Desafortunadamente, hay personas que se identifican a sí mismas como "defensores de los animales", y que afirman que la solución al problema de la explotación animal es la violencia.
Algunas de ellas realmente cometieron actos de violencia contra los explotadores institucionalizados. Otras incitan a cometer actos de violencia, clamando para que las personas usen la “intimidación” contra los explotadores de animales o los dejen “temerosos” de una violencia en represalia.
Dejando de lado los aspectos morales/espirituales de la violencia, aquéllos que promueven la violencia están profundamente confundidos acerca de las bases económicas de la explotación animal. Los usuarios institucionales se involucran en la explotación animal porque el público la demanda. Los usuarios institucionales, en su mayor parte, son indiferentes a estar vendiendo bistecs o bananas. Ellos pondrán su capital donde sea que consigan el mejor retorno.
La mayoría de las personas consideran el uso de los animales como “normal”, en el mismo sentido en que respirar y beber agua son considerados como “normales.” Ellas demandan productos animales. Si ustedes destruyen diez mataderos hoy, dado que la demanda continúa, serán construidos diez mataderos más, o los diez existentes expandirán la producción —y probablemente harán la producción económicamente más eficiente. Si ustedes cierran un proveedor de animales para vivisección, y el público continúa apoyando la vivisección, lo que claramente hace, entonces otro proveedor aparecerá. Así que, como cuestión puramente práctica, la violencia es una estrategia que no puede funcionar.
Mientras que el uso de los animales sea considerado como normal y no suscite una cuestión moral fundamental, nada cambiará. Pero nosotros no vamos a conseguir que las personas piensen acerca del uso de los animales a través de la intimidación, el miedo y los actos de violencia. Para ser efectiva, la educación nunca puede ser violenta; nunca puede tratar de intimidar o hacer que las personas tengan miedo. Ésta tiene que abrir sus corazones y sus mentes. La estrategia no violenta no es nada pasiva; involucra nuestro trabajo activa, constante y creativamente para cambiar un paradigma fundamental —la noción de que los animales son cosas, recursos, propiedad; que ellos son exclusivamente medios para fines humanos.
Y queda claro que nuestros esfuerzos para educar están funcionando. Está emergiendo un diálogo acerca del uso de los animales, que va más allá de las cuestiones del tratamiento “humanitario”. Hay un constante flujo de historias acerca de cómo las personas están volviéndose cada vez más conscientes acerca de la esquizofrenia moral que caracteriza las relaciones entre humanos y no humanos.
Aquéllos que promueven la violencia no sólo están confundidos acerca de las cuestiones económicas básicas, sino que también están impidiendo ese progreso porque proveen un objetivo fácil que da a las personas una excusa para descartar el problema de la explotación animal. En este sentido, las personas pro-violencia son similares a aquéllos que promueven el sexismo.
¿Habría hecho Martin Luther King una campaña por los derechos civiles, afirmando “Prefiero andar desnudo que sentado en el fondo del ómnibus”?
Por supuesto que no.
¿Nos habrían King o Gandhi impulsado a “intimidar” a otros, y hacer que otros estén “temerosos” de llegar a ser víctimas de actos de violencia?
Por supuesto que no.
A veces, cuando veo algunas de las cosas que las personas pro-violencia dicen o hacen —o cuando veo un video con una mujer desnudándose “por los animales”— sacudo mi cabeza y me pregunto lo que las personas podrían hacer que fuera peor, en términos de conseguir que el público tome este tema seriamente. Verdaderamente, parece que esas personas están tratando de sabotear un cambio significativo.
Para una mayor discusión de estos temas, escuchen el Comentario que hice acerca del tema, o lean Un comentario acerca de la violencia, Acerca de la vivisección y la violencia , y Más acerca de la violencia y los Derechos Animales, todos los cuales están en este sitio.
También discuto la cuestión de la violencia en mi próximo libro, el cual escribí en coautoría con el Dr. Robert Garner, «The Animal Rights Debate: Abolition or Regulation?» el cual será publicado por la Columbia University Press en mayo del 2010.