueden ayudar a fomentar el veganismo como la posición obligada para todos a los que les importan los animales.

IV.

Cuarto; una parte importante del enfoque abolicionista es que liga el estatus moral de los no-humanos a la sola sintiencia y a ninguna característica cognitiva. La sintiencia es la conciencia subjetiva; alguien que percibe y experimenta el mundo. Un ser sintiente tiene intereses; esto es, preferencias, intenciones y deseos. Si un ser es sintiente, entonces éste es el único requisito necesario y suficiente para que ese ser tenga el derecho a no ser usado como medio para fines humanos, lo cual, correlativamente, impone que tenemos la obligación moral de no usar a ese ser como recurso. No es una cuestión de utilizar "humanitariamente" a ese animal. Aunque menos sufrimiento fuera mejor que más sufrimiento, ningún uso puede ser moralmente justificado.

Aunque Singer se centra en la sintiencia como requisito necesario y suficiente para la consideración moral, él no cree que la sola sintiencia sea suficiente para apoyar la presunción en contra de su uso como recurso reemplazable, la cual sí aplica a todos los humanos "normales". Esto es, debido a que los humanos son conscientes de sí mismos y tienen una previsión de futuro, es una tragedia que sean matados y Singer considera que deben ser protegidos con un cierto "derecho a la vida". Aunque Singer cree que los primates no humanos, los delfines, y los elefantes son similares a los humanos en lo que respecta a su nivel de conciencia, hay dudas sobre los otros animales y esto conduce a Singer a rechazar la noción de veganismo como un principio moral. Singer se describe a sí mismo como un "flexitariano", y defiende que se puede ser un "omnívoro consciente" como una "posición ética defendible" y señala que ser un vegano coherente es algo "fanático".

El enfoque abolicionista rechaza esa postura y mantiene que cualquier ser que es sintiente es un ser consciente en lo que se refiere al hecho de tener un interés en continuar existiendo, y que los humanos tenemos la obligación de no tratar a ese ser exclusivamente como un recurso, independientemente de cuán "humanitario" fuera el trato. Ninguna otra característica cognitiva más allá de la sintiencia es necesaria, y la posición de Singer de que sólo aquéllos con una conciencia parecida a la humana tienen un interés moralmente relevante en continuar existiendo es especista.

V.

Quinto, el enfoque abolicionista de los derechos animales rechaza el especismo porque, al igual que el racismo, el sexismo, el heterosexismo, y el clasismo, se basa en un criterio irrelevante [la especie] para despreciar y discriminar los intereses de unos seres sintientes. La oposición al especismo tiene sentido sólo como parte de una posición general en contra de todas las formas injustas de discriminación. Esto es, no podemos oponernos al especismo y decir que como activistas no tenemos una posición sobre las otras formas similares de discriminación. No podemos decir que rechazamos la especie como un criterio moralmente objetable para discriminar y despreciar los intereses de los no-humanos pero que no tenemos una posición sobre que la raza, el sexo, la orientación sexual sean criterios moralmente objetables cuando se trata de discriminar y despreciar los intereses humanos. Nuestra oposición al especismo requiere que nos opongamos a toda esa discriminación.

VI.

Sexto; el enfoque abolicionista incorpora el principio de la no-violencia y rechaza la violencia como un medio para conseguir justicia por los animales. El enfoque abolicionista ve el problema de la explotación animal como un problema de violencia y no ve la violencia como una solución al problema. Más aún, el enfoque abolicionista reconoce que cualquier activismo violento contra los explotadores institucionalizados es inevitablemente arbitrario en tanto que los consumidores de explotación animal no son diferentes a ellos.

20 de noviembre de 2013

Algunas reflexiones sobre Melissa Bachman y el león



Melissa Bachman, que es la presentadora de un programa de caza llamado Deadly Passion [Pasión Mortal], anunció el pasado 1 de noviembre en su página de Facebook que había matado a un león en Sudáfrica y publicó esta foto:



La respuesta fue extraordinaria. Según un reportaje: "Bachman se encontró recibiendo deseos de muerte e insultos obscenos así como críticas en Twitter, Yotube y otras redes sociales que la condenaban por sus jactanciosas escapadas de caza." Según otro reportaje: "Más de 250.000 personas han firmado una petición pidiendo a Sudáfrica que deniegue en el futuro la entrada de Melissa Bachman, una cazadora cuya foto posando sonriente junto a un león muerto ha provocado una considerable indignación."

Y, lo cual no sorprende a nadie, las grandes corporaciones bienestaristas están acelerando para crear una campaña de recaudación que incluye una petición para incluir a los leones como especie protegida según el Acta de Especies en Peligro en los Estados Unidos de América.

Yo publiqué una nota sobre esto en mi página de Facebook pero tuve que borrar los comentarios y cerrar la publicación debido a los comentarios violentos y horriblemente misóginos que se hicieron.

La gente está enfadada porque Bachman mató a un león innecesariamente. No había necesidad ni compulsión en ella para hacerlo. Ella no mató al león en defensa propia. Ella mató al león porque disfruta matando animales.

Y muchos de nosotros pensamos que eso es terrible; no creemos que debamos hacer sufrir y morir a los animales sólo porque obtengamos placer de ello.

¿O sí lo creemos?

Matamos y comemos a 56.000 millones de animales terrestes sin contar a los marinos. No hay necesidad ni compulsión. No necesitamos comer animales para tener una salud óptima y la ganadería es un desastre medioambiental.

La mejor justificación que tenemos para imponer sufrimiento y muerte a billones de animales, muchos de los cuales han tenido vidas más espantosas que la que tuvo el león que mató Bachmann, es que saben bien.

¿Por tanto qué es exactamente lo que distingue a quienes consumen animales de Bachman?

Se trata de una cuestión retórica: no hay distinción moral coherente entre ella y nosotros si consumimos animales. El hecho de que Bachmann mate "especies singulares" y que nosotros matemos pollos, cerdos, vacas y peces es completamente irrelevante.

El asunto Bachman no es diferente de la esquizofrencia moral que presenciamos en los casos de Michael Vick, Mitt Romney y Kisha Curtis.

El lado positivo es que cada vez que aparece uno de estos casos nos reafirmamos en nuestra creencia basada en la intuición moral de que es moralmente erróneo imponer sufrimiento o muerte a los animales sin una buena razón. Irónicamente, ya contamos con todo lo necesario para rechazar la explotación animal. Es sólo cuestión de darnos cuenta de que no hay una diferencia moralmente relevante entre disparar a un león por diversión y comer un filete porque te da placer. En ambos casos, hemos destruido una vida sin una buena razón.

Esperemos que estos episodios de esquizofrenia moral aporten la luz necesaria para que al menos algunos tomen la decisión de aplicar su moral a lo que introducen por su boca y se hagan veganos.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...