13 de diciembre de 2016
11 de diciembre de 2016
Una Muy Breve Introducción al Enfoque Abolicionista
[Hay disponible una casilla para activar los subtítulos en español en la zona inferior derecha de la pantalla]
29 de noviembre de 2016
Pensamiento del día: el veganismo como imperativo moral
Traducido de la página personal de Gary Francione
Si no eres vegan, por favor, hazte vegan. El veganismo se trata de la noviolencia. En primer lugar, se trata de la noviolencia hacia otros seres sensibles. Pero también se trata de la noviolencia hacia la tierra y la noviolencia hacia ti mismo.
Si los animales importan moralmente, el veganismo no es una opción, es una necesidad. Cualquier cosa que afirme ser un movimiento por los derechos de los animales debe dejar claro que el veganismo es un imperativo moral.
Abrazar el veganismo como un imperativo moral y abogar por el veganismo como un imperativo moral son, junto con el cuidado de los refugiados no humanos, los actos de activismo más importantes que puedes emprender.
Para más información sobre veganismo: queeselveganismo.com
19 de noviembre de 2016
¿Quieres ser un defensor de los derechos de los animales?
Es fácil. Ahí va todo lo que necesitas hacer:
1. Vuélvete vegano.
2. Edúcate acerca del veganismo abolicionista y dedica una parte del día —incluyendo una conversación breve con un amigo, un conocido o con alguien que te acabas de encontrar en una tienda— en educar a otros acerca del veganismo abolicionista de cualquier forma en la que te sientas cómodo.
3. Si tienes los recursos, adopta/acoge a un animal no humano de cualquier especie. Salvas la vida de alguien que valora su vida tanto como tú valoras la tuya, y eres recordado constantemente y de una forma profunda que alguien a quien quieres no es una cosa y no difiere de las personas no humanas que son explotadas cada segundo de cada día.
4. Nunca promuevas la explotación "humanitaria" o "feliz" y nunca promuevas la idea de que algunas formas de explotación son moralmente más aceptables que otras; esto es: que las pieles son peores que la lana.
Ahí lo tienes. Eres un defensor de los derechos de los animales. Ningún donativo es requerido.
14 de octubre de 2016
Todos los seres sintientes tienen un derecho básico y pre-legal: el derecho a no ser usado como la propiedad de otros
Los animales están clasificados como propiedad y son usados exclusivamente como recursos para los humanos. Aunque digamos considerar que los animales tienen un valor moral y no ser cosas, su estatus como propiedad implica que no tienen un valor moral; ellos sólo tienen un valor económico. Reconocemos que tratar a los humanos como propiedad es incoherente con reconocer a los humanos como miembros de la comunidad moral. Aceptamos como principio fundamental que los humanos, independientemente de sus características particulares, deben tener reconocido el derecho moral básico de no ser propiedad. Sobre este principio se fundamenta la condena universal contra la esclavitud humana.
No hay una manera de distinguir a los humanos de los no-humanos que pueda justificar la negación a los no-humanos sintientes del mismo derecho que reconocemos para los humanos. Todos los seres sintientes son iguales en lo que se refiere a no ser usados exclusivamente como recursos para los humanos. El Enfoque Abolicionista mantiene que todo uso de los animales —sin importar cuán supuestamente 'humanitario' fuera— es moralmente injustificado porque viola el derecho moral, pre-legal y moral de los seres sintientes de no ser usados como recursos de los humanos.
8 de septiembre de 2016
Por qué la existencia de mascotas es esencialmente inmoral
Nosotros usamos el término ´derechos animales´ en un sentido diferente, similar a la manera en que usamos el término ´derechos humanos´ cuando se trata de los intereses fundamentales de nuestra propia especie. Por ejemplo, si decimos que un humano tiene derecho a su vida, queremos decir que su interés fundamental en continuar viviendo debe ser protegido incluso si usarlo como donante no-consentido resultara en salvar las vidas de otros 10 humanos. Un derecho es una manera de proteger un interés; y lo protege independientemente de las consecuencias. La protección no es absoluta; se puede anular bajo determinada circunstancia. Pero la protección no puede ser derogada sólo por motivos consecuencialistas.
Los animales no humanos tienen el derecho moral a ser usados exclusivamente como recursos para los humanos, independientemente de que el trato sea "humanitario", e incluso si los humanos obtienen consecuencias beneficiosas al tratar a los no-humanos exclusivamente como recursos.
Cuando hablamos de derechos animales, estamos hablando principalmente de un derecho: el derecho a no ser propiedad. La razón para esto es que si los animales importan moralmente —si los animales no son simples cosas— entonces no pueden ser considerados propiedades. Si son considerados propiedades, entonces sólo pueden ser tratados como cosas. Pensemos sobre esto en el contexto humano. Todos estamos en general de acuerdo en que todos los humanos, independientemente de sus características particulares, tienen el derecho fundamental y pre-legal de no ser tratado como una propiedad. Todos rechamos que los humanos sean esclavos. Esto no significa que la esclavitud humana no exista. Existe. Pero nadie la defiende.
La razón por la que rechazamos la esclavitud es porque un humano que sea esclavo no puede ser entonces tratado como una persona, debido a que ser un esclavo significa que ya no es miembro de la comunidad moral. Todos los intereses que tenga el humano esclavizado pueden ser evaluados por otro —el propietario— quien puede elegir valorar al esclavo como un miembro de la familia, o puede limitarse a proporcionarle el sustento mínimo y al mismo tiempo tratar horriblemente al esclavo. Los intereses básicos del esclavo pueden ser ignorados.
Hubo muchas leyes que proponían regular la esclavitud humana basada en la raza tanto en los Estados Unidos como en el Reino Unido. Estas leyes no eran efectivas porque las leyes regulacionistas sólo son relevantes cuando hay un conflicto entre el esclavo y el esclavista. Y si el interés del propietario esclavista no prevale sustancialmente entonces la institución de la esclavitud no puede perdurar. No puede haber un desafío significativo al ejercicio de los derechos de propiedad del esclavista.
En la medida en que las medidas de bienestar animal incrementan los costes de producción, este aumento es por general muy pequeño —por ejemplo, pasar de las jaulas convencionales de batería a las jaulas "enriquecidas" en la Unión Europea— y no suele afectar a la demanda general del producto debido a la elasticidad de la demanda. En todo caso, sin importa cuán "humanitariamente" son tratados los animales, ellos siguen estando sometidos a un trato que, si fueran humanos, lo calificaríamos de tortura. No existe tal cosa como una explotación "feliz".
Aunque el derecho a no ser propiedad es un derecho negativo, y no conlleva ningún derecho positivo que los no-humanos puedan tener, el reconocimiento de un derecho negativo tendría el efecto de requerirnos, como una cuestión de obligación moral, que rechacemos toda la explotación institucionalizada, lo cual asume necesariamente que los animales no son cosas que nosotros podamos usar y matar para nuestros propósitos.
Vamos a realizar una pausa aquí y señalar que, aunque lo que decimos puede parecer muy radical, en realidad no lo es. De hecho, nuestra moralidad convencional acerca de los animales nos conduciría a la misma conclusión sin necesidad de aceptar la noción de derechos.
La moralidad convencional acerca de los animales dice que es moralmente aceptable para los humanos usar y matar animales pero que no debemos imponerles sufrimiento y muerte innecesariamente. Sin embargo, podemos comprender que el concepto de necesidad en este contexto no puede ser entendido como algo que acepte cualquier sufrimiento o muerte por propósitos frívolos. Podemos comprobar esto en contextos particulares. Por ejemplo; mucha gente todavía está resentida con el jugador de fútbol americano Michael Vick, que fue encontrado culpable de organizar peleas de perros en el año 2007. ¿Por qué seguimos todavía resentidos con Vick casi una década después? La respuesta es clara: reconocemos que lo que hizo Vick estaba mal porque su única justificación era que obtenía placer o diversión haciendo daño a los perros, pero su placer o diversión no sirven como justificación.
Mucha gente —quizás la mayoría— rechaza las peleas de perros, e incluso la mayoría de conservadores en el Reino Unido se oponen a la caza del zorro. ¿Por qué? Porque estos deportes sangrientos infligen sufrimiento y muerte a los animales no humanos. Nadie sugiere que Vick sería menos culpable si hubiera organizado peleas de perros "humanitarias". Nadie que se oponga a los deportes sangrientos propone que se hagan de forma más humanitaria ya que siempre implican sufrimiento innecesario. Todos los opositores a estas actividades promueven su abolición, porque son actividades inmorales, sin importar el modo en que sean realizadas.
El problema es que el 99.999 por ciento de nuestros usos de animales no humanos son moralmente indistinguibles de aquellas actividades que un abrumador número de nosotros rechazamos.
El uso numéricamente mayor es el uso de animales para comida. Matamos a 60.000 millones de animales para comida anualmente, y esto no contabiliza el número incluso mayor —estimado a la baja en cerca de un millón de millones— de animales marinos. No necesitamos comer animales para tener una salud óptima. De hecho, un número creciente de profesionales y autoridades de la salud, incluyendo el National Institutes of Health, American Heart Association, British National Health Service, y British Dietetic Association han declarado que una dieta vegana bien planificada puede ser tan nutritiva como una una dieta que incluya productos de origen animal. Algunas autoridades han ido más allá para afirmar que una dieta vegana puede ser más saludable que la dieta tradicional. En todo caso, ya no resulta creíble decir que necesitamos comer productos de origen animal por razones de salud. Y la ganadería es un desastre ecológico.
Consumimos productos de origen animal porque nos gusta su sabor. En otras palabras, no somos diferentes de Michael Vick, excepto por el hecho de que pagamos a otros para que inflijan daño en lugar de hacerlo nosotros mismos. Y nuestros usos de animales para entretenimiento y deporte son, por definición, innecesarios. El único uso de animales que no es obviamente frívolo es el uso de animales en la investigación para encontrar la cura de enfermedades. Nosotros rechazamos la vivisección como moralmente injustificable incluso si fuera necesaria —un adjetivo que consideramos problemático desde el punto de vista empírico— pero la moralidad de la vivisección requiere un análisis más matizado que el uso de animales para comida, vestimenta, entretenimiento y otros fines. Prácticamente todos nuestros usos de animales pueden ser vistos como inmorales de acuerdo a nuestra moralidad convencional.
Lo importante es que tanto si asumes una posición de derechos animales, y reconoces que los animales tienen un derecho pre-legal a no ser propiedad, como si permaneces en la moralidad convencional, el resultado es el mismo: básicamente todos nuestros usos de animales deben ser abolidos.
Decir que un animal tiene un derecho a no ser usado como propiedad es simplemente decir que tenemos la obligación moral de no usar a los animales como cosas, incluso si nos beneficiara el hacerlo. Respecto de los animales domesticados, esto significa que debemos dejar de traerlos al mundo. Tenemos la obligación moral de cuidar de aquellos sujetos de derechos que ya están aquí. Pero tenemos la obligación de no traer a ninguno más a la existencia.
Y esto incluye a los perros, gatos y otros no-humanos que nos sirven de "compañeros".
Nosotros tratamos a nuestros seis perros como miembros de nuestra familia. La ley protege esta decisión porque nosotros valoramos nuestra propiedad como queremos. Pero, sin embargo, nosotros podríamos elegir usarlos como perros guardianes y tenerlos fuera de casa continuamente sin ninguna clase de contacto afectuoso con ellos. Nosotros podríamos llevarlos ahora mismo a una perrera en la que serían matados si no encuentran adoptantes, o podríamos llevarlos al veterinario para que los matara. La ley protege todas esas decisiones también. Nosotros somos los propietarios. Ellos son la propiedad. Nos pertenecen.
La realidad es que en los Estados Unidos, la mayoría de perros y gatos no terminan sus vidas en hogares amorosos. Ellos gozan de un hogar durante un corto periodo de tiempo antes de ser traspasados a otro propietarios, llevados a una perrera, abandonados o matados.
Alguien podrían responder que está en desacuerdo también con todo esto, y que deberíamos prohibir a la gente matar animales excepto en casos de eutanasia —cuando se trata de enfermedades terminales— y que debemos prohibir a los refugios que maten animales excepto cuando fuera en beneficio del propio animal.
Esa posición se encuentra muy próxima al abolicionismo sobre el estatus de los animales como propiedad y requiere que los animales sean tratados de una manera muy parecida a como tratamos a los niños humanos. ¿Seguiría siendo aceptable que criemos animales no humanos para servirnos de compañía?
Nuestra respuesta sigue siendo un rotundo no.
Dejando a un lado que la dificultad en el desarrollo de estándares generales sobre lo que constituiría tratar a los no-humanos como "miembros de la familia", y todo lo que esto conllevaría, lo convierte en algo casi imposible a nivel práctico, esta posición falla en reconocer que la domesticación en sí misma presenta un serio problema moral independientemente de la manera en que los no-humanos sean tratados.
Los animales domesticados son completamente dependientes de los humanos, quienes controlan cada aspecto de su vida. A diferencia de los niños, que algún día se podrán convertir en individuos autonómos, los no-humanos no podrán. Éste es el punto central de la domestación —queremos animales domesticados que dependan de nosotros. Ellos permanecen indefinidamente en un lugar de vulnerabilidad, dependiendo de nosotros para todo lo que es relevante para ellos. Los hemos criado para ser complacientes y serviles, y tener características que nos agraden, incluso aunque dichas características sean dañinas para los propios animales. Nosotros podemos hacerles felices en cierto sentido, pero la relación no tiene nada de "natural" ni de "normal". Ellos no pertenecen a nuestro mundo, independientemente del modo en que los tratemos. Esto es cierto para todos los no-humanos domesticados. Ellos son perpetuamente dependientes de nosotros. Controlamos sus vidas para siempre. Ellos son en verdad nuestros animales esclavos. Algunos de nosotros podríamos ser amos benévolos, pero no podríamos ser nada más que eso.
Hay otra posición como es el caso de Sue Donaldson y Will Kymlicka, cuyo libro Zoopolis [2011] afirma que los humanos son dependientes unos de otros, y por tanto se pregunta ¿qué tiene de malo que los animales sean dependientes de nosotros? Las relaciones humanas pueden implica interdependencia o dependencia mutua, pero esta dependencia en cualquier caso opera sobre la base de la elección, o es el reflejo de decisiones sociales sobre el cuidado de los miembros vulnerables de la sociedad que están vinculados entre sí y protegidos por los complejos aspectos del contrato social. Además, la naturaleza de la dependencia humana no despoja a los dependientes de los derechos básicos que pueden ser vindicados en caso de que la dependencia derive en dañina.
También encontramos la posición que replica que los perros, gatos, y otras "mascotas", tienen derecho a reproducirse. Esta posición nos conduce a continuar reproduciendo sin límite e indefinidamente, en tanto que no podemos limitar ningún derecho reproductivo a las "mascotas". Quienes están preocupados porque la abolición de la domesticación significaría una pérdida de la diversidad de especies deberían saber que los animales domesticados han sido creados mediante cría selectiva y confinamiento.
Algunas voces críticas han señalado que nuestra postura sólo se preocupa por el derecho negativo a no ser usado como propiedad y no explica qué derechos positivos podrían tener los animales. Esta observación es correcta, pero toda la domesticación terminaría si reconociéramos un derecho —el derecho a no ser propiedad. Estaríamos obligados a cuidar de que aquellos animales domesticados que existen en el presente, pero no traeríamos ninguno más a la existencia.
Si todos reconocemos la personalidad de los no-humanos, todavía tendríamos que pensar acerca de los derechos de los animales no-domesticados que viven entre nosotros y en zonas no urbanizadas. Pero si nos preocupamos lo suficiente por no comer, vestir ni usar en ninguna forma a los no-humanos domesticados, sin duda podremos determinar cuáles derechos positivos deberían tener. Lo más importante es que reconocemos el derecho negativo de los animales a no ser usados como propiedad. Esto nos conduce a abolir toda la explotación institucionalizada que supone cosificar y controlar a los animales por parte de los humanos.
Nosotros amamos a nuestros perros, pero reconocemos que, si el mundo va a ser más justo y equitativo, no debería haber mascotas, no debería haber prados repletos de ovejas, ni establos con cerdos, vacas o gallinas. No habría acuarios ni zoos.
Si los animales importan moralmente, debemos reexaminar todos los aspectos de nuestra relación con ellos. El asunto que debemos afrontar no es si nuestra explotación sobre los animales es "humanitaria" —estableciendo así una complicidad con las prácticas de la industria que utiliza a los animales— sino más bien cómo podemos justificar que los utilicemos.
27 de agosto de 2016
Acerca del reducetarianismo
Quienes promueven el "reducetarianismo" rechazan promover la idea de que la gente está obligada a ser vegana y, en su lugar, le dicen a la gente que pueden satisfacer sus obligaciones morales reduciendo el consumo de carne. Esto es como decir que rechazamos promover que estamos moralmente obligados a detener toda clase de violencia sexual contra las mujeres y le decimos a la gente que pueden satisfacer sus obligaciones morales reduciendo la violencia contra las mujeres. Aunque menos violencia contra las mujeres fuera mejor que más violencia, nadie puede aceptar que es moralmente correcto defender una campaña a favor de la violación "humanitaria".
Además, como cuestión práctica, la posición reducetariana —que dice que debemos promover la reducción de la explotación en lugar de promover la abolición de la explotación— es absurda. Piensen sobre ello: si alguien se preocupa por los animales y escucha el mensaje vegano pero no quiere hacerse vegano, seguramente decidirá reducir su consumo de carne por iniciativa propia y consumir menos productos animales. Esto es, si alguien piensa: "Sí, es verdad que no deberíamos explotar a los animales pero no me voy a hacer vegano todavía", seguramente esa persona reducirá su consumo de productos animales. Pero los animalistas que se toman en serio los derechos de los animales nunca deberían promover la reducción del consumo de animales como una alternativa al veganismo en lo que se refiere a nuestras obligaciones morales. Esto provocaría que la gente nunca se hiciera vegana.
1 de agosto de 2016
Si Los Animales Importan Moralmente, No Podemos Tratarlos Como Recursos
Mi posición es que si los animales importan moralmente —y me parece que la mayoría de la gente cree que ellos importan moralmente— entonces deben tener reconocido al menos un derecho: el derecho a no ser usados exclusivamente como recursos de los humanos. El derecho a no ser propiedad.
Si el interés en no ser propiedad no es protegido por un derecho, entonces el interés será ignorado cuando hacerlo conlleve un beneficio. Lo reconocemos así cuando se trata de seres humanos. Protegemos mediante un derecho el interés que los humanos tienen en no ser esclavos. Reconocemos que si los humanos van a ser miembros de la comunidad moral, ellos deben tener el derecho a no ser esclavos. Si son esclavos, están fuera de la comunidad moral. Son cosas y no personas.
Veganismo significa que no comemos, vestimos, o usamos a los animales en ninguna forma.
Como abolicionista, promuevo que el veganismo es una base moral o un imperativo moral y que es la única respuesta racional al reconocimiento de que los animales tienen un valor moral. Si los animales importan moralmente, entonces no podemos tratarlos como recursos ni comerlos o utilizarlos en general. Del mismo modo que alguien que promueva la abolición de la esclavitud humana no debe poseer esclavos, un abolicionista de la esclavitud animal no debe consumir productos de la explotación animal. A mi modo de ver, el veganismo es una cuestión de justicia básica.
Promover el veganismo como un principio fundamental de justicia no es algo que requiera grandes y acaudaladas organizaciones corporativas ni "líderes". Es algo que todos podemos hacer y debemos hacer como un movimiento de base. Cada uno de nosotros debe ser un líder.
Permíteme señalar que no hay diferencia entre la carne y los demás productos animales. Los animales son usados para quitarles su leche y sus huevos y también son tratados de forma horrible y terminan en el mismo matadero que los animales utilizados para carne. Si no comes carne pero consumes lácteos y huevos, estás directamente siendo responsable del sufrimiento y la muerte de esos animales.
Tu visión sobre los derechos animales, en particular tus ideas sobre el bienestar animal, ha sido criticada por algunos sectores del movimiento animalista, que dicen que el bienestar animal proporciona cierta protección a los animales hasta que sean reconocidos sus derechos. ¿Cómo respondes a esta crítica?
El bienestar animal es problemático tanto por razones morales como prácticas.
Desde una perspectiva moral, si el uso de animales no puede ser moralmente justificado, entonces es moralmente erróneo promover una explotación supuestamente "humanitaria". Pensemos sobre ello en el contexto humano. Si la esclavitud es errónea, entonces promover una esclavitud "humanitaria" no es la respuesta. La única solución moralmente aceptable es promover la abolición de la esclavitud.
Desde una perspectiva práctica, debido a que los animales son propiedad, y debido a que cuesta dinero proteger sus intereses, por lo general protegemos los intereses de los animales sólo cuando obtenemos un beneficio económico de ello. Por ejemplo, tenemos leyes que requieren que los animales sean aturdidos en el momento de la matanza porque los animales que no son aturdidos pueden herir a los matarifes o pueden provocarse heridas que dañen la calidad de la carne. Esas heridas conllevan un perjuicio económico. En su mayor parte, las reformas bienestaristas hacen que la explotación animal sea más eficiente. Se trata de medidas que, en su mayor parte, la industria acabaría adoptando por sí misma porque le beneficia a su actividad.
Según yo lo veo, la principal finalidad de las medidas de bienestar animal es conseguir que los humanos se sientan mejor mientras continúan explotando animales.
¿Piensas que la sociedad humana estaría ya receptiva a la idea de la personalidad animal, lo cual supondría reconocer que los animales tienen derechos básicos a la vida y la libertad?
Por supuesto. Pienso que la mayoría de la gente ya acepta la idea de que los no-humanos no son cosas y son seres que tienen valor moral. La mayoría acepta que está mal infligir sufrimiento innecesario a los animales no humanos. La mayoría se indigna cuando oye casos sobre "crueldad animal" precisamente porque se oponen al sufrimiento innecesario.
El desafío consiste en hacerles ver que si no son veganos entonces no son moralmente diferentes de los "abusadores" que critican. No es necesario comer productos animales para tener una buena salud. De hecho, la corriente principal de los profesionales de la salud está reconociendo progresivamente que los productos animales son perjudiciales para la salud humana. La mejor justificación que tenemos para infligir sufrimiento y muerte a miles de millones de animales terrestres, y a billones de animales marinos, es que saben bien. No es una justificación mejor que decir que el placer de ver una corrida de toros justifica la tauromaquia.
La inteligencia y cognición humana pueden ser relevantes para determinados propósitos, pero no son relevantes para el derecho básico de no ser usado como propiedad. En lo que concierne a este derecho, no hay diferencia entre un chimpancé y un ratón. No debemos usar a ninguno como un recurso.
De nuevo, pensemos sobre ello en el contexto humano. Hay importantes diferencias entre un humano que es brillante y un humano que tiene una discapacidad mental severa. Esas diferencias serían relevantes para determinados propósitos, pero no debemos utilizar a ninguno de los dos como donante forzoso de órganos o como un sujeto empleado para experimentos biomédicos sin su consentimiento.
¿Entonces si no es mediante cambios progresivos, como el de reconocer a los animales de una determinada especie como personas con derechos, cómo podemos lograr la abolición de la explotación animal?
¿Cómo te hizo sentir la muerte de Harambe el gorila? ¿Piensas que matarlo fue inevitable y que el zoo no tuvo otra opción?
Un niño cae dentro del foso. El gorila era parte de la propiedad. Si Harambe hubiera herido al niño, la repercusión legal sobre el zoo habría sido astronómica. Así que no me sorprende que mataran a Harambe. Me opongo a los zoos. Y aunque pienso que fue una tragedia que mataran a Harambe, esto no es más trágico que la muerte de millones de animales matados cada día para servir de comida. No hay diferencia moral entre Harambe y el pollo sin nombre que la gente comió anoche para cenar.
¿En qué estás trabajando en este momento?
Anna Charlton, la co-autora de «Come Con Conciencia», y yo estamos trabajando en un manual sobre activismo abolicionista vegano.
Que amar a los animales no es coherente con hacerles daño. Si amas a los animales —si crees que los animales importan moralmente— entonces dejas de participar directamente en la explotación de animales, puesto que es moralmente errónea. !Hazte vegano!
26 de julio de 2016
Los Derechos Animales y la Analogía con la Esclavitud y la Violación
6 de julio de 2016
Sugerencias para el activismo: juzga los actos; no a los individuos
Así que asegurémonos de que la persona con la que hablamos comprende que nos estamos enfocando en la inmoralidad de la explotación animal como práctica institucionalizada y que no estamos juzgando a esta persona como individuo. Abordemos a esa persona como alguien que no conoce las cuestiones implicadas en la ética de nuestra relación con los animales y a la que debemos educar —pero no juzgar.
Por otro lado, debemos ser muy claros en que el veganismo es un imperativo moral. Esto es, si los animales tienen valor moral —y no son meras cosas— entonces nuestra obligación moral es no comerlos, no usarlos para vestimenta, y no usarlos en general. Cualquier cosa menos que esto representa continuar participando directamente en la explotación animal.
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Si no eres vegano, por favor, sé vegano. Veganismo es acerca de la noviolencia. Primero, y sobre todo, es acerca de la noviolencia sobre otros seres sintientes. Pero también es acerca de la noviolencia sobre la tierra y sobre uno mismo.
Si los animales importan moralmente, el veganismo no es una opción —es una elección. Cualquier iniciativa que pretenda ser parte de un movimiento por los derechos de los animales debe dejar claro que el veganismo es un imperativo moral.
1 de junio de 2016
El especismo de los "enfoques plurales"
Traducido del blog personal de Gary Francione