Según esta noticia:
«Una declaración pública del Ministerio del Medio Ambiente y Bosques de la India, cuya máxima autoridad es Jayanthi Natarajan, anuncio hace unos días que queda prohibido el cautiverio de delfines para fines de espectáculos. O sea, que estos mamíferos no pueden ser usufructo de la diversión humana a costa de su bienestar.
Las muchas similitudes del delfín con el humano han aumentado más la piedad sobre esta maravillosa especie que hace mucho dejó de ser para gran parte de la sociedad un simple recurso marino.
El Ministerio del Ambiente de la India declaró que: “Los cetáceos en general son muy inteligentes y sensibles, y varios científicos que han investigado el comportamiento de los delfines han sugerido que la inusualmente alta inteligencia, en comparación con otros animales, significa que los delfines se deben considerar como “personas no humanas” y como tal deben tener sus derechos específicos, además de que “es moralmente inaceptable” mantenerlos en cautiverio para fines de entretenimiento“.»
Desde ayer he recibido un importante número de mensajes preguntándome acerca de esta noticia.
Primero, quiero hacer referencia a mi ensayo «Nuestra Hipocresía», que escribí para la publicación The New Scientist en junio de 2005.
También discuto estas ideas en un ensayo más extenso «Tomando La Sintiencia En Serio» que publiqué originalmente en 2006 y republiqué como capítulo 3 en mi libro, «Animals as Persons: Essays on the Abolition of Animal Exploitation». [ver: «Animales, ¿Propiedad o personas?»]
Segundo, enfatizaría que aunque Bentham identificó correctamente la sintiencia como la única característica requerida para la significancia moral, también cometió un error significativo. Creyó que a los animales no les importaba que los utilizaran sino sólo cómo los trataran y mataran. Según Bentham, los animales viven en el presente y no son conscientes de lo que pierden cuando nosotros tomamos sus vidas. Si los matamos y comemos, “nos sentimos mejor por ello, y ellos no se sienten nunca peor. No tienen ninguna de esas prolongadas expectativas de desgracias futuras que tenemos nosotros”.
Segundo, enfatizaría que aunque Bentham identificó correctamente la sintiencia como la única característica requerida para la significancia moral, también cometió un error significativo. Creyó que a los animales no les importaba que los utilizaran sino sólo cómo los trataran y mataran. Según Bentham, los animales viven en el presente y no son conscientes de lo que pierden cuando nosotros tomamos sus vidas. Si los matamos y comemos, “nos sentimos mejor por ello, y ellos no se sienten nunca peor. No tienen ninguna de esas prolongadas expectativas de desgracias futuras que tenemos nosotros”.
Los ecos de las opiniones de Bentham persisten en el pensamiento de muchos animalistas, tales como Peter Singer, quien declaraba en esta entrevista:
«Podrían decir que está mal matar a un ser, cuando es un ser sintiente o consciente. Pero entonces tendrían que decir que es tan errada matar a un pollo o a un ratón como lo sería matarlos a ustedes o a mí. Yo no puedo aceptar esa idea. Puede que ambas cosas sean igualmente erradas, pero matan millones de pollos cada día. No puedo pensar que esto sea una tragedia de la misma escala que millones de humanos siendo asesinados. ¿Qué es diferente acerca de los humanos? Los humanos son seres previsores, y tienen expectativas y deseos para el futuro. Esta parece ser una respuesta plausible para la pregunta de por qué es tan trágico cuando mueren los humanos.» [Indystar.com, 8 de marzo de 2009]
«Para evitar infligir sufrimiento a los animales –sin mencionar los costos ambientales de la cría animal intensiva-, necesitamos reducir drásticamente los productos animales que consumimos. ¿Pero eso significa un mundo vegano? Esta es una solución, pero no necesariamente la única. Si es la provocación de sufrimiento lo que nos preocupa, más que la matanza, entonces puedo también imaginar un mundo en el que la gente coma mayormente alimentos vegetales, pero ocasionalmente se de el lujo de comer huevos de campo libre, o posiblemente incluso carne de animales que viven buenas vidas bajo condiciones naturales para sus especies y después se les mata humanitariamente en la granja.» [The Vegan, mayo de 2006]
En un ensayo reciente, “On Killing Animals,” publicado en The Point, argumenté que es el pensamiento de Bentham el que conduce, incluso a quienes dicen suscribir una posición de "derechos animales", a pensar que matar perros y gatos sanos puede considerarse moralmente aceptable.
Este punto de vista ─que el interés en continuar viviendo depende de tener una autoconciencia similar a la humana─ es precisamente el tipo de pensamiento que ha conducido a la posición de que, aunque todos los animales sintientes tienen un interés en no sufrir que cuenta moralmente, sólo algunos animales tienen un interés en no ser usados en absoluto o matados para fines humanos.
Creo que el enfoque de las "mentes similares", que sirve como fundación del movimiento de la explotación "feliz", que actualmente está dominando el movimiento animalista, es muy erróneo y debe ser rechazado a favor de la posición de que la sintiencia es suficiente para fundamentar la obligación de no tratar a un ser sintiente exclusivamente como un medio para un fin, sin importar cuán "humanitario" pueda ser el trato que le demos.